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Los beneficios petroleros de 18 días financiarían todos los llamamientos humanitarios de la ONU

Oxfam sostiene que en los últimos 6 años el hambre extrema se ha multiplicado por más de dos en los 10 países más afectados por el cambio climático y que los beneficios obtenidos por las empresas de hidrocarburos en 18 días bastarían para financiar todos los llamados humanitarios de la ONU en 2022.

Personas desplazadas por las inundaciones en Pakistán hacen cola para recibir alimentos en un campamento improvisado en Sehwan el 13 de setiembre.
Personas desplazadas por las inundaciones en Pakistán hacen cola para recibir alimentos en un campamento improvisado en Sehwan el 13 de setiembre. (Husnain ALI | AFP)

Oxfam Intermón ha difundido este viernes, 16 de setiembre, un informe sobre «el impacto de la crisis climática en un mundo hambriento» que, como era de esperar, dibuja un sombrío escenario actual y proyecta un futuro más oscuro aún si no se producen cambios sistémicos.

‘Hambre y calentamiento global’ es el sencillo titular que encabeza este informe, cuyo resumen ejecutivo arranca con este impactante párrafo pegado a la actualidad: «Un tercio de Pakistán está enterrado bajo el agua. Los cultivos y las tierras han quedado arrasados, y las infraestructuras agrícolas destruidas. En la otra orilla del mar Arábigo, Somalia está sufriendo la peor sequía en 40 años, con la consiguiente pérdida de cosechas y de cabezas de ganado. El clima no está cambiando. Ya lo ha hecho».

Un cambio climático que «está agravando el hambre de millones de personas en todo el mundo», ya que en los últimos 50 años los fenómenos meteorológicos extremos «se han multiplicado por cinco y han destruido hogares, diezmado medios de vida, exacerbado los conflictos y desplazamientos, y profundizado las desigualdades».

Las causas del hambre son «profundamente complejas», pero «los conflictos y los problemas económicos», entre ellos los derivados de la pandemia de covid-19, «siguen siendo determinantes», explica esta organización no gubernamental de cooperación para el desarrollo (ONGD).

Casi 50 millones de personas afectadas en diez países

«Los 10 países más afectados por el cambio climático han sufrido un incremento del 123% del hambre severa en los últimos seis años», señala el informe. Son los diez «puntos críticos» que han sumado un mayor número de llamamientos de emergencia de Naciones Unidas asociados a fenómenos meteorológicos extremos:

Somalia, Haití, Yibuti, Kenia, Níger, Afganistán, Guatemala, Madagascar, Burkina Faso y Zimbabue.

Actualmente, 48 millones de personas se hallan en situación de hambre severa en estos países, frente a los 21 millones de 2016. De ellas, 18 millones están al borde de la hambruna. El periodo analizado en este estudio es el de los últimos seis años (2016-2021).

«Para los millones de personas que ya han sido golpeadas por los continuos conflictos, el aumento de la desigualdad y las crisis económicas, la recurrencia de las crisis climáticas se está convirtiendo en el golpe de gracia», ha comentado Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.

Y ha advertido de que «la oleada de desastres climáticos supera con creces la capacidad de las personas pobres para hacerles frente, sumiéndolas aún más en una situación de hambre extrema».

Tabla incluida en el informe ‘Hambre y calentamiento global’. (OXFAM INTERMÓN)

Algunos de los casos más extremos

A continuación se exponen cinco ejemplos destacados por Oxfam:

Somalia –que conforma el Cuerno de África junto a Yibuti, Eritrea y Etiopía– se enfrenta a la peor sequía registrada, y se prevé que la hambruna se manifieste en dos de los distritos del país, Baidoa y Burhakaba. Un millón de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares debido a la falta de lluvias. El país ocupa el puesto 172 de 182 clasificados según su preparación para hacer frente al cambio climático.

