Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

Laurent Micheli: «Espero que una mujer trans tenga un papel cisgénero, y viceversa»

Naizen y Gehitu apadrinan la sesión especial que tendrá lugar en Donostia este viernes de la película ‘Lola’. Su director, Laurent Micheli, quiso crear un personaje principal que «representase a una minoría, ofreciendo a sus miembros una plataforma que les dotase de visibilidad».

El próximo 23 de julio y a partir de las 20.00 tendrá lugar en el Cine Príncipe de Donostia un pase especial del largometraje ‘Lola’, de Laurent Micheli.

En la presentación y el coloquio participarán Aingeru Mayor –investigador, sexólogo y padre miembro de Naizen, Asociación de Familias de Menores Transexuales– y, en calidad de moderador, Jokin Esnaola de Gehitu –Asociación de Gais, Lesbianas, Trans, Bisexuales e Intersexuales de Euskal Herria–.

‘Lola’ es una road movie a través de la costa belga compartida por una joven que quiere cambiarse de sexo y su padre, un hombre con el que mantiene una difícil relación.

Ambos emprenden esta ruta juntos cumpliendo así último deseo de la madre, recientemente fallecida.

El largometraje cuenta con un excelente dúo interpretativo, el veterano Benoît Magimel –‘Los ladrones’– y la debutante Mya Bollaers, ganadora del premio Magritte a la Mejor Actriz Revelación por su interpretación en este largometraje.

Minorías y visibilidad

Nacido en Bruselas en 1982, Laurent Micheli ha desarrollado su labor interpretativa sobre los escenarios teatrales del Estado francés y Bélgica. ‘Even Lovers Get The Blues’, estrenado en 2016, supuso su debut detrás de la cámara. ‘Lola’ es su segundo largometraje.

Preguntado sobre cómo surgió la idea de ‘Lola’, Micheli señaló que «creo que a menudo en el cine, la necesidad para contar una historia viene de un doble impulso: uno privado y el otro político. La razón privada viene de la necesidad de ahondar en mi propia adolescencia. Por entonces tenía una sensación constante de vivir rodeado de injusticia y ello me llevó a ir en contra de cualquier forma de orden establecido. Esa es la energía que encontramos en la relación entre los protagonistas, Lola y Philippe. Y paradójicamente, mientras que mi impulso inicial fue hacer justicia para Lola, el papel de Philippe eclipsó esa trama principal y me obligó a reexaminar mis pensamientos sobre la paternidad y la masculinidad y a profundizar en ellos para evitar caer en el cliché».

En relación a la razón política que impulsó el filme, subrayó el cineasta, «fue la necesidad de crear un personaje principal que representase a una minoría, ofreciendo a sus miembros una plataforma que les dotase de visibilidad».

Por otro lado y a la hora de valorar los motivos que le impulsaron a llevar a cabo este proyecto, el director e intérprete belga dijo que «quería hacer una película que hablara a todo el mundo, intenté tocar un tema muy específico pero tratado de manera universal».

«La relación padre-hijo era perfecta para eso. ¿Por qué era importante tener un actor transexual en el papel principal? Fue una elección política mostrar esa cara y ese cuerpo en la pantalla. Los transexuales siempre han sido invisibles en la sociedad. No estamos acostumbrados a ver esos cuerpos y no necesariamente queremos hacerlo, porque no son familiares y pueden hacernos sentir incómodos», añadió.

Micheli también tuvo presente durante el rodaje sus propias contradicciones cuando reveló «¿solo podemos representar lo que somos? Obviamente no. Pero sucede que vivimos en una era en la que las minorías están reclamando sus historias, ya sea personas de color o trans. Es el mismo tipo de pregunta. Todo lo que espero es que en 20 años, una mujer trans pueda jugar un papel cisgénero, y viceversa. Es solo que no estamos allí todavía».

Finalmente y en relación al rol protagónico de Mya Bollaers, el director afirmó: «Mya tenía la capacidad de entregar su historia y sus emociones sin filtro, como un diamante en bruto, esperando ser cortado y pulido. Lo hizo todo de forma bastante caótica. No tenía ninguna técnica de actuación, y para colmo es disléxica. Su cerebro realmente funciona al revés. Es un gran desastre, pero muy animado. Ella tenía la verdad que me interesaba, y eso es lo que quería capturar».

En su exposición añadió «durante la audición pedí a las chicas que bailaran y Mya no quiso, así que propuso otra cosa diferente. Eso me intrigó. Le dije, "va a haber una escena en la que tendrás que bailar". Ella crea vida. Y crea la verdad también, porque realmente no le gusta bailar. A veces lucha con su cuerpo. A veces la transición puede actuar como una segunda adolescencia, mientras que Mya acaba de salir de eso. Creo que fue una hermosa manera de contar cómo alguien puede reclamar la propiedad de su feminidad».