La mediocridad se ha tragado la temporada 2021/22 de Bitci Baskonia
La llegada de Neven Spahija en lugar de Dusko Ivanovic no ha salvado a Saski Baskonia de una temporada mediocre en la que ni se ha jugado la Copa, ni los play-offs de la Euroliga y que no ha habido posibilidades reales de hacer gran cosa en la Liga ACB.

Se acabó lo que se daba. Después de 72 partidos, Bitci Baskonia ha acabado la campaña 2021/22 con 34 victorias y 38 derrotas, sin haber disputado la Copa ni haber jugado los play-offs de la Euroliga, mientras que las semifinales de la Liga ACB llegaron merced a una gran victoria en Valencia, pero con el condicionante de la lesión de Martin Hermannsson y un ataque de pánico de la escuadra taronja. Un Real Madrid lleno de bajas ha barrido con claridad a los gasteiztarras.
Se puede decir que esta campaña 2021/22 de Saski Baskonia ha sido de una mediocridad tal que no ha sido ni mala. Ha habido cosas buenas, como por ejemplo la recuperación de Wade Baldwin después de que en un momento dado se llegara a especular de que el flamante fichaje estrella para la campaña se iba a borrar del cuadro gaeteiztarra. Asimismo, Simone Fontecchio ha sido el valor más seguro en el perímetro baskonista, sumando de alero y de ala-pívot ofreciendo lo mismo un gran tiro exterior como juego de espaldas y cierto carisma para conectar con la gente.
También ha regresado el público y eso siempre es un valor. Eso sí, apenas se han llegado rozar las 10.000 entradas en el Buesa Arena en los días de mayor afluencia, sin que se haya acercado jamás a las 15.000 localidades que existen.

Pero las malas noticias han sido muchas más. Primero, que Dusko Ivanovic ha sucumbido a los «idus de noviembre», tal y como le sucedió hace una década. Neven spahija fue su sustituto en una segunda etapa 14 años después de su título de Liga ACB de 2008, pero el de sibenik no ha terminado de dar con la tecla. Ha tardado en confirmar el equipo a su gusto y en el ínterin las partes más interesantes de la campaña le han pasado por delante.
Morir de pie es morir
El 7 de noviembre Saski Baskonia remontaba un 18-33 adverso ante Unicaja para terminar ganando por 92-89. Dusko Ivanovic lograba la que sería su última victoria en Gasteiz, aunque para ello tuviera que sacrificar a Baldwin y Steven Enoch y tirar de Sedekerskis, MVP de aquella jornada con 22 puntos, 11 rebotes y 35 de valoración, Marinkovic –que ha alternado grandes chispazos con simas oscuras y hondas– y una rotación de solo seis jugadores.

«Si vas a morir, que sea en pie y con la gente en la que confías», dijo el técnico de Bijelo Polje, luego de evitar su cese con un triunfo que suponía cortar con una racha de cinco derrotas. Días más tarde, un 93-67 adverso en la Euroliga frente al Barça suponía el último clavo en su ataúd, aunque todavía quedaría una derrota más en Gran Canaria.
El 15 de noviembre llegaba Neven Spahija para completar su segundo ciclo en el Baskonia, luego de una vasta experiencia en China y sobre todo como asistente en la NBA. El de Sibenik llegaba con la idea de un juego «en cancha abierta» y lo cierto es que su equipo ha funcionado mejor cuando ha corrido, porque a media pista ha padecido un calvario.
Su debut, el 17 de noviembre, fue un gran triunfo ante el Estrella Roja de Belgrado por 93-74. «Mejoraremos, pero no puedo hacerlo solo», advertía Spahija, pidiendo ayuda a su staff técnico y alos jugadores, de quienes solicitó «talento y corazón».
Por desgracia, el ritmo frenético de partidos que impone sobre todo la Euroliga, con semanas en las que se han acumulado hasta tres partidos, rompieron el «período de gracia» en muy pocas semanas.
La Copa se escurría y la Euroliga, también, luego de encajar una serie de palizas ante Olympiacos, Maccabi, Zenit de San Petersburgo o Unics Kazan.
«No busco excusas», ha sido uno de los sonsonetes recurrentes de Spahija, pero lo cierto es que su alusión a los viajes y al cansancio –más la prolongada lesión de Alec Peters, ausente hasta después de las Navidades–, han sonado a excusa más que razón de peso.
Por otro lado, la covid-19, empezando por el propio entrenador ante Zaragoza en la Liga ACB y Barcelona en la Euroliga, obligaban a David gil a ejercer de entrenador jefe, antes de que toda la plantilla se viera infectada por un brote.
Solo un ritmo
La mejor noticia de la llegada de Spahija ha sido que el croata le ha dado las llaves del equipo al de Nueva Jersey. Adusto en sus formas, el norteamericano no ha terminado de calar en la afición, pero nadie le puede achacar que no lo haya intentado. Cierto que ha tenido partidos en los que solo ha lucido su talento cuando las cosas estaban perdidas o directamente imposibles, pero conforme más jefe se ha sentido del equipo, más y mejor ha asumido la responsabilidad, y eso es algo que hay que agradecer al jugador.
El problema ha sido su recambio, o su falta del mismo. Jayson Granger, de regreso del Alba de Berlín, empezó muy bien, pero el exceso de minutos y partidos le pasó factura. El uruguayo empezó ejerciendo de base cerebral y tardó poco en erigirse en otro base amasador de balón, como el propio Baldwin, pero con menos capacidad física. Por ende, el sudamericano ha intentado explotar su tiro exterior como arma principal, un arma que le ha estallado en la cara al equipo, toda vez que Granger a veces ha resuelto con éxito –y otras– ataques que él mismo ha bloqueado merced a su talento.

