Ibai AZPARREN

Después de la calma vino la tormenta

LA COMPARECENCIA DE IñIGO URKULLU ERA LA MÁS ESPERADA EN LA SALA SEGUNDA DEL SUPREMO. Y RESULTÓ, COMO ERA DE ESPERAR, DE UN TONO CALMADO Y CASI SOLEMNE. TAMBIÉN ERA DE ESPERAR QUE LOS SIGUIENTES TESTIMONIOS FUERAN ALGO MÁS VEHEMENTES, MÁS TENIENDO EN CUENTA QUE SE TRATABA DE LOS DE GABRIEL RUFIÁN Y ALBANO DANTE FACHÍN.

La expectación era máxima después de que la víspera, durante el testimonio de Mariano Rajoy, salieran a relucir tanto su nombre como el papel que jugó Urkullu como mediador, negociador, interceptor, enlace o quizá árbitro. Pero fueron Gabriel Rufían, diputado en el Congreso español por ERC, y Albano Dante Fachín, exportavoz de Catalunya Sí que es Pot, quienes dejaron para la galería varios momentos que alborotaron la sesión de ayer, hasta el punto de desquiciar al juez Marchena.

Rufián se llevó la primera reprimenda cuando anunció que contestaría a las preguntas de Vox pero añadiendo que le parece «una vergüenza» que forme parte de este juicio. «Usted no está aquí para hacer valoraciones», le replicó el juez.

El diputado republicano relató lo que vivió el 20 de setiembre de 2017. Declaró que llegó sin problemas a la puerta de la Conselleria de Economía y que después fue a merendar. «En una rebelión muy poca gente acostumbra irse a merendar», afirmó. Asimismo, subrayó no tener «ni pajolera idea de qué es la hoja de ruta» del procés, lo que suscitó alguna que otra carcajada, por lo que Marchena tuvo que alzar la voz: «Al final voy a desalojar la sala».

Dante Fachín protagonizó otro de los momentos de la jornada cuando el juez le preguntó sobre su profesión. «Precario», contestó. «¿Qué es precario?», repreguntó el presidente del tribunal, que confundió el nombre del testigo y lo llamó “Falciani”. Interrogado por la defensa de Cuixart en relación a la concentración del 20S, Dante Fachín recordó que cuando llegó a las puertas de Economía vio que «había 20 periodistas encima de los coches de la Guardia Civil» y que se fue directamente a la puerta del edificio. Una vez allí, dijo, su preocupación era no molestar a los agentes con el humo de su cigarrillo.

Después llegó el turno de Ada Colau, quien aseguró que se le «parte el alma» al ver a Cuixart y al resto de acusados en prisión preventiva. «Si por el 1 de octubre están aquí, deberíamos estar millones», añadió la alcaldesa de Barcelona.

Llamado a declarar por la defensa de Forn, el que era ministro de Interior durante aquel otoño caliente en Catalunya, Juan Ignacio Zoido, arrancó calificando de «proporcionada» la actuación policial durante el 1-O, lo que, nuevamente, provocó risas. «¿Qué hubiera sucedido si no se hubiera alentado el referéndum?», se preguntó. Lo que se preguntaron en la sala de prensa es por qué Zoido aseguró bajo juramento que los gritos de «a por ellos» venían de «gente de fuera, no de policías» cuando existen vídeos en los que se ve y escucha a agentes cantarlo.