Iñaki  Iriondo
Cronista político

Un partido en desorden

Abrazo entre Imanol Pradales e Iñigo Urkullu en la oficialización de la proclamación y la prejubilación de cada uno de ellos.
Abrazo entre Imanol Pradales e Iñigo Urkullu en la oficialización de la proclamación y la prejubilación de cada uno de ellos. (Oskar MATXIN EDESA | FOKU)

El PNV ha cerrado en Durango el proceso de elección de candidatos y ha abierto la campaña con la esperanza de que «aquí empieza todo» para mostrar «indar berria» (que habría que traducir al castellano como «fuerza nueva», qué le vamos a hacer).

Conviene analizar todo este proceso, más allá de los discursos y el ondear de ikurriñas. ¿Qué ha ocurrido? El PNV ha dado puerta a Iñigo Urkullu, que se suponía era su gran activo electoral además de estar decidido a seguir, y lo ha sustituido por «un relevo generacional», Imanol Pradales, que parece un nuevo Urkullu aunque 14 años más joven.

Este es un movimiento político de primer orden, capital, de los que se supone que un partido que el 31 de julio del año que viene cumplirá su 130 aniversario (y que hace gala de tenerlo todo controlado dentro y fuera de Sabin Etxea) debería haber representado ante su militancia y ante toda la ciudadanía con un plan perfectamente establecido, con un calendario de declaraciones y anuncios oficiales, que prepararan el relevo tranquilo y natural de Iñigo Urkullu por la nueva promesa del partido.

La prejubilación de Urkullu

Por contra, todo ha parecido atropellado. Desordenado. El EBB tenía previsto celebrar el 27 de noviembre la reunión que diera inicio a todo el ballet. Pero, por alguna razón, el PNV también es de los que procrastina (vamos, que dejan lo difícil para última hora) y hasta el jueves 23 de noviembre no reunió la fuerza suficiente para comunicarle a Iñigo Urkullu su prejubilación. Y al día siguiente, a las 2 de la tarde, la noticia estaba en ‘El Correo’ y la bomba estalló...

En las entrevistas posteriores, Andoni Ortuzar insistió que en la dirección jeltzale eran muy pocos quienes conocían la noticia y que ellos no habían sido los autores de la filtración. Nunca aclaró en público de quién sospechaba.

A partir de ahí, nervios. En Lehendakaritza nos remitían a Sabin Etxea y las fuentes del EBB nos decían que no comentaban filtraciones y que el lunes se reunirían. Imposible. El sábado 25 anunciaron la candidatura de Imanol Pradales y para el domingo 26 organizaron el abrazo público entre Urkullu y Pradales en Sukarrieta, junto a la tumba del fundador del partido.

La sorpresa en Araba

Pues si el proceso arrancó con desorden, ha acabado con sorpresa. Resulta que para Araba la dirección del partido había previsto una renovación radical de sus parlamentarios, dejando fuera a la mayoría de los actuales.


Joseba Díez Antxustegi. (Oskar Matxin Edesa/FOKU)

Pero, de pronto, a la afiliación alavesa le ha dado por votar a alguien que está claro que el EBB no quería que estuviera ahí, quizá porque lo quisiera preparar para dar el relevo al diputado general Ramiro González. Se trata de Joseba Díez Antxustegi, de 31 años, que no hace tanto dejó el Parlamento para convertirse en el portavoz en las JJGG de Araba. Ahora volverá a la Cámara autonómica y como cabeza de lista del PNV.

El Guggenheim de Urdaibai

Y entre un inicio saboteado desde dentro con una filtración por parte de los pocos que conocían la noticia del relevo de Urkullu y un final en el que la afiliación se ha subido a la chepa de la dirección, nos encontramos con el sainete del Guggenheim de Urdaibai. «16 urte eta gero hau».

El lunes, tras reunirse con Elixabete Etxanobe, diputada general de Bizkaia, el lehendakari dejaba caer, como quien no quiere la cosa, que del Guggi de Urdaibai se «tiene que analizar en lo que es la viabilidad de la idea, el proyecto, de su factibilidad o no». Vamos, que no se sabe si se puede hacer ni si puede funcionar. Después de 16 años. Con lo que este proyecto le gusta a Imanol Pradales, tan de cemento, sinergias y colaboración público-privada como es él.

Tras el desconcierto inicial, este jueves la portavoz de la Diputación foral de Bizkaia, Leixuri Arrizabalaga, ha afirmado que el proyecto del Guggenheim Urdaibai «sigue adelante» y espera que no se retrase tanto como el TAV. «Pondremos todos los recursos disponibles para que eso no ocurra». Y sobre lo dicho por Urkullu respondió que «tendrá que dar las explicaciones el propio lehendakari». Peor nos lo pone el PNV. Una cosa es la discrepancia interna pero ¿ya ni siquiera hay respeto reverencial pública por el inquilino de Ajuria Enea?

El juego de las fechas

Entre tanto, a Iñigo Urkullu se le ve distendido en sus apariciones públicas. Hasta sonríe a veces, y se muestra juguetón con la barba, la perilla y la fecha de la convocatoria de elecciones. Cuando le preguntaron por el 21 de abril, respondió con un «¿es el cumpleaños de alguien?». Pues sí, su relevo, Imanol Pradales, cumplirá 49 años ese día. ¿Qué quería decir Urkullu? Solo él lo sabe. Pero había cosas con las que antes el PNV nunca bromeaba. O quizá no sean bromas, sino cobro de facturas. A este paso se queda hasta julio para seguir cotizando.

En el PNV empiezan a pasar cosas que antes no le ocurrían, y todas tienen que ver con el desorden y la falta de control de mecanismos (sustitución del lehendakari, cabezas de lista, un megaproyecto como el Guggenheim de Urdaibai, por no decir Osakidetza, la Educación y la Ertzaintza) que se pensaba que tenían no solo engrasados sino perfectamente sincronizados y en orden.