Yemeli ORTEGA (Efe)

Shireen, «la voz de Palestina» que sigue viva en los nuevos periodistas

La muerte en el terreno de la veterana reportera Shireen Abu Akleh, conocida como «la voz de Palestina», ha atizado la vocación de estudiantes de periodismo en la región. Empuñando plumas y cámaras, se preparan para relevar a su mentora en la vanguardia de la cobertura de la ocupación israelí.

La periodista de Al Jazeera Shireen abu Akleh en uno de sus reportajes desde Jerusalén.
La periodista de Al Jazeera Shireen abu Akleh en uno de sus reportajes desde Jerusalén. (AL JAZEERA/AFP)

Hace un mes, la mañana del 11 de mayo, una bala en la cara acabó con su vida mientras cubría una redada del ejército israelí en Yenín, norte de Cisjordania ocupada. El casco, el chaleco antibalas que la identificaba como «prensa» y su experimentada carrera no pudieron salvarla.

Miles de estudiantes tomaron los pasillos de la Universidad Birzeit, en Ramala, y entre banderas y pancartas de protesta gritaron su dolor por la desaparición de Abu Akleh, un ícono palestino tras casi tres décadas de presencia en radio y televisión.

«Estábamos en shock. Shireen era para nosotros una superheroína que no podía ser derrotada», describe Duha Abuhijleh, coordinadora de periodismo digital en la Universidad. Portando un broche en la solapa con el rostro de la reportera, asegura: «Palestina había perdido su voz».

«Ella no solo era alguien que se levantaba todas las mañanas y hacía su trabajo, no. Era una influencer», asegura la estudiante Lateefah Zaghloul. «Yo la seguía, prefería tener las noticias a través de ella porque confiaba en ella, era imparcial».

«El mismo propósito»

Zaghloul recién llegaba al mundo cuando Shireen se consagraba con su cobertura de la Segunda Intifada (2000-2005) en el canal catarí Al Yazira.

Entonces «había toque de queda, no podíamos salir, así que veíamos todo lo que pasaba en Palestina a través de los ojos de Shireen. Tan empática, tan apegada a los hechos… Nuestro recuerdo de esa época, realmente, está profundamente relacionado con Shireen», cuenta el veterano Emad Alasfar, director del Centro de Desarrollo de Medios de Birzeit.

A sus 21 años, la estudiante de periodismo Shehed Hakeem está convencida de que comparte «el mismo propósito de Shireen». Su compañera, Aysha Taweel, aspira a convertirse en una periodista multimedia con el único objetivo de «contar lo que pasa en Palestina y la opresión bajo la ocupación israelí».

Como Abu Akleh, estas chicas desafían la cultura machista palestina que no se siente cómoda enviando a sus mujeres a coberturas de conflicto armado.

Para impulsarlas, la Universidad Birzeit creó una beca en nombre de la fallecida reportera que será destinada a mujeres periodistas. También creó un concurso anual de periodismo en su honor.

Birzeit era un lugar especial para ella. En los pasillos de la universidad hay fotos de su rostro, sonriente siempre.

Ahí ejerció como profesora en 2004, cuando una ola de jóvenes inspirados por su cobertura de la Intifada quiso estudiar periodismo. Incluso algunos que ya tenían otras carreras en ingeniería o medicina.

Hace tres años, la veterana volvió a esas mismas aulas, pero como alumna. Para el asombro de los estudiantes, tomó un pupitre para aprender nuevas tecnologías aplicadas al periodismo.

Un antes y un después

Desde hace años, la profesora de radio y televisión Juman Quneis expone los reportajes de Abu Akleh como un ejemplo de «perfección del periodismo» en sus clases, donde las mujeres son mayoría.

«El panorama mediático de Palestina era uno antes de la muerte de Shireen y otro después», asegura.

Para la experta, su muerte es un parteaguas que ha puesto sobre la mesa «grandes cuestiones», como los protocolos de seguridad en terreno, la relevancia de la comunidad internacional y la trascendencia del trabajo periodístico en Palestina.

Con la muerte de Abu Akleh, «Israel quería censurar el periodismo en Palestina, pero fracasó. Este crimen animó a todos los palestinos a hacer más, especialmente a los periodistas sobre el terreno. Tomaron conciencia de que lo que hacen es importante», subraya Alasfar.

«Al contrario de lo que se esperaría, que es que sientan miedo, están más convencidos de que deben continuar y mirar a Shireen como ejemplo a seguir», añade Quneis.

Al menos 30 periodistas han sido muertos a tiros cubriendo el conflicto israelí-palestino desde 2000, según Reporteros Sin Fronteras.

«Trabajar aquí es peligroso y ese peligro viene de las fuerzas de ocupación de Israel», denuncia Alasfar tras su escritorio, rodeado de fotografías de guerra.

Una Shireen en cada estudiante

El gobierno palestino y CNN realizaron sendas investigaciones que determinaron que Abu Akleh murió por un «ataque intencional» de las fuerzas israelíes.

Israel rechazó esta hipótesis. El jefe del Estado Mayor, Aviv Kochavi, llegó a decir que la reportera y sus colegas estaban «armados con cámaras».

«No es la primera vez que los israelíes matan a un civil, ni que nos acusan de estar armados con cámaras. Que alguien me diga cuándo la cámara se volvió un arma», deplora Quneis.

«Lo que tenía Shireen era una herramienta para decir la verdad y esto no es bien visto por los soldados israelíes», matiza.

La muerte de Abu Akleh conmocionó al mundo árabe y la comunidad internacional; aún más cuando, durante su funeral, las fuerzas israelíes lanzaron granadas y golpearon brutalmente a los dolientes que cargaban el féretro.

Las jóvenes Shehed y Aysha se apresuran a las primeras filas para escuchar una cátedra de periodismo en la Universidad.

Para Abuhijleh, su coordinadora, «cada estudiante que se gradúe de periodista llevará una parte de Shireen Abu Akleh en su interior».