Arnaitz Gorriti

La reinvención de Saski Baskonia pasa por aprender a solidificar sus cimientos

Frente al Bayern de Múnich de Pablo Laso, los gasteiztarras dejaron escapar una renta de diez puntos, volviendo a repetirse un patrón que se vio en los partidos frente al Real Madrid, Granada, Alba Berlín y Zaragoza, y que no debe volver a pasar ante Zalgiris este jueves.

Nico Mannion, rodeado por dos defensores del Bayern, busca acabar la jugada.
Nico Mannion, rodeado por dos defensores del Bayern, busca acabar la jugada. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Little pig, little pig, let me in (¡Cerdito, cerdito, déjame entrar!)
Not by the hair of my chinny, chin, chin (¡Ni por el forro te voy a dejar!)
Well, I'm huffin', I'm puffin', I'll blow your house in (¡Bien, pues soplaré, soplaré y tu casa derribaré!)
Huffin', puffin', blow your house in (¡Soplaré, soplaré y tu casa derribaré!)

Green Jelly - Three Little Pigs

Escuchar al periodista gasteiztarra Natxo Mendaza siempre es recomendable, bien porque sabe de lo que habla cuando habla de basket, bien porque maneja un estilo harto distinto. Luego de que Saski Baskonia cediera la noche del martes ante el Bayern de Múnich de Pablo Laso, Mendaza hacía hincapié en que el cuadro baskonista no podía, al menos en la Euroliga, erigirse una casa con paja ni con palitroques del tres al cuarto, «porque cuando viene el lobo, al primer soplido la casa se derrumba». Y añadía que «hay que aprender cuanto antes a levantar la casa de ladrillos».

Y en estas se halla el cuadro gasteiztarra en la primera semana doble de la Euroliga, teniendo que levantar otra casa en el plazo de martes a jueves, y a ser posible que sea sólida, porque si no vendrá el lobo, en este caso un lobo lituano procedente de Kaunas, y como ya hicieran el Real Madrid en la primera jornada y el Bayern el martes, se ventilará la choza del Baskonia a soplido limpio.

Definitivamente, algo le pasa a los cimientos de este Saski Baskonia 2023/24. Ponerse a recordar y añorar a los que faltan y no van a estar es inútil y redoblar decibelios para que el Baskonia fiche de una buena vez el «base principal», el «generador de juego», el «jugador capaz de desequilibrar uno contra uno o dos contra dos» tampoco servirá de nada, al menos por ahora, –nada como acordarse de aquella frase de Dusko Ivanovic: «la nostalgia y la esperanza son los más crueles asesinos, porque impiden disfrutar del momento»–, porque Zalgiris Kaunas asoma en el horizonte. Es decir, los problemas de arquitectura o albañilería, carpintería, ebanistería o cualquier otro gremio, deberán ir a cargo de Joan Peñarroya y sus discípulos.

«Es muy difícil ganar anotando solo seis puntos en el último cuarto», declaraba el de Terassa resignado, luego de pasar de ganar por 62-52 ante el cuadro bávaro, terminara cediendo por 68-76. No le falta razón a la aseveración del técnico baskonista, pero lo cierto es que el patrón de adquirir una ventaja en apariencia cómoda para que luego esta se evaporase y terminar jugándosela a cara o cruz está siendo una constante en este inicio de campaña. O lo que es lo mismo: lo que una vez es un accidente y tres una tendencia, ahora ya es un patrón, que puede devenir en manía o en tara.

Todo el mundo ha caído víctima de alguna remontada rival, ese no es el problema. Pero sí parece que el juego del Baskonia se para de pronto. Cierto es que los protagonistas de la escapada ante el Bayern, como fueron Vanja Marinkovic y Tadas Sedekerskis, terminaron con cierta falta de resuello, sobre todo el lituano, mientras al serbio lo limitaban sus problemas de faltas.

Ante el Real Madrid fueron siete puntos de renta los que volaron y con esa ventaja, voló el partido; ante Granada, fueron 17, al igual que ante Basket Zaragoza; 16 fue la máxima ventaja ante el Alba Berlín y diez fueron frente al Bayern, rentas todas ellas adquiridas en el tercer cuarto, para luego tener que afrontar los últimos cuartos con más apuros de los esperados y teniendo que jugársela al cara o cruz final, con dispar resultado.

Ya frente al Bayern, sin ir más lejos, los gasteiztarras tardaron seis minutos en anotar entre el 62-52 y el 64-60, con un juego a veces excesivamente «autista» de los Mannion, Cody Miller-McIntyre o Markus Howard. Asimismo, a diferencia del cuadro alemán, cuando los de Peñarroya tuvieron en el tercer cuarto al Bayern afectado por el bonus de faltas, no forzaron personales para ir a la línea de tiros libres, mientras que en el último asalto, el Bayern no precisó ni gastar el bonus de faltas, mientras que sí arrancaba tiros libres para, de forma cómoda, cimentar su victoria una vez hubieron volteado el marcador.