Y como Lamar Paters, que llegó el 2 de noviembre a Gasteiz y duró hasta febrero, no ha sido un recambio adecuado para las necesidades de equipo, al tiempo que Artursa Kuruca se ha destapado como un base sin buen manejo de balón y un escolta sin tiro fiable, al final Baldwin ha tenido que asumir en exceso el papel de base casi único, al tiempo que Giedraitis ha tenido que alternar en exceso el puesto de escolta, donde sus carencias en el bote han quedado al descubierto, acabando el lituano cansado y ofuscado.
Beneficiados por la guerra
No es cuestión de frivolizar, sino que es la pura verdad. La invasión rusa de Ucrania dejó fuera de la Euroliga a CSKA, Zenit y Unics, y eso le ha dado una última oportunidad a Saski Baskonia para remontar en Europa y colarse en el Top 8 continental.
Ahí, en partidos resueltos con victoria ante Olympiacos, Anadolu Efes o Fenerbahçe, ha estado el mejor momento del cuadro gasteiztarra, que llegó a rozar la octava plaza clasificatoria a falta de un par de jornadas para acabar la Fase Regular.
Por desgracia, una derrota en Mónaco ante una de las revelaciones de la temporada continental echaba al traste el buen trabajo baskonista. Pero no hay que olvidar que la eliminación de los equipos rusos han supuesto eliminar a tres conjuntos emplezados entre los ocho primeros de la clasificación cuando llegó el fatídico 24 de febrero, mientras que Saski Baskonia, de no haber pasado tal circunstancia, no tenía casi opciones matemáticas para hacer nada en Europa. Ni la remontada final le valió para meterse en un Top 8 que se ha presentado casi como una oportunidad perdida.
Mientras tanto, los de Spahija han ido remontando en la Liga ACB aunque sin poder alcanzar la condición de cabezas de serie, luego de mostrarse extremadamente frágiles en casa. «Jugar en casa para nosotros es una presión añadida. Fuera jugamos más relajados», ha llegado a decir Spahija.
¿Y la cantera?
Otra de las miserias de este Saski Baskonia 2021/22 es el escaso empleo de la cantera desde la llegada del técnico de Sibenik. Si el 7 de noviembre Sedekerskis conseguía ser el MVP de la jornada, el pasado martes ante el Real Madrid ni uno solo de los canteranos tuvo un solo segundo de juego. «Queríamos ganar este partido», dijo Spahija tras el encuentro y con el equipo eliminado. Ni cuando Chus Mateo cometió el dislate de pedir tiempo muerto con 72-83 en el marcador a falta de 49 segundos cambió a los jugadores el técnico croata.
El problema ha estado personificado sobre todo en Sedekerskis, un jugador erigido en un miembro útil de la rotación de Ivanovic, sobre todo de ala-pívot y de pívot, lejos del fino estilista que llegó a Gasteiz con 18 años, pero convertido en un jugador sólido, buen defensor y listo en el juego sin balón.
Spahija ha ido llevándolo al ostracismo más absoluto, en una apuesta decidida por un Alec Peters que pese a su talento, ha sido muy irregular quizá por haberse perdido el primer tercio de campaña, un Matt Costello al que la Euroliga a veces se le ha hecho demasiado dura, como a Steven Enoch, mientras que el fichaje de Yannick Wetzeel desde Nueva Zelanda tras despedir a Landry Nnoko ha supuesto traer a un pívot aguerrido pero al que el cambio de aires lo está pillando aún de nuevas.

Comentado Kurucs, fue una alegría ver a Sander Raieste ser un jugador decisivo en la victoria del Baskonia ante Anadolu Efes el 8 de marzo, con el estonio anotando 11 puntos sin fallo en el último cuarto. Pero ni ha tenido el acierto ni la confianza para tener más actuaciones como ésta y en los play-offs, aunque ha sido quien más ha aparecido entre los canteranos del Baskonia, su trascendencia ha sido nula.
De cara al año que viene algo habrá que hacer. Estos tres jugadores tienen contrato y por detrás llegan Sidi Cissiko, Savkov y Hanzlik, cedidos al Iraurgi, más Miguel González, en punga por subir a la Liga ACB en su cesión a Lleida. Cissoko es el que tiene más papeletas para quedarse en el primer equipo, sobre todo por su tremenda planta física de base de más de 1,95 metros y enorme capacidad atlética como atesora el francés.
Si, como se dice en los mentideros, Joan Peñarroya sustitiuye a Spahija al frente del banquillo baskonista, quizá los cupos de formación del Baskonia sean algo más que figuras decorativas, que buena falta hacen con temporadas tan cargadas. «Conozco mi futuro, pero tengo que hablar con el club», ha dicho Neven Spahija a este respecto.
11 jugadores con contrato
Solo Wade Baldwin y Alex Barrera acaban contrato, siendo en total 11 los jugadores que tienen contrato de cara a la campaña 2022/23. Raieste, Sedekerskis, Fontecchio y Costello tiene acuerdos hasta 2024, los más largos de la plantilla.

Vanja Marinkovic, un jugador que ha alternado grandes chispazos y lagunas horrorosas en un opuesto de escolta más que cojo, también posee un contrato que culmina en 2024, pero podría finalizar en 2023 si el club lo estima oportuno.
En esta fecha también se agotarán los compromisos de Steven Enoch y Alec Peters, así como el de Rokas Giedraitis y Kurucs, aunque la «letra pequeña» de estos documentos podría incluir excepciones para cerrar antes de tiempo la relación.
Pero en Saski Baskonia «este jugador tiene contrato» suele ser una frase que vaticina cambios, a veces tormentosos. Así que habrá que ver. Lo que sea para que la campaña 2022/23 no sea otro año en la mediocridad.

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