
Las historias que se van escribiendo a través del tiempo nutren de manera especial al género documental, y a veces hacen falta varios largometrajes para contar en sucesivas etapas el devenir de los acontecimientos que marcan y condicionan la vida de las personas.
El bilbotarra Josu Martínez y el donostiarra Txaber Larreategi comenzaron la crónica sobre el represaliado vasco Alfonso Etxegarai con ‘Sagarren denbora’ (2010) y, una década después, continuan ese tan personal viaje espacio-temporal con ‘Caminho longe’ (2020), que describe el ansiado e injustamente prolongado definitivo regreso al hogar, después de 33 años en el exilio en la isla africana de Sao Tomé e Príncipe.
Ambos documentales han tenido su cita puntual en el SSIFF dentro de la sección Zinemira, y tal vez quede espacio suficiente para completar una trilogía, porque la incógnita que se abre para el protagonista y su compañera Kristiane Etxaluz es la de la difícil y compleja integración a esa forma de vida natural que les fue arrebatada, y que, en sentido metafórico, queda representada por el sueño de los manzanos en Zuberoa, la tierra que nunca abandonó ella, como tampoco quiso alejarse de su pareja, haciendo dos veces al año la distancia de más de cinco mil kilómetros que les separaba desde el año 1986, en que Alfonso fue deportado.

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