Ingo NIEBEL
Colonia

La CDU se debate entre seguir el rumbo de Merkel o recalibrarse

La canciller alemana Angela Merkel, presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), ha sido la primera política en sacar conclusiones de la debacle electoral en Hesse: Dejará la presidencia del partido en diciembre. Abre así el debate sobre su sucesor y complica la situación de su socio de gobierno, el SPD.

El paso dado por la canciller, Angela Merkel, sorprende por el momento, pero no por el hecho. Que ésta iba a ser su última legislatura como canciller y presidenta de la CDU ya se veía venir después de las elecciones generales de 2017. Aunque su partido volvió a ganar, el 33% de los votos marca el peor resultado en 70 años. Después de las fracasadas negociaciones con los liberales (FDP) y los ecologistas Verdes, Merkel se vio forzada a una tercera Gran Coalición, la «GroKo», aunque el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) quería haberse refundado en la oposición.

Nada menos que su socio político, el ministro federal de Interior, Construcción y Patria y jefe de la Unión Social Cristiana (CSU), Horst Seehofer, le ha causado dos graves crisis de gobierno por motivos personales, electoralistas e intereses partidistas. Merkel no cayó en sus provocaciones. Su pasividad respondía a una táctica bien pensada, pero también dio la impresión de pérdida de liderazgo.

Antes de que la CSU perdiera el 10% de los votos en los comicios bávaros y, con ello, su sacrosanta mayoría absoluta, la CDU ya había empezado a independizarse de su presidenta, eligiendo a Ralph Brinkhaus como jefe del grupo parlamentario, en contra del candidato de Merkel.

Aún así, la canciller dejó caer que se presentaría de nuevo como candidata a presidir la CDU ya que, según ella, la canciller y la jefa de partido tenían que ser la misma persona. Ahora con su giro de 180 grados responde a las críticas internas después de la debacle electoral de Hesse, en la que su partido perdió más del 11% de los votos. Sus críticos exigían que separara la Cancillería de la presidencia del partido.

Ahora aflora el debate sobre su sucesión barajando cuatro nombres. La secretaria general y su persona de confianza, Annegret Kramp-Karrenbauer, muestra interés, como también el ministropresidente de Renania del Norte-Westfalia y jefe del comité regional más poderoso, Armin Laschet. Ambos representan al ala liberal de la CDU. Los conservadores salen con el ministro federal de Sanidad, Jens Spahn, y el ex jefe del grupo parlamentario y rival de Merkel, Friedrich Merz.

La CDU se halla ante la cuestión estratégica de seguir el rumbo de la saliente presidenta o de recalibrarse retornando hacia la derecha, pero marcando distancias respecto a la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD). Ante todo, tendrá que presentar un proyecto político coherente ya que Merkel prefiere administrar problemas antes que ofrecer soluciones.

El SPD responsabiliza a la discusión entre CDU y CSU de que en su ex-feudo Hesse haya quedado como tercera fuerza (19%), detrás de la CDU y de los Verdes por solo 94 votos. Su presidenta, Andrea Nahles, exige a la «GroKo» que cumpla varios proyectos hasta el verano de 2019 para que su partido siga en ella.

Su ala izquierda le exige que deje el bipartito «ya», antes de hundirse definitivamente. Si el SPD está en la «GroKo» es por Merkel, no por neoliberales como Spahn y Merz.

Así que la nueva «hoja de ruta» de Nahles muestra una vez más que no está a la altura de las circunstancias.

Mientras tanto, los Verdes ecologistas están contentos de haber adelantado por segunda vez en dos semanas al SPD, quedando como el número dos detrás de la CDU. En Hesse podrán seguir gobernando con la CDU o desbancar a su socia con un tripartito con el SPD y el FDP.

Los Verdes se han ganado la fama de ser un partido «burgués y moderno» capaz de captar más votos a la CDU que la AfD. Con el 13% de los votos y su presencia ahora en los 16 parlamentos regionales, la AfD ha culminado este ciclo de consolidación.

Ahora tendrá que mostrar que no ha llegado al tope de sus posibilidades, tal y como lo indican algunos sondeos y que es apta para gobernar en coalición o en solitario.

Die Linke ha subido un punto, al 6%, y espera que el SPD se reoriente para encontrarse en un proyecto político común.