Periodista, especializado en información cultural / Kazetaria, kulturan espezializatua
Entrevista
CHRISTIAN LERCH
CINEASTA

«Si te ves en la necesidad de exponer tus argumentos a gritos es porque no se sostienen»

Nacido en Baviera, en 1966, tuvo una sólida formación teatral antes de convertirse en estrella de la televisión alemana de los 90. Debutó como realizador con ‘Was Weg us Weg’ (2012). ‘La sala de cristal’, basado en los recuerdos del guionista Josef Einwanger, llega el viernes a los cines.

Christian Lerch ha dirigido ‘La sala de cristal’. (NAIZ)
Christian Lerch ha dirigido ‘La sala de cristal’. (NAIZ)

‘La sala de cristal’ está narrada como una historia de iniciación. Su protagonista es Félix, un niño bávaro de apenas 10 años que, cuando la II Guerra Mundial da sus últimos coletazos, se debate entre mantener su confianza en la doctrina oficial del Reich (en la que ha sido adoctrinado) o depositarla en su padre, un desertor cuya disidencia le estigmatiza como traidor a la patria a ojos de su propio hijo.

​En los años 70 y 80 el cine alemán volvió su mirada hacia los años del nazismo buscando expiar culpas sobre el daño que Alemania había provocado a otros pueblos. Sin embargo, últimamente cuando se aborda aquel período parece como si se hiciera con la idea de reflexionar sobre la devastadora incidencia que tuvo el nazismo para los propios alemanes.
La verdad es que asumí esta película como un encargo profesional. Cuando leí el guion y vi que trataba sobre aquel período pensé que ya se habían hecho muchas películas sobre aquellos años, la mayoría de ellas desde el punto de vista alemán. En este sentido, expiar nuestras culpas como pueblo me parece que sigue siendo algo necesario pero quería ir más allá de esa idea y hacer partícipes de este tipo de reflexiones a los jóvenes de hoy. De ahí que me plantease la película como un relato de iniciación, como una historia casi de aventuras. ‘La sala de cristal’ muestra el conflicto interior que vive un crío cuyo corazón está dividido. De un lado está con su padre, un desertor del ejército, pero sometido al nazismo, al discurso y a la ideología dominantes.

​Su película muestra la manipulación a la que fueron sometidos los niños y los jóvenes a la hora de asumir la guerra como una cruzada patriótica ¿Qué le interesaba de este conflicto?
Esa manera pérfida de adoctrinar a los niños y a los jóvenes que tenían los nazis sigue vigente en otras dictaduras actuales que tratan de captar a los más jóvenes, llevarlos un fin de semana de aventura o de vacaciones y hacerles disparar un arma como si fuera algo divertido. Sin embargo, detrás de eso hay un abuso hacia estos jóvenes y eso es lo que quería mostrar en mi película, en parte para diferenciarme de otros trabajos que se han rodado sobre ese mismo período. Espero que el público más joven pueda llegar a empatizar con los protagonistas del filme y que éste funcione a la hora de sensibilizarlos contra este tipo de abusos.

¿Qué tipo de reflexión adicional aporta el hecho de que la historia esté narrada desde los ojos de un niño? Se lo comento porque parece como si hoy en día la sociedad estuviese tan infantilizada que eso nos hace más susceptibles de ser manipulados.
No estoy muy seguro de que vivamos en una sociedad totalmente infantilizada pero sí creo que los temas que abordamos en la película y el modo en que son percibidos desde una óptica infantil pueden ser también asumidos por un público adulto. Ese conflicto que vive el protagonista del filme creo que, a otro nivel, también se da en su madre cuando se debate entre la necesidad de decir ‘Heil Hitler’ para que la dejen en paz y su deseo de no hacerlo como un acto de disidencia. Al final, este tipo de conflictos entre lo que sentimos que debemos hacer y lo que nos conviene hacer se da en todos nosotros.

​¿Hasta qué punto el auge de la extrema derecha en Alemania y en Europa en general justifica que últimamente el cine alemán y europeo haya vuelto a dirigir su mirada a aquellos años?
Uno, como cineasta, siempre tiene la secreta esperanza de que su película suscite algún tipo de reflexión en el espectador que le haga pensárselo dos veces antes de apoyar en las urnas a este tipo de partidos de extrema derecha. En Alemania, actualmente solo contamos con un partido de estas características, el IFD; desafortunadamente no constituye una excepción sino que en Europa hay muchos otros partidos similares. Nuestra película viene a demostrar que no hay soluciones fáciles para cuestiones complejas, en ese sentido viene a desmontar todo el andamiaje de este tipo de formaciones políticas que lo que hacen es dar respuestas simples frente a realidades que no lo son. Es fácil dirigirse a las masas y decirles: «Nosotros representamos la mano dura que necesita el país, vuestra salvación está en nuestras manos». Pero este tipo de mensajes nunca nos llevarán a una verdadera sociedad igualitaria, ni buscan bien común ni el modo de lograr una riqueza colectiva.  

Hay un personaje muy interesante en la película y es el de Feik, el jefe del partido nazi del pueblo, un tullido que por su condición física no ha podido acudir al frente pero que va dando lecciones de patriotismo a sus semejantes. ¿Por qué cree que la defensa de este tipo de discursos de odio y de exclusión casi siempre es asumida por personajes con algún tipo de frustración?
Hay un giro de guion en la película, casi al final, donde ves fugazmente que realmente no es tullido, que puede mover sus piernas con normalidad. Él únicamente simula tener una pierna rígida e inmóvil; así que, a través de este personaje, quisimos construir un arquetipo satírico que reflejase la falsedad de todos aquellos que van por la vida de héroes o de salvapatrias. Lo más normal es que si te ves en la necesidad de exponer tus argumentos a gritos es porque estos no se sostienen por ningún lado y tu único interés es hacerte oír, recibir la atención de quienes te rodean. Pero ese patetismo no excusa en modo alguno su comportamiento, está claro que se trata de un personaje nocivo y de un auténtico cretino.

¿Qué sensaciones está dejando la película entre el público más joven?
No sabría decirte, porque la película aún no se ha estrenado en Alemania; de hecho, ha llegado antes a los cines aquí que en mi país. Tengo la respuesta de varios amigos que sí han visto la película junto a sus hijos y también la de algunos miembros de mi familia, como mi hermano pequeño. Todos se han sentido muy cercanos a la historia y la película les ha generado muchas preguntas. Me decían: ‘¿Pero de verdad estaban tan adoctrinados como para pensar que podían ganar la guerra cuando los americanos ya habían tomado Munich?’. Eso es lo que me gusta de verdad, que vean la película y ésta les genere preguntas de este tipo. Creo que ‘La sala de cristal’ es un filme que debería ser proyectado en los colegios.

​¿Cómo acometió el trabajo con los actores? ¿Le resultó útil su experiencia como actor para dirigirlos?
Supongo que sí, que me fue útil. De hecho yo empecé a dirigir de manera un poco casual y porque me lo pidieron. Antes de eso estudié interpretación cuando era joven y estuve muchos años trabajando en el teatro. Cuando empecé a dirigir cine me resultó muy fácil ponerme del lado de los actores.  Es una ventaja y tengo que decir que dirigir a los cuatro niños protagonistas fue un regalo, porque nos divertimos mucho durante los ensayos y el rodaje; hubo mucho trabajo de preparación donde les di la oportunidad de que preguntaran muchas cosas. Durante el rodaje estuvieron todo el rato acompañados por un coach, que les preparaba incluso para enfrentarse a las secuencias de gran dramatismo. Creo que estuvieron muy bien acompañados en todo momento y que su trabajo es impresionante.