«Está preocupado», reconocía José Luis Mendilibar en referencia a Cote, a la conclusión del encuentro entre Villarreal y Eibar que cerró la Liga y del que el asturiano se retiró a los cincuenta minutos tras lesionarse la rodilla derecha. Y tenía razón en preocuparse porque los peores pronósticos se han confirmado: las pruebas a las que se ha sometido hoy han revelado que sufre la rotura del ligamento cruzado anterior y la rotura parcial del menisco interno de la rodilla derecha.
El jugador asturiano pasará por el quirófano en breve y afrontará después una larguísima recuperación, que le impedirá disputar buena parte de la temporada que arranca en apenas ocho semanas.
El mazazo es tremendo, sobre todo, para el jugador pero también para el Eibar, que pierde a una de sus piezas fundamentales. Indiscutible para Mendilibar desde su llegada en 2017, Cote lo ha jugado casi todo, y muy bien, desde entonces. Solo este curso se perdió algunos partidos en el arranque por problemas físicos. Algo tan poco habitual que incluso el club se había permitido comenzar la temporada con el asturiano como único lateral zurdo específico, aunque después tuvo que recular y en el mercado invernal se hizo con la cesión de Rafa Soares. Teniendo en cuenta que hasta el parón no había disputado un minuto –después, como casi todos sus compañeros, ha participado de la reacción saldada con la permanencia–, es difícil pensar que en el club se considere al portugués un relevo de garantías para Cote, lo que le obliga a buscar en el mercado.
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