Ion Salgado
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad
Entrevista
Jon Penche
Investigador de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la UPV-EHU

«Las verdaderas causas de la muerte se enmascaran en las ejecuciones extrajudiciales»

Jon Penche es doctor en Historia Contemporánea e investigador de la Cátedra Unesco de Derechos Humanos y Poderes Públicos de la UPV-EHU, y ha participado en la creación de una base de datos sobre las víctimas de la guerra de 1936. Hay más de 21.000 fichas en un archivo que no para de crecer.

Jon Penche. (Monika DEL VALLE/FOKU)
Jon Penche. (Monika DEL VALLE/FOKU)

¿Cómo se ha desarrollado la base de datos?

Este trabajo comienza en enero de 2017, cuando se firma un convenio entre Gogora, la Cátedra de Derechos Humanos de la UPV y la Sociedad de Ciencias Aranzadi, por el cual se acuerda hacer un estudio de lo que supuso la guerra civil y la represión franquista entre 1936 y 1978. En una primera fase hemos fijado la lupa en las víctimas mortales de la guerra civil, y es lo que presentamos primero en 2019. Fue un avance, ahora lo hemos presentado ampliado y con una base de datos de acceso a la ciudadanía.

En 2019 el número de víctimas rozaba las 20.000 y ahora es casi de 21.000...

Sí, durante este tiempo hemos tenido una base de datos que solo era accesible en Gogora, desde julio de 2019, pero hemos seguido avanzado en la investigación, pasando de 19.998 víctimas en aquel informe a las 21.000 que tenemos en la actualidad. 21.016 para ser exacto.

Llama la atención que figuren datos de cientos de personas, 698, que no han sido identificadas.

Hay muchas personas fallecidas como consecuencias de bombardeos no identificadas, y también hay sublevados no identificados que están enterrados, por ejemplo, en el cementerio de Santa Isabel de Vitoria. Responde fundamentalmente a esos dos criterios.

¿Existe la posibilidad de poder identificar a esas personas en un futuro?
Seguimos trabajando para identificarlas, pero es realmente difícil, sobre todo las personas que están enterradas en el cementerio Santa Isabel. Es realmente complicado identificarlos a día de hoy, es un trabajo harto complicado.

¿Cuáles son las fuentes a las que han recurrido para poder realizar la base de datos?

Hemos empleado varías fuentes, aunque nuestro objetivo en un primer momento fue vaciar todos los registros civiles de Euskadi entre 1936 y 1945. ¿Por qué hasta 1945? Porque hay muchas inscripciones tardías, realizadas a partir de los años 40, sobre todo de gente que luchó o que falleció en el frente sublevado, o que fueron ejecutados.

Hay gente que se inscribió más tarde del 45, pero teníamos que hacer una frontera y sabemos que la mayor parte está inscrita en ese momento, entre el 36 y el 45. Incluso hay fallecidos que se inscribieron tras la llegada de la democracia a finales de los años 70 y principios de los 80. Todavía no se nos ha permitido acceder a esos fondos y por eso hacemos un llamamiento a la gente que no encuentra a sus familiares en la base para que se acerque a Gogora.

Por otro parte, una novedad que resulta de esta investigación es que se vaciaron también todos los libros parroquiales entre esas fechas, del 36 y el 45; y han sido una fuente muy útil porque ahí gente que no estaba apuntada en el registro civil y sí en la parroquia. Eso nos facilita el trabajo a la hora de interpretar la causa de la muerte y nos sentimos especialmente orgullosos de haber podido usar esos fondos.

Esos son las dos fuentes fundamentales, pero también hemos recurrido a otras. Hemos vaciado libros de cementerio, fundamentalmente de las tres capitales, y hemos vaciado todos los libros de historia local que se han publicado en Euskadi, que nos han servicio para aclarar mucho más las causas de los fallecimientos, lo que hay que agradecer.

