
SURNE BILBAO BASKET 94 - COVIRÁN GRANADA 93
La tan subrayada gran defensa de Surne Bilbao Basket no ha hecho acto de presencia este sábado en Miribilla, pero en todo caso, el «partido trampa» advertido por Jaume Ponsarnau ha caído del lado de los hombres de negro, que se ponen con un balance de 4-1, al tiempo que hunde un poquito más a Covirán Granada, que sigue contando sus partidos por derrotas.
No obstante, que nadie se lleve a engaño con el cuadro andaluz. Los pupilos de Pablo Pin han enseñado los dientes a lo largo de los 40 minutos y Surne Bilbao Basket ha sobrevivido a base de sufrir y sobre todo, gracias a destapar a un Kristian Kullamae espectacular, autor de 33 puntos, 19 de ellos en el segundo cuarto. Solo Axel Bouteille, en la trompicada temporada 2019/2020 de la pandemia, anotó más para los hombres de negro en un partido suelto, con 34. El estonio, a sus 24 años y recién incorporado a las filas bilbainas del Liektabelis lituano, ha demostrado que tiene las condiciones de convertirse en una de las revelaciones de la temporada; un «atraco», como suele emplear el argot baloncestístico. Y si bien no siempre atinará como este sábado, lo cierto es que ha sido un gustazo verlo explotar, porque cada uno de sus 33 puntos, incluyendo los dos tiros libres que ha convertido en los segundos finales para establecer el 94-90 –antes de que Thomasson pusiera el 94-93 final con un triple a la desesperada– para amarrar el partido, junto con los 23 de Adam Smith, sin olvidar los 21 más los siete rebotes de Sacha Killeya-Jones.
«Todo el partido ha sido incómodo para nosotros», ha admitido Jaume Ponsarnau. «Hemos aguantado el partido por inspiraciones individuales. No estamos muy contentos de cómo hemos jugado hoy, pero en esta liga pasa esto: actúas sobre tu dinámica y nos ha costado encontrar nuestro juego, aunque sí hemos encontrado a jugadores», ha resumido el preparador de Tárrega.
El juego en ataque se ha caracterizado por los nombres propios. Si Kullamae ha superado a todos no significa que su protagonismo haya destacado desde el salto inicial. Surne Bilbao Basket ha caído al final del primer cuarto por 21-23, toda vez que Lluís Costa ha replicado golpe a golpe los 14 puntos que ha anotado Adam Smith en esos diez primeros minutos. De hecho, el 21-23 ha sido obra del propio Kullamae, en lo que debía suponer un alivio para la anotación local porque dejaba de centrarse en un solo jugador. Y sin embargo, ha sido el preludio de su explosión.
Una explosión que, con todo, no ha supuesto romper el partido. Los hombres de negro han conseguido adelantarse 46-39 cerca ya del descanso, pero el cuadro nazarí ha vuelto arrimarse hasta el 46-43, evidenciando que la buena tarea defensiva de otros días de Bilbao Basket esta vez ha salido rana. En buena medida, todo hay que decirlo, porque Pablo Pin ha saco chispas a sus alternativas en el juego, buscando la fortaleza de Felicio en el interior, la sapiencia de Costa y un Kramer que, a la chita callando, no ha dejado pasar sus tiros para ir sumando.
La alternativa interior
Uno de los grandes debes de Bilbao Basket en la primera mitad ha sido que casi no ha habido producción interior y ha quedado claro que la charla de Jaume Ponsarnau en los vestuarios ha recalcado ese extremo. Así las cosas, en un día aciago a más no poder de Hlinason, Sacha Killeya-Jones ha emergido como la alternativa en la pintura del juego bilbaino, logrando acciones espectaculares y, pese a sufrir ante la fortaleza de Cristiano Felicio, el estadounidense ha hecho sufrir al internacional brasileño merced a su movilidad y su plasticidad.
Y sin embargo, el resultado al final del cuarto ha marcado un peligrosísimo 69-68, luego de que Cheatham y Thomasson se hayan sumado a los anotadores granadinos. Es más, durante muchos momentos del último asalto, pese a que Lluís Costa ha empezado a sentir el paso de los minutos, la escuadra nazarí se ha puesto por delante en el marcador y ha establecido a su vez la pauta de cómo jugar ante un Bilbao Basket muy incómodo. Renfroe solo ha destacado a ráfagas y a Pantzar aún le queda camino por recorrer para lucir en el juego de media pista igual que a campo abierto.
En ese sentido, la labor en los últimos minutos de Thijs De Ridder ha resultado un aporte interesante, sobre todo porque ha valido para evitar cualquier sangría reboteadora, porque por encima del acierto, cada balón suelto se ha vuelto decisivo.
Asimismo, tras verse con el agua al cuello con un 80-83 adverso, Bilbao Basket ha sabido volver a ponerse por delante merced al regreso a la anotación de Adam Smith, muy avispado a la hora de sacar personales y acudir a la línea de tiros libres, como el propio Kullamae, en la apuesta de Jaume Ponsarnau de prescindir de los aleros altos y optar por jugar con dos escoltas en vena anotadora.
Un tapón de Killeya-Jones, una suspensión de Pantzar y la sangre fría de Smith y Kullamae desde «la línea de los suspiros» han sido los detalles que, a base de sudar tinta, han terminado de garantizar la cuarta victoria de Bilbao Basket ante un rival que ha demostrado tener más baloncesto en su juego que el 0-5 que luce en la clasificación.
FICHA TÉCNICA
BILBAO BASKET: Alex Renfroe (5), Adam Smith (23), Georgios Tsalmpouris (3), Xavi Rabaseda y Triggvy Hlinason –quinteto inicial–, Melwin Pantzar (2), Kristian Kullamae (33), Sacha Killeya-Jones (21), Thijs De Ridder (1), Álex Reyes (6), Denzel Andersson y Tomeu Rigo.
COVIRÁN GRANADA: Costa (20), Thomasson (16), Martínez (3), Cheatham (9) y Felicio (12) –quinteto inicial–, Ziv (2), Díaz (3), Kairys (8), Kramer (20), Konontsuk y Pere Tomàs.
Parciales: 21-23, 25-20, 23-25, 25-25.
Árbitros: Calatrava, Castillo y Sánchez Benito. Sin eliminados.
Incidencias: 8.273 espectadores en el Bilbao Arena. Se ha homenajeado a Kepa Junkera, en proceso de recuperación de un ictus, obsequiándole una camiseta del club. El público ha aplaudido al exjugador de Bilbao Basket Pere Tomàs, hoy jugador de Covirán Granada.

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