Ainara Lertxundi
GARAren edizio taldeko kidea / Miembro del equipo de edición de GARA

«El infierno dentro del infierno» de la infancia atrapada por la guerra en Ucrania

James Elder, desde Zaporizhzhia, Daniel Timme, desde Polonia, y los responsables de Unicef-España han mantenido hoy un encuentro virtual y presencial con medios para informar de la situación de la infancia en Ucrania, «profundamente traumatizada» tras dos meses de guerra.

Dos amigos juegan en el parque situado enfrente a lo que fue su escuela en Kharkiv, bombardeada en febrero pasado.
Dos amigos juegan en el parque situado enfrente a lo que fue su escuela en Kharkiv, bombardeada en febrero pasado. (Kristina Pashkina | Unicef)

Según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), hasta la fecha, al menos 226 niños han fallecido en Ucrania y 319 han resultado heridos. «Pero es muy probable que las cifras reales sean más altas. Dos tercios de los niños y niñas ucranianos están desplazados dentro de su propio país o se han visto obligados a huir y refugiarse en otro. Pero detrás de cada uno de estos datos hay un rostro infantil, una historia de miedo, huida y violencia, un presente muy injusto y un futuro, si no termina esta guerra, truncado», ha señalado Gustavo Suárez Pertierra, presidente Unicef España.

Más de 5,4 millones de personas han cruzado las fronteras ucranianas hacia Europa occidental, casi la mitad son niños. Todas las escuelas han cerrado, lo que afecta a 5,7 millones de niños en edad escolar. Además, cientos de infraestructuras educativas han sufrido daños o han sido destruidas. En estos dos meses, ha habido más de 650 ataques a instalaciones sanitarias.

«Estamos viendo una mayor devastación»

«Estamos viendo una mayor devastación. Escuelas, médicos, enfermeras… están siendo objetivo de ataques crueles. Están destrozando lugares donde hay niños y civiles. He visto a padres y madres enterrar a sus niños sin una documentación formal, sin una despedida. A medida que la guerra continúa, aumenta el trauma, la sensación de estrés diario. Cada día nos despertamos con noticias de bombardeos. No ha habido ni un día bueno para Ucrania», ha subrayado desde Zaporizhzhia James Elder, portavoz de Unicef en Ucrania, durante el encuentro virtual y presencial organizado por la agencia de la ONU con medios para informar de la situación actual de la infancia en el país.

«Las condiciones humanitarias de los niños siguen empeorando, especialmente en lugares como Mariupol. Cuando estuve aquí hace dos meses, casi tres millones de niños necesitaban ayuda. Ahora son 5,3 millones», ha destacado.

4,3 millones de niños –más de la mitad de la población infantil del país– han huido de sus hogares. De ellos más de 1,8 millones se han refugiados en otros países, mientras que 2,5 millones están desplazados internamente.

«Nuestra responsabilidad a la hora de proteger a estos niños afectados por guerra, no se limita a salvarles la vida, debemos proporcionarles apoyo sicosocial, soporte sicológico para afrontar el trauma, juguetes que les ayuden a sobrellevar el trauma… Desde la primera vez que vine al país, la respuesta de Unicef se ha ido ampliando, en contacto siempre con las comunidades, preguntándoles las necesidades que tienen y respondiendo a ellas», ha señalado Elder. Esta es su segunda misión en Ucrania.

Alrededor de 5.500 menores están recibiendo en estos momentos apoyo sicológico y emocional en las regiones de Mariúpol, Chernivtsi, Dnipropetrovsk, Donetsk, Kharkiv, Kyiv, Lviv, Odessa, Poltava, Vinnytsia, Zakarpattia, Zaporizhzhia y Kharkiv.

