Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

El bonobús de jubilado da para mucho

EL INGLÉS QUE COGIÓ LA MALETA Y SE FUE AL FIN DEL MUNDO   
GB. 2021. 88’. Tít. Orig.: ‘The Last Bus’. Dtor.: Gillies Mackinnon. Guion: Joe Ainsworth. Prod.: Ray Boulter y Sol Papadopoulos. Int.: Timothy Spall, Phyllis Logan, Grace Calder, Colin McCreadie, Iain Robertson, Brian Pettifer, Celyn Jones.

Cartel original, presidido por Timothy Spall como jubilado viajero. (NAIZ)
Cartel original, presidido por Timothy Spall como jubilado viajero. (NAIZ)

El veterano cineasta escocés Gillies Mackinnon, después de hacer un homenaje a su tierra con el remake de la comedia clásica localista de Alexander Mackendrick ‘Whisky Galore!’ (1949), vuelve con una road movie que va desde el norte de Escocia hasta el sur de Inglaterra, desde O’Groats hasta Land’s End, en Cornwall. Y esta vez parte de un guion original escrito por Joe Ainsworth, conocido por haber escrito 150 episodios de la teleserie británica ‘Brookside’ (1982-2003).

Por otra parte, ‘The Last Bus’ (2021) supone la reunión entre el actor Timothy Spall y la actriz Phyllis Logan, que no coincidían desde que lo hicieron a las órdenes de Mike Leigh en ‘Secretos y mentiras’ (1996).

En cualquier caso, el título de la versión doblada no debe despistar al espectador, ya que parafrasea el de ‘El inglés que subió una colina y bajó una montaña’ (1995), que entonces si estaba literalmente traducido, tratándose de una comedia coral de ambiente galés sobre la lucha social para una denominación geográfica.

Timothy Spall hace de anciano que mantiene una relación onírica con su esposa recién fallecida, representada a lo largo del viaje por la maleta de recuerdos con la que carga. Su periplo obedece a la promesa que le hizo a la difunta para regresar a su localidad natal, tras cinco décadas de prolongada ausencia. Lo curioso, y he ahí el rasgo diferencial de la película con respecto a otras películas del género itinerante, es que solamente utiliza para desplazarse autobuses locales, puesto que no se puede permitir ningún gasto que vaya más haya de su bonobús de jubilado.

En plena era de las redes sociales, la gente le graba con sus móviles, por lo que acaba siendo una figura mediática, aunque en realidad él se sorprenda y no termine de entenderlo. Es más, le da igual, con tal de encontrar colaboración ciudadana para alcanzar su objetivo.