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Washington

Sanders lleva a Starbucks ante el Senado de EEUU por sus prácticas antisindicales

A pesar de que Howard Schultz, exdirector ejecutivo la cadena de cafeterías Starbucks, ha recibido varias decenas de quejas en la Junta de Relaciones Laborales, por el momento las sanciones a las que se enfrenta son mínimas y su actitud compensa a la empresa. Sanders ha querido iniciar el debate.

Howard Schultz testifica ante el Senado.
Howard Schultz testifica ante el Senado. (AFP)

El exdirector ejecutivo de Starbucks, Howard Schultz, se enfrenta a acusaciones sobre el desmantelamiento de sindicatos cuando los empleados de Starbucks de todo el país votaron a favor de sindicalizarse, y la persona más crítica sobre esa postura ha sido, precisamente, el senador Bernie Sanders, que lo ha invitado a testificar ante el Senado de EEUU.

«Durante los últimos 18 meses, Starbucks ha llevado a cabo la campaña antisindical más agresiva e ilegal en la historia de nuestro país», dijo Sanders, presidente del Comité Senatorial de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones.

Schultz negó haber actuado mal y argumentó que «Starbucks no ha infringido la ley». Sin embargo, la empresa cuenta con más de 80 quejas legales de la Junta Nacional de Relaciones Laborales. «Es como si alguien multado por exceso de velocidad 100 veces dijera: ‘Nunca he violado la ley porque cada vez la policía se equivocó’», dijo el senador Chris Murphy.

La audiencia del Senado puso al descubierto el estado actual de las relaciones laborales en los Estados Unidos. La aprobación popular de los sindicatos es más alta de lo que lo ha sido en más de medio siglo. La izquierda cada vez hace más ruido sobre lo que argumentan, son prácticas laborales desleales. Pero por ahora, la gerencia de las grandes corporaciones solo necesita soportar algunas críticas y la penalización financiera ocasional antes sus actitudes antisindicales.

Audiencias como la de este jueves tienen consecuencias materiales insignificantes, al menos por ahora. Hay pocos incentivos legales para que la gerencia negocie con los líderes sindicales. Si bien es ilegal negarse a negociar con un sindicato de buena fe, las vulneraciones solo conllevan pequeñas sanciones económicas.

Si un sindicato no puede ponerse de acuerdo con la gerencia sobre un asunto en el plazo de un año, los empleados pueden votar para descertificar su sindicato después de que el 30 por ciento de los empleados firmen una petición de descertificación. En empresas como Starbucks o Amazon, la rotación de la fuerza laboral es lo suficientemente grande como para fomentar esa rotación.

En 2021, los demócratas de la Cámara junto con cinco republicanos aprobaron la Ley PRO, que daría a los trabajadores más protección legal y poder para organizarse, pero los republicanos en el Senado paralizaron el proyecto de ley, argumentando que inhibiría el crecimiento económico y la innovación.

Con el Congreso en un punto muerto, Sanders, el miembro del Senado más abiertamente prosindical, está empuñando el mazo de su comité en un intento de resaltar lo que él ve como grandes abusos de poder.

La estrategia empleada por Sanders y sus aliados es en parte un intento de aprovechar la política del momento: el 71% de los estadounidenses dijeron que aprueban los sindicatos en 2022, lo que representa un gran aumento desde 2009, cuando el apoyo era de tan solo un 48%.

Sin embargo, el trabajo organizado todavía tiene un largo camino por recorrer. Solo el 10,1% de los estadounidenses son miembros de un sindicato, el nivel más bajo desde que la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU comenzó a rastrear datos comparables en 1983.

Por ahora, sin embargo, Schultz no ha tenido que realizar ningún cambio general en la forma en que Starbucks lidia con la sindicalización.