Iker BIZKARGUENAGA

El «efecto Sánchez» se nota en Araba y, sobre todo, Nafarroa

Puede decirse que en las elecciones del domingo el PSOE volvió a las posiciones anteriores al gran bajón que sufrió en 2015, cuando la potente irrupción de Podemos y el desgaste propio condujeron al partido de Pedro Sánchez a cosechar los peores resultados de su historia

Puede decirse que en las elecciones del domingo el PSOE volvió a las posiciones anteriores al gran bajón que sufrió en 2015, cuando la potente irrupción de Podemos y el desgaste propio condujeron al partido de Pedro Sánchez a cosechar los peores resultados de su historia. Paradójicamente, cuatro años más tarde el tirón de un secretario general que se ha reinventado a sí mismo y el rápido declive de la formación morada han revertido el derrumbe anterior.

Sin embargo, el repunte logrado por el partido de la rosa no ha sido homogéneo en todos los herrialdes, y se ha dejado notar de forma más intensa en Araba y, sobre todo, en Nafarroa, donde María Chivite ha logrado ir incluso más allá y casi reeditar los resultados obtenidos en 2007, cuando el PSOE se hallaba en la cresta de la ola con José Luis Rodríguez Zapatero gobernando en La Moncloa. En aquella ocasión, el PSN sumó más de 74.000 votos, el 22% del total, y ocupó doce escaños en el Parlamento navarro, uno más de los que tendrá en esta próxima legislatura. Desde aquel año todo había sido caer, hasta anteayer.

Las elecciones al Congreso y al Senado ya indicaban que el PSN podría obtener unos buenos resultados, y aunque las 94.094 papeletas cosechadas hace tres semanas han quedado bastante lejos, la inercia positiva se ha mantenido hasta el punto de que Chivite se postula como alternativa a Javier Esparza para liderar el Ejecutivo navarro.

En Araba duplica sus junteros

La subida del PSOE también ha sido llamativa en Araba, donde la candidatura liderada por Cristina González ha logrado doblar el número de representantes en las Juntas Generales, pasando de los cinco obtenidos en 2015 a diez. Con casi 30.500 votos, deja muy atrás los paupérrimos resultados de hace cuatro años, cuando tocó suelo y sufrió una caída más acusada que en el resto de herrialdes. Los grupos que ahora componen Elkarrekin Podemos también lograron entonces en Araba sus mejores resultados y quizá por ese motivo la subida del PSE ha sido mayor.

González mejora asimismo los números obtenidos en 2011, pero hay que recordar que aquel año el PSE obtuvo los peores resultados en Araba hasta ese momento, quedando en cuarto lugar, por detrás del PP, el PNV y Bildu. Sólo el batacazo de 2015 logró amortiguar el eco de aquella sonora derrota, a causa de la cual el candidato, Txarli Prieto, dejó su escaño y dimitió de su cargo como secretario general del PSE de Araba poco después.

Y es que en la anterior cita electoral, en 2007, ese mismo candidato había logrado casi cuarenta mil votos, quedando prácticamente empatado con el PP y a punto de ser elegido diputado general. En aquella ocasión el apoderado de IU apoyó a Prieto, pero el jeltzale Xabier Agirre le ganó la mano gracias a los dos representantes de EA.

El domingo, González consiguió 5.500 votos y un apoderado más que en 2011, pero nueve mil papeletas y cuatro junteros menos que en 2007. No puede decirse por tanto que tuviera un resultado extraordinario.

En 2007 fue líder en Gipuzkoa

Gipuzkoa ha sido con diferencia el territorio donde el PSE se ha mantenido más estable en las tres últimas citas electorales. De hecho, en las de 2015 llegó a subir unos cuantos votos respecto a las anteriores pese a la entrada de Podemos, y aunque perdió un juntero apenas se dejó un punto porcentual. Pero esa estabilidad se ha mantenido también ahora, de forma que Denis Itxaso no ha podido rentabilizar la ola positiva del Estado como sí ha ocurrido en otros herrialdes. Con 62.850 votos mantiene el mismo número de representantes en las Juntas Generales, nueve, uno menos que en 2011.

Lejos quedan en todo caso los resultados obtenidos en 2007, cuando en un contexto marcado por la ilegalización de la izquierda abertzale el PSE fue la primera fuerza de Gipuzkoa con 76.868 votos y más de cinco mil de diferencia respecto al PNV. Pero en este tiempo los jeltzales casi han doblado sus votos y el partido de Itxaso tiene bastante asumido su papel secundario.

En Bizkaia, aun habiendo subido cuatro puntos, la lista comandada por Teresa Laespada no consigue desbancar a EH Bildu como segunda fuerza, aunque puede consolarse con haber sobrepasado a Elkarrekin Podemos, que hace cuatro años tuvo más votos, aunque un juntero menos. En el herrialde más poblado de Euskal Herria, donde ha contado con algunos de sus principales bastiones, sobre todo en Ezkerraldea, el PSE calca los resultados de 2011, al recabar algo más de 97.000 votos, aunque con un apoderado menos.

También quedan lejos en este caso los más de 129.000 apoyos logrados tanto en 2007 como en 2003, y mucho más los 157.000 de las elecciones forales de 1983. Aquello ocurrió en otro siglo.