Aritz INTXUSTA

Batzarre da por muerta Izquierda-Ezkerra, les toca hablar a Podemos e IU

La Asamblea General de Batzarre ha decidido que no renovará la coalición Izquierda-Ezkerra (IU-Batzarre) que tiene presencia en el Parlamento navarro: la parlamentaria María de Simón, que es la coordinadora general de Izquierda Unida en Nafarroa. Esto supone el fin a un proyecto político que ha durado una década, cuando Batzarre salió de NaBai y buscó refugio en Izquierda Unida. 

La decisión de Batzarre era esperable, dado que el acuerdo que mantenían ambas formaciones fracasó en lo útil, en lo más práctico. El pacto era que IU se quedaba los dos primeros puestos de la lista al Parlamento y Batzarre, con la cabeza de lista en Iruñea. Batzarre no llegó a colocar a Edurne Eguino, así que da por muerto este acuerdo y se pondrá a buscar otro que le convenga mejor.

El mantenimiento de las siglas I-E en las pasadas elecciones iba ya contranatura, dado que Podemos e Izquierda Unida habían iniciado un acuerdo electoral en el Estado que hoy parece una fusión total. Si esto no tuvo traslado a Nafarroa fue, en su mayor medida, por el espectáculo lamentable que ofreció el grupo parlamentario de Podemos y, en Iruñea, la candidatura municipalista Aranzadi que nació siendo Podemos y a su vez no (y luego no había nadie de Podemos allá dentro y luego no se sabía quiénes eran).

Los socios de I-E pensaron que el votante de izquierda españolista huiría del disparate político y, aunque fuera por vergüenza ajena, buscaría refugio en su fórmula, que era mucho más sólida y serena. No se equivocaron del todo. I-E en el Parlamento casi le miró de tú a tú a Podemos... pero en una pelea por las migajas. Podemos sacó dos parlamentarios e I-E logró el escaño de De Simón. En Iruñea la cosa estuvo más ajustada aún, pero no hubo asientos para nadie. Podemos fue la candidatura de ese espectro que más votos sacó (4.133), I-E le siguió con 3.657 y Aranzadi no fue capaz de mantener siquiera a uno de cada diez votantes, cayendo de 9.701 a 867.

Obviamente, que la Asamblea de Batzarre haya decidido no reeditar la coalición I-E no quiere decir que se vaya a atrever a hacer nada en solitario. No se las ve a solas con las urnas desde las parlamentarias de 2003, cuando Milagros Rubio no consiguió el escaño. Lo que han decidido es apuntarse si pueden al proyecto político más amplio que pueda armarse dentro de todos estos partidos, por lo que dicen que hablarán con IU, Podemos, Más País (si lo hubiere en Nafarroa), Equo, etc. El marco es estar a la izquierda del PSOE y no ser abertzale.

De la nota resumen que han enviado a prensa cabe apuntar que los ejes estratégicos de su acción política no son muy distintos al del resto de este bloque de formaciones: lucha contra el cambio climático, búsqueda de la justicia social, etc. Tampoco parece tener mucho oculto el momento en que se hace esto público, pues más ha venido forzado por las dificultades de organizar una asamblea de tanto peso por culpa del covid. Ha tenido que ser telemática y demás. Más interés (dado que llevan 13 años sin presentarse a unas elecciones) tienen algunos datos organizativos, como el hecho de que sean 250 militantes, que hayan tomado parte en el proceso asambleario más de la mitad y que apenas haya habido votos discrepantes. Edurne Egino, Iñigo Rudi y Olga Risueño fueron nombrados los portavoces. 

El movimiento de Batzarre, en sí mismo, resulta casi irrelevante, a no ser que se interprete como una señal del diálogo necesario que han de abordar IU y Podemos, pues el resto de siglas son residuales. Es más, Podemos e IU, que son las más fuertes, se encuentran en riesgo de perder su representación en Nafarroa de no encontrar un marco de entendimiento. Podemos tiene hoy mayor tirón electoral, pero carece del liderazgo suficiente para absorber a los demás partidos e integrarlos de modo que todos trabajen de forma sincera en una casa común para todos. Hay demasiado personalismo ahí metido.

Los morados no han conseguido pescar en Nafarroa a ningún político con peso y trayectoria en estos años. Lo más que tienen es a Ainhoa Aznárez. Eso sí, es la formación más capacitada para, dentro de ese espectro, captar a nuevos simpatizantes. Se diría que el hecho de que los militantes de Batzarre sigan pensando que les va mejor como Batzarre que dentro del partido de Pablo Iglesias y le pidan coalición es la prueba palpable de la debilidad que acusa Podemos en Nafarroa. Por esto mismo, cuajar algo que vaya más allá de una coalición táctica entre formaciones donde Batzarre se pida el segundo nombre de la lista al Ayuntamiento de Iruñea se antoja complicado. Y, a su vez, sin duda es el gran reto.

En qué medida puede afectar todo esto al otro gran actor a la izquierda del PSOE en Nafarroa es complicado de ver. Quizás a EH Bildu le puede valer para diluir esa pared que le supone su independentismo y así ganar votos. Del lado contrario, la pérdida tonta de concejalías y escaños complica la consecución de mayorías alternativas, como ya se ha visto en Iruñea.

Todo ello, sin olvidar que la debilidad de la izquierda españolista hace que el PSOE siga sin perder fuerza por ese flanco y le ayuda a consolidarse como segunda fuerza en Nafarroa y, desde esa posición, postularse otra vez para la Presidencia como la alternativa a una derecha cada vez más radicalizada.