Pello Guerra
Redactor de actualidad / Aktualitateko erredaktorea

Nafarroa ante la peste y el covid: viejas recetas para atajar nuevas pandemias

El coronavirus lleva camino de convertirse en la peste del siglo XXI y, de hecho, las medidas que se aplicaron en la Edad Media para combatir esa plaga han inspirado fórmulas aplicadas para contrarrestar la nueva pandemia. Así lo recuerdan los documentos que atesora el Archivo General de Nafarroa.

Imagen de un funeral real del siglo XIV, similar al que habría tenido la reina de Nafarroa Juana II cuando murió en 1349 a causa de la peste. (ARCHIVO GENERAL DE NAFARROA)
Imagen de un funeral real del siglo XIV, similar al que habría tenido la reina de Nafarroa Juana II cuando murió en 1349 a causa de la peste. (ARCHIVO GENERAL DE NAFARROA)

Si el coronavirus se hizo presente en Nafarroa en 2020, la peste llegó casi 700 años antes, en concreto en 1348, tal y como recuerda la microexposición ‘La Era de la Peste’, que hasta el domingo se puede visitar en el Archivo General de Nafarroa y que, a través de una serie de documentos, muestra los efectos de la peste en el viejo reino y las medidas que se adoptaron para hacerle frente.

Cuando se desató la primera oleada de peste a medicados del siglo XIV, Nafarroa contaba con un notable volumen de población, con cerca de 40.000 hogares, su máximo pico demográfico en aquella época. Ese crecimiento no se vio acompañado de un aumento de los recursos, por lo que buena parte de la población pasaba hambre y se encontraba debilitada a la hora de afrontar lo que se le venía encima. Así que rápidamente se fueron extendiendo los casos de personas a las que empezaba a salir un gran bulto en cuello, sobacos e ingles. A partir de ahí, llegaba inexorable el final.

La plaga, que se llevó a la mitad de la población, no entendía de niveles sociales y hasta la misma reina navarra del momento, Juana II, falleció a consecuencia de la peste el 6 de octubre de 1349.

Sin embargo, sí que las autoridades lo tenían más fácil a la hora de poner en práctica el primer «remedio» ante la peste y que consistía en escapar del lugar en el que hubiera casos. Así sucedió en el gran brote de peste de 1599, cuando el virrey y los tribunales reales pusieron tierra de por medio y escaparon de Iruñea para refugiarse en Erriberri y Tafalla.

De hecho, sorprendentemente, hasta los médicos huían del lugar afectado por la enfermedad. Así lo recoge un documento de 1530 fechado en Tutera y en el que se señala que «todos los médicos de ella habían desamparado la ciudad y se habían ido de ella. Murieron muchos por no ser curados ni haber quien los curase de dicha pestilencia».

Cuarentenas, confinamientos y cierres perimetrales

Por lo tanto, para el resto de los mortales solo quedaba la opción de rezar para que Dios les perdonara ese castigo que estaban recibiendo por sus «pecados». Pero como la fe no era un santo remedio para frenar la expansión de la peste, con el paso del tiempo se empezaron a adoptar medidas realmente eficaces y que incluso hoy en día se utilizan contra el coronavirus. Se aplicaron las cuarentenas y el confinamiento, que se ejecutaban en casas concretas, barrios, localidades e incluso a valles enteros.

El siguiente paso ya fue adoptar limitaciones a la circulación de personas y bienes mediante cordones sanitarios, del estilo de los actuales cierres perimetrales de territorios. Una medida que solo se podía sortear, como hoy en día, con la correspondiente acreditación. En aquella época lo que se exigía era un documento que certificara que los viajeros que llegaban al Reino de Nafarroa no vinieran de zonas apestadas, gozaran de buena salud y no tuvieran síntomas de peste.

Otras medidas aplicadas posteriormente ya se centraron en mejorar la limpieza urbana, la desinfección sistemática de personas e inmuebles, y reforzar el personal sanitario. Unas fórmulas que también se están aplicando para combatir hoy en día el coronavirus.

«No podrían en manera alguna pagar»

Los brotes de peste tenían una contundente repercusión económica, por lo que se sucedían las peticiones de exenciones tributarias, como ocurre en la actualidad con los sectores más golpeados por la pandemia del covid-19.

Por ejemplo, en 1348, sobre Lantz, el responsable de recaudar los tributos para la Corona señalaba que «los dueños de las casas son muertos o huidos y quedan las casas desamparadas, las cuales no hay quien quiera alquilar ni tributar», según se recoge en uno de los documentos expuestos.

En referencia a Zarikiegi, en otro legajo del mismo año se indicaba que no se puede cobrar el impuesto denominado pecha «más por razón de que la mayor parte de los pecheros murieron en la mortandad y los pocos que quedaron nos pedían perdón de parte de su pecha». Y el recibidor de Zangoza, también en 1348, apuntaba al respecto que «la mortandad es notoria y el pueblo está muy destruido y empoquecido».

Cien años después, concretamente en 1453, sucedía algo parecido en Nafarroa Beherea, como recoge otro documento, en el que se señalaba que «la dicha tierra es venida en gran detrimento y pobreza y no podrían en manera alguna pagar».

Resulta complicado aventurar cuándo se logrará controlar la pandemia de coronavirus. Esperemos que, gracias las diversas vacunas y a los recursos que ofrece la medicina del siglo XXI, se consiga atajar con más rapidez que la peste, ya que esta plaga se convirtió en una amenaza para la población nada menos que durante cuatrocientos años, hasta que en 1723 se pudo dar por erradicada en Europa Occidental.