
Curiosamente, el día que Italia dedica a Dante Alighieri, bautizado como Dantedì, no tiene que ver con su muerte ni con su nacimiento –en 1265, aunque el día no se ubica con exactitud–, sino con la jornada que los estudiosos han fijado como la de inicio del viaje imaginario que el poeta realizó al más allá en su referencial ‘Divina Comedia’, el 25 de marzo.
El gran poeta Dante Alighieri atravesó el Infierno de las intrigas de su tiempo, el Purgatorio del exilio y el Paraíso de la gloria en la que es considerada como la obra capital de la cultura de Italia.
Escrita en dialecto florentino del siglo XIV y no en latín, esta monumental pieza es un recorrido imaginario de redención por el Infierno, Purgatorio y Paraíso descrito en cien cantos de endecasílabos.
En sus páginas, Dante plasmó su tiempo y sus protagonistas, sumergidos en los lodazales del averno o bendecidos en el cielo. Pero al mismo tiempo constituye un magistral tratado de teología y filosofía que cimienta el Renacimiento, en el que el autor dialoga también con los héroes, filósofos y profetas de la Antigüedad.
Su nacimiento ha sido datado en 1265 en una familia adinerada de la pujante República de Florencia. Su formación pasó por la teología, la filosofía, la física o la retórica y con 12 años fue casado con Gemma Donati.
En su juventud batalló contra algunos enemigos de Florencia, como Pisa, y después participó en política del lado de los güelfos, la facción partidaria del Papa que se oponía a los gibelinos, afines al Sacro Imperio Germánico.
Precisamente esta militancia precipitó su ‘Infierno’ personal, su exilio en 1302 hasta morir por malaria en Rávena en 1321. En este su paso por el Infierno, cruel, a menudo cómico, Dante topó en sus puertas con una inscripción ‘Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis’.
Cruzado el umbral e iniciado el viaje, señaló a los culpables de su desdicha y dividió esta arquitectura fatal en nueve fosos en los que se reparten las almas, reservando el último de ellos, a los pies de Lucifer, a los traidores.
La ‘Divina comedia’, sin palabras y entre pecados capitales
Referente cultural pero de una gran complejidad, el reto de trasladar el imaginario de Dante al medio cinematográfico ha cobrado en diferentes adaptaciones. La primera de ellas data de de cuando el cine todavía no sabía hablar.
Titulada L’Inferno (1911), fue dirigida por Francesco Bertolini, Adolfo Padovan y Giuseppe de Liguouro. Su rodaje se prolongó durante tres años y pasa por ser uno de los primeros largometrajes de la historia. Su duración alcanza lo 68 minutos, y destaca sobre todo por su gran fuerza visual, inspirada en los célebres grabados que Gustave Doré plasmó en la ‘Divina comedia’.
En la también producción muda del año 1924 'Dante's Inferno', el director Henry Otto abordó la adaptación la obra maestra del florentino con Lawson Butt en el papel del propio Dante y Howard Gaye como el poeta Virgilio.
Spencer Tracy, Claire Trevor y Henry B. Walthall protagonizaron en 1935 'La nave de Satán', un fallido filme lastrado por una gran carga de moralina en el que Tracy interpretó a un charlatán de feria que fleta un barco en el que recrea secuencias del Infierno de Dante.
En 1991, el veteranísimo cienasta protugués Manoel de Oliveira filmó su muy personal 'La divina comedia' protagonizada por María de Medeiros, Miguel Guilherme y Luis Miguel Cintra. David Fitch también rodó una versión bastante libre del original dantesco en el año 2012, ‘Purgatorio’. En esta oportunidad, los encargados de dar vida a Dante y Virgilio fueron, respectivamente, Jason Nicola y Max Winthrop.
Entre lo más reseñable figura la utilización que el guionista Andrew Kevin Walker realizó en aquel inquietante descenso a los infiernos que llevó por título 'Seven' (1995). Dirigida con maestría por un David Fincher que abordaba su segunda experiencia en el largometraje tras ‘Alien 3’, la película incluía diferentes elementos literarios que el asesino sicópata John Doe utilizaba en la escenificación de sus siete crímenes.
Además de los ‘Cuentos de Canterbury’, de Chaucer; ‘El mercader de Venecia’, de Shakespeare, y ‘El paraíso perdido’, de Milton; figura de manera destacada la ‘Divina comedia’.
Además de algunas ilustraciones de Gustave Doré que aparecen en algunas secuencias, el original literario de Dante inspira la ruta emprendida por los personajes encarnados por Morgan Freeman y Brad Pitt, cuya investigación arranca como un simil del inicio del viaje emprendido por el poeta italiano cuando recorrió los nueve círculos del infierno, donde las almas son condenadas en función de las faltas que cometieron en vida.
La siguiente etapa se escenifica en el purgatorio, una montaña compuesta por siete niveles, cuyo orden fue establecido a partir de los siete pecados capitales enlistados por Santo Tomás de Aquino: soberbia, envidia, ira, avaricia, pereza, gula y lujuria.

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