Otro detalle de la blandura de los cimientos del Baskonia estuvo en el rebote. Si bien hasta la fecha los de Peñarroya se han manejado bien en esa suerte, frente al Bayern concedieron 14 rebotes en ataque y terminaron capturando diez menos en total que su rival –33 a 43–. «El Bayern ha ido sobreviviendo por segundos y terceros esfuerzos», subrayaba Joan Peñarroya en su análisis del devenir del partido, pero esa supervivencia se podía haber atajado cerrando mejor el rebote defensivo, por más que decirlo siempre sea más fácil que hacerlo y por más que el mayor dolor de cabeza reboteador del cuadro alemán fuera un alero de 1,96 metros como Nick Weiler-Babb, que capturó 11 rechaces, 4 de ellos en ataque.

El desmadre en el último asalto fue tal, que Matt Costello acabó abroncando a Sedekerskis tras una jugada en la que el Bayern anotó después de agarrar tres rebotes en ataque, en buena medida porque Sedekerskis se preocupaba al mismo tiempo de frenar a su par y hacer la ayuda, sin que la marca que dejaba suelto el lituano lo terminase de amarrar nadie.

Asimismo, el catálogo de calamidades se cerraba con las pérdidas. Un total de 14 pérdidas empiezan a ser demasiadas, pero no es una cifra escandalosa. Ahora, cuando 4 de esas 14 se dan en los 13 últimos minutos, entre el 62-52 y el 68-76, entonces duele más. Sobre todo la contra mal lanzada por Sedekerskis que acabó en triple convertido por Obst, pasando el marcador de un posible 66-59 a un 64-62, fue como una puñalada por la espalda.

Especialista en remontar

Veremos si el jueves viene el lobo o no viene en las filas de Zalgiris Kaunas. Por lo pronto, mejor si nos quedamos con el nombre del alero Edgaras Ulanovas, jugador zurdo de 31 años y 1,99 metros. No porque el martes hiciera gran cosa ante el Real Madrid, toda vez que el cuadro blanco se impuso por 93-79 y Ulanovas se fue con 5 puntos, más 6 rebotes y 3 asistencias.

Ulanovas, con su peculiar mecánica de lanzamiento y estilo de juego algo añejo, gusta mucho de buscarse posiciones para generar en el poste bajo, en especial cuando su equipo ataca por el flanco derecho. Sus espaldas anchas y su conocimiento de juego le permiten sacar canastas, faltas o pases a jugadores abiertos como pudieran ser Rolands Smits o Kevarrious Hayes o Brady Manek.

Pero su principal problema es que le gusta asumir el liderazgo cuando huele la sangre. Ya contra el Estrella Roja de Belgrado Zalgiris Kaunas venció en la segunda jornada de esta Euroliga por 79-74, ganando únicamente el último cuarto. Dusko Ivanovic no se podía explicar cómo su equipo había dejado pasar una opción tan clara de ganar en el Zalgirio Arena: «hemos dejado de defender y Zalgiris ha encontrado muy bien a Ulanovas en el poste bajo. Él nos ha hecho mucho daño con sus canastas y moviendo el balón para encontrar tiros liberados», se quejó el preparador montenegrino.

Y da la casualidad que la segunda victoria del cuadro lituano, la primera en realidad, también llegó después de una remontada. Los de Kazys Maksvytis derrotaron a la Virtus de Bolonia en tierras italianas por 79-82, después de endosarle un parcial de 14-24 en el cuarto período. El base Keenan Evans, con 25 puntos, fue el principal artífice de aquella voltereta.

Por tanto, avisados estamos. Al Baskonia le cuesta cerrar los partidos y recibe el jueves a las 20.30 a un equipo que suma sus dos victorias en la Euroliga a base de remontar en el último cuarto. Es decir, hay que empezar a solidificar los cimientos del Baskonia desde ya, porque si no el lobo volverá a solpar y la casa corre peligro de derrumbarse otra vez.

Pavel Savkov, renovado y cedido a la G-League

En otro orden de cosas, Saski Baskonia ha anunciado que Baskonia y Pavel Savkov han ampliado su vinculación hasta el término de la temporada 2027/28, pero seguirá en la G-League. El exterior de 21 años que llegó a Gasteiz cuando solo tenía 16, continuará esta campaña su desarrollo como jugador profesional en la liga de desarrollo estadounidense.

Desde su llegada en 2018 a la estructura de cantera de Baskonia, el alero ruso se ha formado en los equipos junior, EBA y LEB Plata del club. Savkov también cuenta con experiencia en Liga LEB Oro de la mano del Iraurgi, donde promedió 12,3 puntos y un 38,6% de acierto en triples en la campaña 2021/22. La pasada temporada estuvo cedido durante varios meses en el Fuenlabrada de la Liga ACB, aunque más tarde fuera cortado y acabase la campaña en el seno del Baskonia, disputando unos pocos minutos en varios partidos.

Tras realizar la pretemporada y ayudar hasta la fecha al equipo que dirige Joan Peñarroya, Savkov pone rumbo la G-League. Una vez finalice la temporada oficial en Estados Unidos, Pavel regresará a la disciplina azulgrana para continuar con su desarrollo.