«En mi trabajo recibo un montón de malas noticias y números trágicos. Pero quisiera destacar la resiliencia y fortaleza de las personas conozco a diario, de esa abuela, de esa madre, de ese adolescente… Cuando vine en la primera misión, en esa primera ola de refugiados, era como ver las imágenes en blanco y negro de la II Guerra Mundial, trenes llenos, despedidas de familias en los andenes del tren, en medio del frío… gente voluntaria cocinando en la nieve, ofreciendo sus casas cercanas a las estaciones a quienes llevaban horas esperando para subir a un tren…», ha recordado.

Remarca el momento de felicidad vivido el martes al poder reubicar a 70 personas que lograron salir de la acería de Azovstal, en Mariúpol.

«Fueron las dos horas mejores que hemos tenido en Ucrania. Ver reflejado en sus rostros un alivio absoluto, por fin, algo de seguridad, aunque también se sentía tristeza porque había personas que se habían quedado atrás. Conversé con mujeres que tuvieron que tomar la decisión de dejar a sus maridos para poner a salvo a sus hijos. Una persona jamás debería de verse en una encrucijada así. Después de semanas, salían de búnkeres fríos, húmedos donde han vivido bajo el miedo constante, escuchando explosiones cerca de ellos, con miedo a que los muros de los búnkeres vencieras y murieran atrapados. Han tenido que hacer frente a la escasez de alimentos, racionarlos. El infierno dentro del infierno», ha remarcado el representante de Unicef.

Denuncia los «ataques aleatorios» de los misiles. «Hace poco atacaron una estación de tren donde había muchos civiles. El punto de suministro de ayuda humanitaria de Unicef estaba a solo un kilómetro», señala a modo de ejemplo.

Alerta por las redes de trata

Desde Polonia, Daniel Timme, especialista en comunicación de Unicef, ha alertado sobre la existencia de redes de trata con fines de explotación sexual y la necesidad de mantener un registro oficial y fidedigno de cada personas que sale refugiada.

«Voy a citar a una mujer que conocí. Salió huyendo con lo puesto, dejando a su marido y llevándose a los niños. Llegó a la frontera caminando, en coche… los niños llevaban días sin comer. En Cracovia siguió hasta Varsovia, luego a Alemania. Durante toda esa travesía se alojó donde pudo, a veces en casas de extraños. De Alemania ha regresado a Polonia porque quiere estar lo más cerca posible de Ucrania. En Polonia hemos conseguido registrarla como refugiada. A ella le ha salido bien, pero resulta difícil imaginar el riesgo que corren si caen en manos equivocadas. Durante la primera ola de refugiados fue imposible llevar un registro al día», subraya.

«Sabemos que hay redes de trata de personas que están en activo y que están cazando a mujeres y niñas para explotarlas sexualmente. Debemos de ponernos al día con el registro de personas refugiadas para salvaguardarlas y evitar que caigan en estas redes».

En los países de acogida, en los puntos fronterizos y a lo largo de las rutas con mayores flujos de migración, Unicef y ACNUR han establecido los llamados Puntos Azules (21 a día de hoy), «espacios seguros donde se ofrece información clave y se tiene la capacidad para identificar a niños separados y no acompañados, que por esa situación están especialmente desprotegidos y son más vulnerables al abuso, la explotación o la trata».

Preocupación por los niños en instituciones del Estado

En este punto, Elder ha llamado la atención sobre la situación de los 100.000 niños ucranianos que antes de la guerra estaban al cuidado de instituciones del Estado, muchos de ellos con algún tipo de discapacidad.

«Muchos fueron reubicados en otros países sin toda la formalidad que nos hubiera gustado. Estamos tratando de encontrar a esos niños a través de los gobiernos de los países que los acogieron. Sabemos también que algunos se han enfrentado a situaciones peligrosas y difíciles en las que sus cuidadores se han marchado y se han quedado sin atención», ha lamentado.

Antes de dar por concluida la rueda de prensa, Ana Sotto-Mayor, directora de comunicación de Unicef-España, ha demando «un alto el fuego inmediato en #Ucrania y un acceso humanitario seguro para llevar ayuda a niñas, niños y familias».