El fin del patriarcado rural en los años 70

EL HORIZONTE
Suiza-Bélgica. 2019. 90’ Tit. orig.: “Le milieu de l’horizon”. Dtora.: Delphine Lehericey. Guion: Delphine Lehericey y Joanne Giger, sobre una novela de Roland Buti. Prod.: Elodie Brunner, Elena Tatti y Thierry Spicher. Int.: Laetitia Casta, Clémence Poésy, Luc Bruchez, Thibaut Evrard, Fred Hotier, Lisa Harder. Fot.: Christophe Beaucarne. Mús.: Nicolas Rabaeus
Mont.: Emilie Morier. Vest.: Geneviève Maulini.
Segundo largometraje de Delphine Lehericey, con el que triunfó en los premios del cine suizo llevándose las estatuillas a Mejor Película y Mejor Guion, adaptado de una novela del también suizo Roland Buti. La de Lausanne también resultó premiada en el SSIFF 67, donde participaba en la sección New Directors, con el Lurra de Greenpeace.
En su anterior ‘Puppylove’ (2013) ya había tratado el tema de la adolescencia, aunque centrado en una iniciática historia de amistad femenina. La sororidad entre mujeres sigue muy presente en ‘Le milieu de l’horizon’ (2019), pero reflejando cómo puede influir en un chico que se encuentra en pleno crecimiento. El joven Gus (Luc Bruchez) aprenderá de su madre Nicole (Laetitia Casta) y de su nueva e iluminadora amiga Cécile (Clémence Poésy), mientras que se va distanciando de su padre Jean (Thibaut Evrard).
Todo esto sucede a mediados de los años 70 en una granja asolada por una intensa ola de calor que afecta a Centroeuropa, coincidiendo con un periodo de cambio en el que comienza a manifestarse la decadencia del patriarcado rural, a la vez que las mujeres tratan de encontrar su sitio en ese ambiente de dura subsistencia dominado por los hombres.
El primer síntoma de la pérdida de arraigo a la tierra viene dado por los sistemas de sobrexplotación ganadera y de los cultivos intensivos, en los que cae el patriarca cuando da el paso a la crianza masificada de pollos. En paralelo, la madre conoce a otra mujer que la ilustra y la introduce en un club de lectura, lo que le ayuda a prepararse para el futuro tomando valientes decisiones personales.
La narración abarca apenas un mes y medio del verano, periodo de tiempo suficiente para observar la transformación que se va produciendo en el protagonista, un muchacho que es más soñador que agricultor, y cuya sensibilidad le llevará a contemplar el mundo sin barreras.

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