Arnaitz Gorriti

Nikos Rogkavopoulos empieza a justificar el porqué de su llegada a Saski Baskonia

Formado a fuego lento en su país, el alero griego ha superado una rotura de fibras y en sus dos primeros partidos a las órdenes de Dusko Ivanovic ya empieza a mostrarse como un valor al alza debido a que posee un buen tiro exterior y un más que interesante conocimiento del juego.

Rogkavopoulos llegó fuera de forma y se lesionó, pero ha vuelto con fuerza.
Rogkavopoulos llegó fuera de forma y se lesionó, pero ha vuelto con fuerza. (Oskar MATXIN EDESA | FOKU)

Alfredo Salazar no es infalible en su condición de «ojo de águila» para proveer a Saski Baskonia de nuevos jugadores todavía no del todo conocidos, para que estos exploten en el seno gasteiztarra y, amén de ayudar a mantener a su equipo en la élite de Europa, poder irse a equipos con una cartera más holgada, dejando en el camino un pellizco que le viene de perillas a lar arcas del club que maneja Josean Kerejeta.

El papel aguanta hasta las fórmulas más descabelladas, pero lo cierto es que en el caso de Saski Baskonia, contar con el buen criterio de Alfredo Salazar a la hora de hacer los fichajes, es una garantía. Y su última adquisición no es otro que Nikos Rogkavopoulos, que en solo dos partidos sobre el parqué una vez superada una rotura de fibras, empieza a recibir el visto bueno de Dusko Ivanovic. En una nueva victoria de Saski Baskonia en la Euroliga, este viernes frente al Estrella Roja de Belgrado, el técnico montenegrino no dudaba en hacer autocrítica del juego de su equipo en la segunda mitad –«no hemos sido inteligentes para jugar con la ventaja de la primera parte», dijo–, pero resaltando de forma positivo al alero griego. «Ha sido nuestro jugador más importante de la segunda parte tanto en defensa como en ataque, precisamente por su intensidad.

Y esa intensidad del alero heleno empieza a ser lo que, tras una prolongada ausencia por lesión y una pretemporada algo relajada en la que no ha arrancado la competición en forma, lo que puede suponer el despegue de Nikolaos Agapitos Rogkavopoulos.

Según describen distintos portales de Internet, Rogkavopoulos ya venía siendo una de las promesas más firmes del baloncesto griego, por muy sepultado que estuviera bajo la interminable sombra de Giannis Anteokounmpo. Nacido en Marousi, localidad fagocitada por Atenas donde suele actuar, entre otros, el Panathinaikos, Rogkavopoulos nacía el 27 de junio de 2001 y ya para 2016 el Real Madrid le echó un tiento para poder formarse en su prestigiosa cantera. No obstante, el adolescente prefirió quedarse en su país y fichar por el A.C. Doukas en la Segunda División griega, para que, al final de la campaña 2016/17, firmar con el AEK de Atenas por nada menos que seis temporadas.

Con todo, su vinculación con el cuadro ateniense duraría hasta 2021, cuando todos los jugadores bajo contrato con AEK fueron liberados, quedando libre el 28 de julio de 2021. Con anterioridad, Rogkavopoulos pudo añadir a su palmarés la Copa Intercontinental FIBA de 2019 y la Copa griega de 2020.

A sus 22 años y con más de dos metros de altura, Rogkavopoulos es un jugador aún en formación, pero que ya sabe lo que es ir quemando etapas de a poco. Así, Rogkavopoulos firmaba un contrato de tres años con el Promitheas Patras, antes de dar un salto en su juego en la pasada campaña, en las filas del Merkezefendi Belediyesi, en el que promedió 15,4 puntos, 4,5 rebotes y 1,8 asistencias por partido, en 28 partidos. Todo ello le valió para firmar con Saski Baskonia por tres temporadas.

«El puercoespín mimoso»

Es evidente la aparente tosquedad de su físico, pero que contrasta con que la forma en la que entiende el juego, convirtiéndose el jugador heleno en un nuevo Maik Kotsar, pero en el puesto de alero. Esa dualidad entre fondo y forma hace de él un jugador intrigante, con un físico todavía por pulir, aunque en los últimos partidos ya ha empezado a carburar.

Con unos promedios en la Euroliga de 5 puntos y 1,8 rebotes en 14 minutos nadie se echará las manos a la cabeza maravillado ante tal portento. Todavía no. O todavía no demasiados, aunque su 4 de 6 en triples frente al Estrella Roja no son mala carta de presentación de un jugador de quien, durante su ausencia por lesión y tras la llegada de Ivanovic, se le puso en «cuarentena» por no tener quizá la capacidad física o de sacrificio para poder jugara a las órdenes de Dusko Ivanovic.

A las órdenes de Joan Peñarroya tuvo también momentos de cierta esperanza, como su buen partido en la fácil victoria gasteiztarra ante Surne Bilbao Basket o en la derrota ante Unicaja, justo antes de caer lesionado y de que el técnico de Terrassa fuera destituido.

Es evidente que en estos momentos, después de haber vuelto a enlazar dos victorias en la Euroliga y en vísperas de vérselas con el Lenovo de Txus Vidorreta este domingo a las 17.00, la prioridad de los gasteiztarras es recuperar también comba en la Liga ACB.

Con un balance de 6-6 y un basket average de -8, Saski Baskonia ocupa la novena plaza, empatado con el propio Lenovo Tenerife, que cierra por el momento el Top 8 de equipos con plaza copera, y también con Manresa y Joventut, décimo y undécimo respectivamente. A falta de cinco jornadas para terminar la primera vuelta de la Fase Regular, ganar no es todavía una obligación, pero lo será en las posteriores jornadas si no hacen sus deberes de la competición doméstica ante el cuadro aurinegro. En esa tarea, sin duda que Rogkavopoulos puede ser uno de los jugadores con algo que decir, toda vez que no tendrá la vigilancia como los Markus Howard o Chima Moneke y puede lucir sus virtudes –no solo en el tiro, sino cierta capacidad reboteadora o incluso en el poste bajo– por estar «fuera del radar» principal de los rivales.