Amaia Ereñaga
Erredaktorea, kulturan espezializatua

Se rueda ‘El bus de la vida’, un viaje sobre el humor como terapia para el cáncer

Cuando, por un familiar, supo de un autobús que llevaba a los enfermos de cáncer de los pueblos a recibir tratamiento a la capital, el director y productor Ibon Cormenzana se dijo: «Aquí hay una historia importante». Está metido de lleno en el rodaje, en una Bizkaia muy cinematográfica, por cierto.

Dani Rovira e Ibon Cormenzana, junto con parte del equipo, ruedan una escena en Bilbo.
Dani Rovira e Ibon Cormenzana, junto con parte del equipo, ruedan una escena en Bilbo. (Aritz LOIOLA | FOKU)

En el inicio de la isla de Zorrotzaurre, en esa zona en permanente obra y en la que, a quien va a pie, le resulta difícil visualizar el que es el gran proyecto de regeneración urbano de Bilbo, estamos en el mismo Madrid. Concretamente, en una discográfica madrileña de éxito. Al menos, por unos días. En el patio de entrada del vanguardista edificio del IED Kunsthal Bilbao, el centro privado de diseño ubicado en el Edificio Papelera, están ‘disfrazando’ un vehículo de taxi madrileño.

Así es la magia del cine, y este es el rodaje de ‘El bus de la vida’, la sexta película dirigida por Ibon Cormenzana (Portugalete, 1972), que ha recalado en la capital vizcaina después de varias semanas de rodaje en Urduña, el lugar donde realmente se localiza esta historia.

Por cierto, que la política de fuertes incentivos fiscales puesta en marcha por las instituciones vizcainas para atraer el cine al herrialde parece que sigue dando buenos resultado porque en la capital vizcaina Cormenzana coincide también con el rodaje durante estos días de otro filme: ‘Anatema’, el debut de la escritora y guionista Jimina Sabadú, ‘apadrinada’ por el bilbaino Álex de la Iglesia. Una, ‘El bus de la vida’, es una comedia coral protagoniza con Dani Rovira y con la participación de actrices como Elena Irureta, Nagore Aranburu y Amancay Gaztañaga: la otra, un filme de terror con Leonor Watling convertida en una monja que lucha contra el mal.

Urduña y una furgoneta a lo ‘Little Miss Sunshine’

Productor de larga trayectoria –ha participado en títulos tan premiados y exitosos como ‘As bestas’ o ‘Ane’, por ejemplo–, últimamente Ibon Cormenzana ha retomado su faceta como director y guionista. Tras ‘La cima’ (2022), un filme sobre la lucha con la naturaleza, a través de la historia de dos alpinistas, ha estrenado ‘La culpa’ (2022), una historia coescrita y protagonizada por su pareja Manuela Vellés, en la que ponen el foco en la violencia contra las mujeres.

Ahora rueda en Bizkaia ‘El bus de la vida’, una historia con otro tono –hay humor, música…– pero con el mismo interés por contar historias de superación que caracteriza su filmografía: «Me gusta trabajar la superación personal nacida de situaciones dramáticas: cómo te puedes enfrentar a la vida y salir adelante con más energía. ¡Vamos a reírnos de la vida, que está claro que todos nos vamos a morir un día u otro, pero, bueno, hay que aprovecharla y vivirla y exprimirla!», exclama. Y Cormenzana se ha puesto a la cabeza de esa locura que es dirigir: «Cada vez que vuelvo a rodar, pienso: ¡Ostia, no me acordaba de lo duro que es esto! Llegas a la noche reventado de la cabeza», reconoce en la cita con la prensa en el IED Kunsthal Bilbao.

Metidos en el último tercio del rodaje, aquí están grabando las escenas que se sitúan en una discográfica madrileña. Los próximos días rodarán también en otros lugares como Kafe Antzokia. Porque el protagonista es un músico. Un músico madrileño de 40 años, con terror escénico, que no ha visto cumplidos sus expectativas de vida y llega desplazado a un pueblo de Euskal Herria a dar clase. Entonces le diagnostican un cáncer y empieza a compartir un autobús que desplaza a varias personas desde sus pueblos al hospital de Bilbo en el que reciben sus tratamientos. En estos viajes, aprende también a ver la vida de otra manera.

