Carlos Gil
Analista cultural
CRíTICA TEATRAL

Cuando el amor cabe en el bolsillo

Obra: ‘Feliz lunes, un nuevo musical’ Intérpretes: Cristina Salvador, Manuel Pico, Iñigo Santacana Letra: Manu Pico Música: José Luis Buzón Libreto y dirección: Romeo Urbano Producción: Opennig Doors y Barandi Producciones. Umbral de Primavera (Madrid) – 18-05-22

Imagen del musical ‘Feliz lunes’.
Imagen del musical ‘Feliz lunes’. (Arantxa Melero)

Lenguaje actual, las redes, el teléfono inteligente como línea dramática e instrumento narrativo de primer orden y, en este caso, utilizando de manera expresa todos los recursos de un musical, en pequeño formato, en una sala independiente, con un cuidado muy determinante del valor de la palabra, de las melodías, de la calidad musical del trío actoral, a partir de un libreto que va avanzando en su desarrollo dramatúrgico hacia la naturalidad de las relaciones amorosas (o quizás deberíamos decir sexuales) actuales, donde las redes forman parte fundamental de toda comunicación y suplen los contactos directos por conversatorios tópicos, típicos, adocenados, que configuran un estado de ánimo y retratan a unas generaciones.

El escenario se recrea en ofrecernos datos simples, en proporcionar a los espectadores un espacio donde construir una historia con componentes metateatrales, que describe la situación de cientos de jóvenes artistas que desembarcan en la gran ciudad, en este caso Madrid, en busca de una oportunidad. No abunda demasiado en los lugares comunes. Da pinceladas. Porque es un musical que en ocasiones parece romántico, en donde al amor, la soledad, la necesidad de cariño sobrevuela, aunque no parece nunca un tema central, porque la forma utilizada, el musical, el expresar los pensamientos cantando, los diálogos en forma de canción condicionan y añaden una suerte de distancia a lo tratado, pese a que el reparto, además de cantar bien y afinado, intenta no añadir sobreactuación ninguna. Son muchas veces recitativos, sin añadir intenciones, lo que lleva a que Cristina Salvador se nos muestre excesivamente distante, como si en muchos pasajes de la obra se sintiera solamente una voz, olvidando su cuerpo y su expresión física, que recupera en la parte final en la que se basa más en la interpretación que en el canto.

El argentino Manuel Pico, que es además el letrista, dota a su personaje de una verdad escénica que aporta una magia especial y el vasco Iñigo Santacana, dota a su personaje de expresividad y energía. Con una escenografía muy utilitaria y una pantalla para servir los mensajes de los teléfonos como trama a seguir, configura una bonita muestra de un teatro hecho y pensado para jóvenes, tratando asuntos cotidianos de la vida de jóvenes, en este caso del mundo de la farándula y aledaños.