Iñaki  Soto
GARAko Zuzendaria / Director de GARA

Un templo al arte y otro a la guerra

Inauguraciones del MCMVT en Gasteiz y de "Hondalea" en Donostia
Inauguraciones del MCMVT en Gasteiz y de "Hondalea" en Donostia

No sé qué pensarán los arqueólogos del futuro cuando se enteren de que en un mismo día en este país diminuto se inauguraron dos templos. Casi simultáneamente, a cien kilómetros el uno del otro. Uno en la isla de la bahía donostiarra y otro en una avenida de Gasteiz. Pensarán que necesitan ayuda de antropólogos para entender de qué va esta fiesta llamada Euskadi, País Vasco o Euskal Herria, según se mire, de finales del siglo XX y principios del XXI.

Cuando analicen Hondalea, reconocerán la voluntad de trascender de la artista Cristina Iglesias, el intento de conectar el entorno, la obra y un mensaje universal sobre el medioambiente y la naturaleza. Ojalá encuentren el sonido grabado, porque creo que es lo que da su verdadera dimensión y profundidad al montaje.

Aún es pronto para saber si Hondalea será un faro o un pozo. Ha llegado en helicóptero, lo cual no simboliza nada bueno. O se integra en la ciudad o se lo comen las hierbas y será un sitio en el que chutarse nostalgia. Aunque en parte está pensado para los turistas, su éxito o fracaso dependerá de los y las donostiarras, que hasta ahora poco han podido decir.

Cuando descubran el Museo Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo (MCMVT), a nada que sigan su intuición y escarben un poco, los expertos se darán cuenta de que habla de memoria pero solo en parte, porque también promueve el olvido.

Este centro también llegó en helicóptero, pero de guerra y con paracaidistas. No está dedicado a las víctimas de las vulneraciones de derechos humanos que ocurrieron en Euskal Herria, ni mucho menos. Es el lugar en el que se recoge el relato policial respecto a una de las violencias, la de ETA. Es un capitulo más de la lucha antiinsurgente del Estado español contra la disidencia vasca. La manera en la que este museo segrega a unas víctimas expone que no les importan los muertos, no al menos los que no consideran suyos. No les importa tanto deslegitimar la violencia de ETA, como justificar la suya. Sorprendentemente, quieren hacer esto desde la superioridad moral. Los arqueólogos van a alucinar.

Si buscan pruebas de esta perversión, les bastará comprobar que en este altar a la impunidad del Estado se eleva a Carrero Blanco y a Melitón Manzanas mientras se tapa la masacre del 3 de Marzo de 1976. Es de esperar que para cuando esos arqueólogos descongelen Gasteiz ya habrá otro memorial sobre esta masacre, a poder ser en la iglesia donde los seguidores de Blanco y los compañeros de Manzanas mataron a tiros a cinco trabajadores.

Me genera curiosidad pensar cómo valorarán los investigadores del futuro la parte monetaria de estos asuntos. El proyecto de Donostia ha costado cerca de 5 millones de euros; el de Gasteiz, 10. Dicen, porque es difícil encontrar presupuestos reales de ambas obras. Quizás esta falta de transparencia sea una nota al pie. Quizás sea subrayada como uno de los indicadores de la decadencia y colapso del sistema actual.

Hondalea y el MCMVT son dos templos inaugurados el mismo día, pero dedicados a faraones diferentes. Uno responde al arte y el otro a la guerra. Uno lo representa una artista local de proyección internacional y el otro un rey extranjero heredero de una dinastía corrupta y criminal. Una obra sugiere, la otra es moralista. En un caso se busca introspección, el otro es un ejercicio de propaganda.

Una obra está destinada a compartir y convivir, mientras la otra quiere contar una historia de vencedores y vencidos. Y esto será, a lo mejor, lo que más sorprenda a estos expertos del futuro: ¿cómo es posible que los poderes del Estado español gastasen tanto dinero y medios en recrear una victoria, si lo que transmiten, ahora y en el futuro, es que las y los rebeldes vascos son indomables?