El cineasta francófono Stéphane Demoustier presentó con éxito en el Festival de Locarno, dentro de la sección Piazza Grande ‘La fille au bracelet’ (2019), una película con la que abunda y profundiza en su especial interés por las relaciones familiares. En su ópera prima, ‘Terre battue’ (2014), protagonizada por Olivier Gourmet y Valeria Bruni Tedeschi, retrataba a un padre obsesionado con la ambiciosa carrera tenística de su hijo. En su siguiente, ‘Cléo & Paul’ (2018), protagonizada por sus propios hijos, abordaba la odisea de dos gemelos de 3 años perdidos en las calles de París.

Las coincidencias de parentesco no acaban ahí, porque Stéphane es hermano de la actriz Anaïs Demoustier, que, en este su tercer largometraje, desempeña el importante cometido de la fiscal. A pesar de su juventud, ella es la más dura a la hora de juzgar a la muchacha acusada, sin que parezcan influir los vínculos generacionales entre ambas mujeres.

Y es que el gran tema de este drama judicial es el de las diferencias y abismos intergeneracionales, con unos padres que quieren creer en la inocencia de su hija, pero a la que en realidad no conocen, sin saber a ciencia cierta si sería capaz de matar a alguien.
Aunque en los títulos de crédito se afirma que ‘La fille au bracelet’ (2019) es un remake de la película argentina de Ulises Porra y Gonzalo Tobal ‘Acusada’ (2018) que, a su vez, se basaba en un caso real de la actualidad de su país, lo cierto es que argumentalmente coincide con otras páginas de la crónica de sucesos internacional.

En concreto, y sobre todo, con el caso de la estadounidense Amanda Knox, y el crimen que cometió cuando estudiaba en Peruggia (Italia) en el 2007. El asesinato y posterior juicio fue llevado a la pequeña pantalla por Robert Dornhelm en ‘Amanda Knox: Murder on Trial in Italy’ (2011), con Haydden Panéttiere en el papel de la estudiante.

Una caracterización mejorada hasta el infinito por la actriz revelación Melissa Guers, cuyo rostro impenetrable marca el hermetismo de un misterio imposible de desentrañar. Es la joven desconocida, la que se declara inocente pero sin demostrar ninguna empatía.

Es una chica de hoy en día que vive una sexualidad libre sin implicarse emocionalmente, algo por lo que ya es condenada a través de un juicio mediático paralelo, que pone de manifiesto cómo la sociedad exige de la mujer una moralidad mucho más estricta que a los hombres.