Godard vs. De Broca
Siempre que nos deja una gran personalidad del cine se dice aquello de que se ha ido alguien insustituible y, en lo que a Belmondo se refiere, es exactamente así.

Representa un tipo de actor que ya no existe y que, por lo tanto, permanece ligado al fenómeno nostálgico. El protagonista de ‘La magnifique’ (1973) era querido por sus compatriotas y el resto de espectadores y espectadoras de todas partes. Estoy hablando de una admiración sincera, que no se puede comparar con la nula garantía que hoy en día ofrece el tener millones de seguidores en una cuenta de Instagram.
Pero cómo no le íbamos a querer, con los buenos ratos que nos ha hecho pasar este hombre, con su nariz de boxeador y su eterna sonrisa burlona que te alegraba el día y lo que quedaba de la semana.
Sí, sí, se trata de una gran pérdida, debido a que el protagonista de ‘À bout de souffle’ (1960) poseía una actitud desprejuiciada imposible ya de encontrar.
He citado en el primer párrafo una realización de Philippe De Broca y en el segundo otra de Jean-Luc Godard, porque son dos títulos totalmente antagónicos, pero que el actor valoraba por igual. Le estaré eternamente agradecido por transmitirnos la equivalencia entre formas creativas opuestas, ya que no se debe menospreciar a quien hace películas para todos los públicos frente a quien es objeto de culto intelectual como padrino de la Nouvelle Vague.

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