En un breve impás de tiempo han coincidido dos adaptaciones basadas en el imaginario literario de Jack London. En Netflix tuvimos oportunidad de visionar la excelente actualización en formato miniserie de ‘Los favoritos de Midas’.
Filmada por Mateo Gil y protagonizada por Luis Tosar y Willy Toledo, el argumento subrayaba la inquietud social y política de London cuando arremetió contra quienes atesoran demasiado oro y poder.
En esta misma vertiente se encuentra la segunda producción que nos ocupa, ‘Martin Eden’. Este largometraje italiano toma como referencia la novela homónima que el propio London consideró como su obra más autobiográfica y en la que narró el periplo vital de un joven proletario que se hace marinero y, a los veinte años, descubre en la localidad estadounidense de Oakland la cultura al ser acogido en el seno de una refinada familia burguesa.
El joven, de manera autodidacta, apostará por convertirse en escritor, algo que no será muy bien visto debido a los estrictos códigos establecidos por el sistema educativo. No obstante, el protagonista logrará su objetivo y en su último tramo vital, legará su fortuna a sus compañeros de clase trabajadora.
La novela no fue ni bien recibida ni entendida en su tiempo. El personaje de Eden, a diferencia de London, rechaza el socialismo y lo engloba dentro del concepto de la «moral de esclavos». De esta manera, el protagonista abraza los conceptos del individualismo nietzscheano.
En una nota destinada al escritor y Premio Pulitzer Upton Sinclair, London confesó: «uno de mis motivos en este libro fue atacar al individualismo [en la persona del héroe]. Debo haberme confundido, ya que ni un solo crítico lo ha descubierto».
El director italiano Pietro Marcello ha sido el encargado de trasladar esta obra a la gran pantalla y ha logrado que su filme haya sido considerado como una de las mejores películas europeas del año.
El individuo ante su propio precipicio
En torno al atractivo del original literario, el propio Marcello señaló que «la historia escrita por London es muy actual, Martin Eden no es un héroe positivo sino todo lo contrario, representa el individualismo y el hedonismo de nuestro tiempo».
La trama se desarrolla en esta oportunidad en Nápoles y se desarrolla a lo largo del convulso siglo XX, donde hallan eco especial temas como la relación entre individuo y sociedad, el papel de la cultura y la lucha de clases.
Uno de los aciertos del filme radica en que el director, curtido en el documental, no ha querido rodar una transposición temporal estricta, sino que juega con lo onírico y lo simbólico mediante el uso de material de archivo de la época.
La película arranca con imágenes del anarquista italiano Errico Malatesta, que preludian el tema de la imposibilidad del socialismo ante la urgencia del yo. Sobre ello, el director recordó que en el Estado español «tenéis a Durruti, que es una figura similar» y al hilo de esta afirmación subrayó que Martin Eden «es un arquetipo. Lo hemos ubicado en Nápoles porque es lo que conocemos mejor, pero podría tener lugar en cualquier ciudad como Cádiz o en cualquier otro lugar. Martin Eden está en todas partes, en el chico de Extremadura que se va a Madrid a buscarse la vida o en el sirio que trata de llegar al norte de Europa».
El filme también se revela como una invitación a establecer paralelismos entre las vidas y obras de escritores y poetas malditos de la década de 1900 como Vladimir Mayakovski, Stig Dagerman o Nora May French.
Para el espectador actual, como para el lector de comienzos de siglo, es fácil dejarse seducir por el entusiasmo y el espíritu de superación del protagonista, a lo que ayuda también el trabajo de Luca Marinelli, premiado como mejor actor en el festival de Venecia. Por eso Marcello insistió que «Martin Eden no es un héroe, es un egoísta, un narcisista, es todo lo contrario a lo que yo defiendo como artista».
El Martin Eden de Marcello es un trabajador no cualificado que cuando conoce a Elena, la hija de una rica familia de empresarios que le habla de Baudelaire, se enamora a primera vista.
Desde ese momento se propone convertirse en escritor y acceder a la educación que su origen social le ha negado para poder casarse con ella. Pero en el aparente éxito de su empresa se encontrará también con una serie de contradicciones de alcance imprevisible. Marcello aseguró que el protagonista «se traiciona a sí mismo y a su cultura».
Defensor de las ‘películas imperfectas y arriesgadas’ y enemigo del algoritmo, Marcello aseguró que sacar esta película adelante ha sido posible solo gracias a un «titánico esfuerzo personal. No hay una compañía detrás, es una película autoproducida y también he hecho labores de cámara y de montaje, no ha sido nada fácil».

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