Idoia ERASO
BIARRITZ
Entrevista
MARTIN HARRIAGUE
COREÓGRAFO Y BAILARÍN

Martin Harriague: «Como coreógrafo voy perdiendo el miedo a ser político en mis obras»

Nacido en Baiona, tras haber trabajado en las compañías extranjeras y ganar el Concurso de Jóvenes Coreógrafos Clásicos y Neo-Clasicos de Malandain Ballet Biarritz, esta compañía lo ha nombrado artista asociado, lo que conlleva la producción de algunas de sus coreografías, como «Fossile», que se estrenará el lunes en el festival Temps d’Aimer la Danse que empieza mañana en Biarritz.

Desde La Haya, en donde ultima los últimos detalles de la iluminación de “Fossile”, Martin Harriague responde a GARA, sobre su trayectoria como artista, sus futuros proyectos y la obra que presentará en el festival de danza más importante de Euskal Herria, el lunes en el Teatro del Casino a las 21.00.

En la presentación del festival le definen como el «niño prodigio» de Euskal Herria. ¿Qué tiene que decir sobre esto?

Creo que es porque empecé la danza tarde, a los 19 años. Tuve mucha suerte, empecé enviándole un email a Thierry Malandain, que me respondió muy amablemente. En aquel momento entré en el que era el Ballet Biarritz Junior, después gané el Concurso de Jóvenes Coreógrafos Clásicos y Neo-clásicos de Biarritz… son varios sucesos que muestran una cierta evolución.

En lo que respecta a ser vasco, nací en Baiona y ahora vivo en Angelu, aunque durante diez años me haya ido a los Países Bajos y a Israel. Sobre ser el “niño prodigio del País Vasco” diría que también he sido internacional, no he estado en muchos países, pero el hecho de haberme ido me ha enriquecido también.

Thierry Malandain le ha otorgado el título de artista asociado a la compañía de Biarritz. ¿Qué supone esto para usted?

Es una título francés creado por el Ministerio de Cultura, que me han otorgado tras haber ganado el concurso de Biarritz. Este título es una especie de formación, de los aspectos tanto artísticos, como administrativos o técnicos. También recibo una ayuda financiera, para la producción de obras como “Fossile” o “Sirènes” que presenté el año pasado. Estoy en Holanda, financiado en el marco de este nombramiento.

En algunas compañías se hace el nombramiento, se da la ayuda financiera al artista o a la compañía, y luego se las arreglan por su cuenta. En cambio aquí, el dinero lo gestiona Ballet Biarritz, con toda transparencia, permitiéndome así acceder también a formaciones, por ejemplo el año pasado estuve en La Haya para asistir a una formación sobre iluminación.

El lunes se estrenará «Fossile» en el marco del festival, una vez más de mano del Malandain Ballet Biarritz.

Sí, es una especie de continuación de “Sirènes”, se trata una vez más la cuestión medioambiental. Si en la primera hablaba del plástico, en esta obra también se trata el tema, pero sobre todo las energías fósiles, que se podrían definir como la fuente de los problemas medioambientales. Hoy en día utilizamos demasiadas energías fósiles, a pesar de que sabemos que es una de las causas de la contaminación, y del cambio climático.

Se presenta en forma de duo.

Sí, lo haremos Frida Dam Seidel y yo, trabajo con ella desde 2013, y ella ahora está también en el Ballet de Göteborg.

¿Qué lenguaje utilizan en el escenario?

Diría que se trata más de teatro físico que de danza pura. Bailamos juntos en contacto, es muy físico, técnico, es una manera de bailar que siempre me ha inspirado. También hay accesorios, y un decorado minimalista.

Estas últimas semanas ha estado terminando la preparación de esta nueva obra, y ahora se encuentra concretando los últimos detalles.

Estuve en la ciudad sueca de Göteborg la semana pasada para ensayar con Frida, y esta semana estoy en la sede de la productora Korzo. La obra está producida por el Ballet Biarritz, pero también por Korzo que es una productora de La Haya.

Korzo es un lugar muy inspirador, hay muchos nuevos creadores que reciben la ayuda de esta estructura, principalmente holandeses, pero han creado una red con Ballet Biarritz y otras estructuras europeas para hacer una especie de circuito, y permitir a los jóvenes creadores presentar sus obras en Europa.

Durante el festival, también va a ofrecer un taller en el Jardín Público de Biarritz, «Bailar con Martin Harriague».

La idea es familiarizarse con nuestro lenguaje físico, el de Frida y el mío. Dura tan solo media hora, es una pequeña introducción sobre las cualidades de expresión corporal. Haré un pequeño calentamiento y una pequeña frase de movimiento. En realidad no sé como irá, porque estamos en un parque, no en un estudio, así que no son las mismas sensaciones.

¿Cuáles son sus proyectos como coreógrafo y bailarín?

Voy a hacer una creación para el Ballet Biarritz para el 2021, antes haré una coreografía para Dantzaz de Errenteria para diez bailarines, también crearé una obra para el ballet de la Ópera de Avignon y otra para el Ballet del Teatro Nacional de Wiesbaden.

Entre todos estos compromisos también me voy a lanzar a crear un solo, para mí. En el resto de las obras solo seré coreógrafo, y esta será la última antes de finalizar mi carrera de bailarín. Será una especie de autobiografía, que también ofrecerá mi visión sobre el mundo de la danza, desde el punto de vista de un bailarín. Será una manera de decir adiós a los años de bailarín y abrirme a un nuevo camino solo como coreógrafo.

¿Qué relación tiene con la compañía Dantzaz?

Antes Dantzaz era el Ballet Biarritz Junior, así que conozco bien a la directora, ya que trabajé con ella como bailarín, y ahora lo hago como coreógrafo. Esta será la segunda vez que trabaje con ellos.

¿Qué coreografías suyas están siendo representadas?

El ballet de la Opera de Leipzig interpreta mi coreografía “America”, sobre Donald Trump.

¿A nivel personal, qué le aporta crear coreografías?

Es vital, más que un deseo, es una necesidad, igual que la comida o la bebida.

¿Ha sentido alguna evolución en su obra desde que empezó?

Empecé en Marsella en el 2008. Yo diría que todo cambia y nada cambia, por su puesto se aprenden técnicas, a definir un lenguaje coreográfico y escénico. Diría que tal vez la madurez, menos miedo. Es la danza que vive y hace vivir, el humor, el sarcasmo, y tal vez la crítica también. En “Fossile” también se puede percibir que el miedo a ser político, va desapareciendo con los años.