El cineasta reconoce que quería darle un tono a lo feel good movie a la película (término con el que se dice a las películas que incitan al optimismo o a la felicidad) y por eso el propio vehículo tenía que ser especial: «Es de una agencia de autobuses de Gasteiz, un autobús del 73-74 que lo tienen ahí guardado en la nave de coleccionismo, y tiene ese punto de furgoneta California, a lo ‘Little mis Sunshine’ que es un referente para mí a nivel del tono de la película», explica.

El protagonista es el cómico y actor Dani Rovira, quien no para de trabajar desde ‘Ocho apellidos vascos’. Está acompañado por Susana Abaitua, en un autobús en el que comparte historias con Elena Irureta, el gallego Antonio Durán ‘Morris’, Nagore Aranburu y Andrés Gertrúdix. Dani Rovira, por cierto, ha tirado de experiencia propia para crear al personaje, ya que él mismo ha superado un linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que afecta al sistema inmunológico, que le fue diagnosticado en 2020.

«La historia surge de hechos reales familiares, porque a un familiar le detectaron un tumor en el oído y me explicó que había subido a un autobús que se llamaba el Bus de la Vida que llevaba pacientes de pueblos a una gran ciudad para aplicarse quimios y radioterapia. Me empezó a explicar anécdotas que le habían sucedido con los pasajeros en los hospitales y en los viajes que tenían mucha comedia y entonces pensé: ‘Aquí hay una historia importante’», explica Cormenzana. Decidió que el protagonista tendría cáncer de oído, y que «sería un hombre gris que no se ha atrevido a hacer lo que querían en su vida, pero que estos viajes en autobús le ayudan de alguna manera a superarse, a cumplir sus sueños y metas».

Tras buscar mucho, se decidió por situar la película en Urduña. «Seguramente estoy haciendo un homenaje a mis aitites por parte de mi ama –reconoce–, es un homenaje a mis ancestros. Están ahí enterrados y me llevaba muy bien con ellos. En mi primera película, que se llama ‘Jaizkibel’, de hace ya 20 años, sacaba también a pasear a mi aitite… y, bueno, son recuerdos».

Se adentra en la comedia, en género que no ha tratado habitualmente, y también en territorios musicales, porque la música es uno de los puntos principales de la película... es la música como terapia, con una banda sonora en la que aparecen canciones de artistas como Kase O, Los Chikos del Maíz, Fito y los Fitipaldis, Chill Mafia o Rigoberta Bandini. «Hay muchos temas musicales más allá de la banda sonora en la película, como catorce temas musicales. Casi podría ser un musical, que no lo es. Creo que la música también es un elemento terapéutico que nos ayuda a vivir la vida de una manera más suave, más alegre, también más triste, según como te quieras sentir, pues te ayuda a lo que quieras. La música sí que era algo que me daba más miedo y, de hecho, estoy intrigado por ver cómo queda el primer montaje final, aunque tengo la intuición de que va a quedar algo muy especial».

Sigue el rodaje y el estreno, previsiblemente, para el primer semestre del año 2024.

Terror en el Palacio Olabarri

El Palacio Olabarri es uno de los palacetes más emblemáticos de la capital vizcaina. Situado en el Paseo Campo Volantín, a escasos metros del puente de La Salve, con sus 125 años de historia fue sede del Puerto de Bilbo durante seis décadas, saldrá pronto a subasta… pero, estos días, mientras se ha convertido en una de las localizaciones de ‘Anatema’, tercer título del sello ‘The Fear Collection’ de Alex de la Iglesia, después de ‘Veneciafrenia’ y ‘Venus’, un sello que busca abrir la puerta a la dirección a proyectos de nuevos directores de género.

‘Anatema’ es el debut de la escritora y guionista Jimina Sabadú como directora –también es autora del guión con Elio Quiroga– y convierte a Leonor Watling en Juana, una monja de fuerte carácter marcada por una experiencia paranormal. Aquí el arranque: «Un misterioso encargo del Arzobispado la llevará hasta una antigua iglesia del viejo Madrid, construida sobre un entramado de pasadizos de origen desconocido. Allí Juana descubrirá que en las entrañas del edificio hay algo anterior a las leyendas que se explican sobre aquel lugar. Y el Mal que allí habita ha empezado a infectar el exterior».

El rodaje está transcurriendo en localizaciones de Madrid y alrededores, así como en Euskal Herria, a lo largo de seis semanas. Producción de Pokeepsie Films (Banijay Iberia) en asociación con Sony Pictures International Productions, con la participación de Amazon Prime Video, tras su paso por las salas de cine, estará disponible en Prime Video.