El calendario y la meteorología se pusieron de acuerdo ayer, 1 de setiembre, para dejar claro que la época estival tiene los días contados y que el otoño está a la vuelta de la esquina. Y con la nueva estación llega el inicio del curso, la rutina laboral y, habitualmente, un repunte de las enfermedades que se transmiten por el aire, como el covid.

Precisamente, el año pasado, entre setiembre y noviembre se produjo una fuerte escalada de contagios en Euskal Herria, y ahora, tras un verano que ha sido más difícil que el anterior, expertos y profesionales sanitarios están a la expectativa de lo que pueda ocurrir en las próximas semanas. Sin ir más lejos, el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (Ispln) destaca en su último informe que si bien «la tendencia actual va encaminada hacia la remisión de esta quinta onda epidémica», no es «descartable» que la transmisión pueda reactivarse «favorecida por el retorno de las vacaciones y la recuperación de la actividad en universidades, colegios y empresas, lo que genera nuevos círculos de contacto».

Sin embargo, hay un elemento que debe hacer que lo ocurrido en aquella segunda ola, que precipitó el segundo y más largo estado de alarma en Hego Euskal Herria, no se vuelva a repetir: el proceso de vacunación.

Casi el 80% de la población

Las vacunas ya han evitado que la altísima tasa de incidencia que se ha llegado a acumular en julio y agosto provocara un número equivalente de hospitalizaciones y decesos –han prevenido el 95% de las defunciones por covid en esta quinta ola, según el Ispln–, y aunque está por ver si van a posibilitar que se alcance la inmunidad de grupo, la alta cobertura existente debería minimizar las consecuencias más graves de la pandemia.

Y es que para cuando llegue el otoño dos millones y medio de personas ya estarán completamente vacunadas en Euskal Herria, lo que supone el 78,5% de toda la población de este país.

A falta de tres semanas para el cambio estacional, 2.237.601 personas han recibido al menos una dosis de la vacuna en Hego Euskal Herria –1.726.488 en la CAV (78,4%), y 511.113 en Nafarroa (77,2%)–, y aunque no hay datos concretos sobre Ipar Euskal Herria, en el departamento de Pirineos Atlánticos el porcentaje de población con al menos un pinchazo es del 81,5%. Dando por supuesto que la cobertura en Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa se mueve en esas cifras, serían unas 260.500 personas.

En total, y según estas cuentas, el martes 2.498.101 personas habían recibido una o dos dosis de cualquiera de las vacunas contra el covid, la gran mayoría de ellas de Pfizer. Y como esta marca requiere un periodo de tres semanas entre ambas dosis, el 21 de setiembre esa será, con mínimas variaciones –la segunda vacuna de Moderna se administra cuatro semanas después de la primera, y la vacuna de Janssen es monodosis– la cifra de personas con la pauta completa cuando comience el otoño.

Cierre de vacunódromos

Esos números hacen referencia a la población total de Euskal Herria, pero se elevan a porcentajes no muy lejos del 90% si solo tenemos en cuenta a las personas que pueden recibir la vacuna, las mayores de 12 años.

Son cifras que constatan la buena respuesta por parte de la ciudadanía, pero que también auguran un final no muy lejano de la campaña de vacunación como la hemos conocido desde su inicio en diciembre de 2020. Es probable que en pocas semanas quien no se haya vacunado no lo habrá hecho, no porque no ha tenido ocasión sino por alguna razón de fuerza mayor o porque no ha querido, y aunque se seguirán administrando vacunas no será de forma masiva.

En este sentido, la consejera de Salud de Lakua, Gotzone Sagardui, concretó ayer que solo faltan «algo más» de doscientas mil personas mayores de 12 años por ser vacunadas, y anunció que «en breve» va a empezar un proceso de «reorganización» de los puntos de vacunación en la CAV con el cierre paulatino de los llamados vacunódromos.

La consejera, que retomó sus comparecencias en comisión parlamentaria tras más de un mes de parón vacacional, argumentó que los grandes centros de vacunación «han resultado un éxito», pero que también suponen «un enorme esfuerzo logístico y organizativo». Asimismo, explicó que si en este proceso de reorganización de los puntos de vacunación hay que hacer algún ajuste en las citas que se han dado, será Osakidetza la que informe a la persona afectada del cambio de lugar.