Un poco más al sur del África oriental, en Kenia la sequía se ha cobrado la vida de casi 2,5 millones de cabezas de ganado y ha hecho que 2,4 millones de personas estén pasando hambre, entre ellas cientos de miles de niñas y niños en situación de desnutrición aguda.

En Níger (África occidental), 2,6 millones de personas sufren hambre severa en este momento, lo que supone un incremento del 767% respecto a 2016. La producción de cereales se ha desplomado en casi un 40%, ya que los fenómenos meteorológicos extremos, unidos a los incesantes conflictos, dificultan cada vez más las actividades agrícolas. Si el calentamiento global supera los 2 °C, la producción de alimentos básicos como el mijo y el sorgo podría desplomarse hasta un 25% más.

Burkina Faso, que como Níger también integra la región del Sahel, ha sufrido un alarmante incremento del hambre, que ha aumentado en un 1.350% desde 2016, con más de 3,4 millones de personas en situación de hambre extrema en junio de 2022, a causa del conflicto armado y del agravamiento de la desertificación de las tierras de cultivo y pastoreo.

Cambiando de continente, en Guatemala una grave sequía ha contribuido a la pérdida de cerca del 80% de la cosecha de maíz y ha arrasado las plantaciones de café. «Hemos pasado casi ocho días sin apenas comida», relata Mariana López, una madre que vive en la localidad de Naranjo, en el Corredor Seco Centroamericano. La persistente sequía le obligó a vender sus tierras.

Esperando para recibir agua en uno de los 500 campamentos para personas desplazadas internamente (IDP) en Baidoa, Somalia, el pasado 13 de febrero. (YASUYOSHI CHIBA | AFP)

Desigualdad mundial en petrodólares

El informe de Oxfam también incide en que el hambre derivada de los efectos del cambio climático es una clara muestra de la desigualdad mundial. Y, para más inri, «los países menos responsables de la crisis climática son, no solo los que están sufriendo más sus efectos, sino también los menos preparados para hacerles frente».

En conjunto, los «10 puntos críticos del cambio climático» generan tan solo el 0,13% de las emisiones mundiales de carbono y todos ellos se encuentran en el tercio de países menos preparados para hacer frente al cambio climático.

Por el contrario, los más industrializados y contaminantes como los del G20, que controlan el 80% de la economía mundial, son responsables, en conjunto, de más de tres cuartas partes de las emisiones mundiales de carbono.

«Las y los dirigentes de estos países siguen apoyando a las riquísimas empresas contaminantes que, en muchos casos, proporcionan un importante apoyo a sus campañas electorales», critica la ONGD.

Llegados a este punto, comenta que el promedio diario de los beneficios obtenidos por las empresas de hidrocarburos en los últimos 50 años asciende a 2.800 millones de dólares estadounidenses y los obtenidos por estas empresas en menos de 18 días bastarían para financiar la totalidad de los llamamientos humanitarios de Naciones Unidas en 2022, cuyo coste está valorado en 49.000 millones de dólares.

En consecuencia, esta es una de las conclusiones del informe de Oxfam: «Son necesarios cambios significativos en las políticas a fin de hacer frente a la doble crisis del cambio climático y el hambre. Si no se adoptan medidas inmediatas y de alcance masivo, la creciente espiral de hambre no se detendrá».

Un mensaje que debería tener eco en las reuniones de la Asamblea General de Naciones Unidas esta misma semana y en la COP27 que se celebrará en noviembre, en las que «las y los líderes de los países ricos y contaminantes, especialmente, deben cumplir con sus compromisos de reducción de emisiones».

«No podemos solucionar la crisis climática sin corregir las desigualdades estructurales de nuestros sistemas alimentario y energético. Aumentar los impuestos de los más contaminantes podría cubrir fácilmente los costes. Tan solo el 1% del promedio de beneficios anuales de las empresas de hidrocarburos generaría 10.000 millones de dólares, una cantidad que bastaría para cubrir la mayor parte del déficit del llamamiento global de seguridad alimentaria lanzado por las Naciones Unidas», ha insistido Butcher.