Nosotros al final hacemos un trabajo del ámbito macro, en un ámbito espacial muy amplio, y no podemos contar con las fuentes orales. Por eso el trabajo de los investigadores y de las asociaciones en el plano local es fundamental para nosotros. Muchas han venido a Gogora y se han puesto en contacto con nosotros y, entre todos, hemos podido chequear los nombres que tenían. Hay que seguir invitando esas asociaciones y a esos investigadores a que sigan trabajando, a que nos aporten su conocimiento desde el plano local, porque ellos han podido estar con familiares de víctimas y saben lo que ha pasado, pueden añadir mas nombre y pueden corregirnos.

Hacemos un llamamiento a la gente que no encuentra a sus familiares en la base a que se acerque a Gogora

Precisamente la semana pasada tuvieron que realizar alguna corrección, como ha ocurrido en el caso de Francisca Lamarain.

Hay casos, sobre todo en ejecuciones extrajudiciales, como la de Francisca Lamarain y la de su marido, que las verdaderas causas de la muerte se enmascaran en otras. Eso lo sabemos, sabemos que cuando vas a un registro civil, a un registro parroquial, no ten indican inmediatamente la causa de la muerte. Se enmascaran con otras, con accidentes de guerra, a causa de la guerra, heridas de metralla... reconocemos que ahí no estuvimos acertados, porque la causa de la muerte tanto en el registro civil como en la parroquia enmascaraba la verdadera tragedia que ocurrió. En cuento lo supimos lo cambiamos y entonamos el mea culpa en ese sentido, y seguimos inventando a las familias a que chequeen la base, que trasteen y si encuentran otro error que nos los hagan llegar para poder corregirlos. Porque la base no es algo fijo, está en constante cambio.

La base de datos responde a una primera fase de un proyecto más amplio. ¿Cuál es el siguiente paso?

Sin dejar de seguir investigando sobre fallecidos en la guerra civil, a finales de 2019 empezamos con la segunda fase, vaciando los archivos históricos provinciales, donde está la documentación de las cárceles provinciales.

Estamos vaciando las fichas penitenciarias, intentando averiguar el recorrido carcelario de las personas, tanto de los vascos que estuvieron en esas cárceles como de otras personas que estuvieron en los centros de detención vascos. No solo en las cárceles, sino también en los campos de concentración, como el de Orduña. También estamos buscando a través de las fichas del Archivo General de la administración a vascos que estuvieron en encarcelados en otras prisiones del Estado, ya fuera Burgos, Puerto de Santa María...

Esta es la segunda fase que estamos haciendo, y en un par de años podremos presentar otro trabajo similar al realizado con los fallecidos. Esta vez con los presos. Es un trabajo arduo, porque son miles y miles las fichas que se guardan en estos archivos, pero esperamos que en dos años podamos presentar los resultados y que la gente pueda conocer donde estuvieron encarcelados sus familiares. Comprobar su recorrido carcelario, porque una persona no estuvo solo en una cárcel, sino que pudo pasar varias.

A finales de 2019 empezamos con la segunda fase, vaciando los archivos provinciales, donde está la documentación de las cárceles

En la base de datos se recoge información sobre muertos en cautividad, ¿la nueva fase se centra en todos los represaliados?

Eso es, en las persona que sufrieron la privación de libertad. Todas aquellas persona que fueron condenadas por los tribunales militares y que pasaron diversas penas. Tenemos sentencias del archivo militar del Ferrol dónde se encuentran los expedientes de la mayoría de ciudadanos vascos juzgados.

El pasado mes de diciembre una veintena de familias vieron reconocido su derecho a exhumar a sus familiares, enterrados en el Valle de Los Caídos. ¿Este reconocimiento abre una vía para investigar el paradero de personas desaparecidas?

Yo no soy de Gogora, soy de la UPV, pero en su momento participamos de la investigación que se presentó en el Parlamento Vasco y la verdad es que seguimos averiguando cosas, gota a gota siguen apareciendo personas vascas que estuvieron allí. Y a pesar de que tenemos bastante claro las persona que fueron trasladadas desde los cementerios vascos al Valle de Los Caídos, seguimos investigando sobre los ciudadanos vascos que fueron trasladados desde otros cementerios del Estado.

Está la posibilidad de exhumarlos y creo que tienen derecho a hacerlo, aunque sabemos que es realmente complicado por la situación en la que están. Creo que ahora mismos hay voluntad política desde el Gobierno para realizar esas exhumaciones.