
La Gabarra aguarda con ansia la oportunidad de volver a surcar la Ría. Han pasado 40 años desde que se celebró por todo lo alto el doblete del Athletic campeón de Clemente. El gol marcado por Endika Guarrotxena ante el Barcelona de Maradona permanece en el recuerdo de una afición rojiblanca que sueña con volver a repetir otra victoria memorable. Aquel título quedó grabado en la historia por la batalla campal que se desató al acabar el encuentro por un Maradona desquiciado. La victoria fue para los leones y el astro argentino hizo las maletas rumbo a Napoli tras la derrota.
El Athletic era conocido en aquella época como el Rey de Copas. Sumaba 24 trofeos en sus vitrinas y fue el último que levantó. En 2015 y 2021 ganó la Supercopa, dos títulos con mucho mérito, pero que no tienen el valor simbólico de una Liga o una Copa. Por eso, no se sacó la Gabarra en las celebraciones.
Con Ernesto Valverde de patrón de la embarcación y los hermanos Williams marcando el ritmo a toda velocidad, el Athletic aspira a volver a subir al trono. Desde 1984 se le ha resistido ascender el último peldaño. El equipo rojiblanco ha caído derrotado en las seis finales disputadas desde entonces y el Barcelona le ha arrebatado el título honorífico que ostentaba. Los culés suman 31 triunfos, tras ganar once en este periodo sin trofeos para los rojiblancos.
El primer intento malogrado fue en 1985. El Athletic de Clemente se plantó de nuevo en la final que se disputó en el Santiago Bernabéu como el año anterior. Enfrente un Atlético de Madrid dirigido por un mito colchonero como Luis Aragonés y que contaba en sus filas con Hugo Sánchez. El ariete mexicano fue una pesadilla para todos los defensores bilbainos durante su trayectoria en la Liga y se conviritió en el responsable principal de la derrota, junto al árbitro. Era su despedida del Atlético rumbo al Real Madrid y se marchó celebrando dos goles.
El primero llegaría en un penalti inexistente inventado por el árbitro. El Athletic regaló el primer córner del partido a su rival tras un malentendido en un pase atrás de Urtubi a Zubizarreta. Landáburu, jugador de Palencia con apellido vasco, botó el saque de esquina y la pelota golpeó en el larguero. Según recogió la crónica de ‘Egin’, Urtubi se encontraba debajo y levantó los brazos, al igual que Hugo Sánchez que se encontraba a su lado, y el árbitro decretó penalti.
La acción descentró a los leones y en la segunda mitad encajaron el segundo tanto en un contragolpe. Julio Salinas recortó la diferencia en el tramo fina, pero no hubo tiempo para llevar el partido a la prórroga.
A partir de esa derrota, el Athletic no ha sido capaz de eliminar al Atlético en Copa hasta esta temporada. Con Simeone en el banquillo, el equipo colchonero ha encadenado una racha de resultados a su favor que ha concluido este curso con tres victorias consecutivas en Liga y Copa.
Desde la final de la Europa League de 2012 en Bucarest, el Atlético de Simeone ha sido uno de los rivales que en más ocasiones se le ha atragantado al Athletic. Sin embargo, el peor ha sido el Barcelona de Messi. El argentino ha perdido dos finales de Supercopa ante el Athletic, pero le ha ganado cuatro finales de Copa. Se dice pronto. Messi fue la figura clave para desequilibrar la balanza a favor de los blaugranas en las finales de 2009, 2012, 2015 y 2021.
El Athletic tuvo que esperar más de dos décadas para disputar de nuevo una final de Copa. La grieta abierta en el club tras la destitución de Clemente y la descomposición del aquel equipo campeón dio paso a un periodo con vaivenes y complicaciones. En los noventa se celebraron las participaciones europeas con invasiones de campo. E, iconos del club como Julen Guerrero, nunca alcanzaron una final. Lo máximo que consiguieron fue el subcampeonato en el año del centenario y la clasificación para la Champions.
Cambio de ciclo con Caparrós
Jugar en Europa era el objetivo hasta que el Athletic casi se va a Segunda con el cambio de siglo en el nefasto bienio negro. Hasta que en 2007 Joaquín Caparrós tomó las riendas y consiguió recuperar el carácter aguerrido del conjunto rojiblanco. De su mano llegarían al Athletic dos obreros del fútbol de bronce vasco como Koikili y Toquero. Ambos jugadores, fichados por el equipo bilbaino cuando estaban en Segunda B con el Sestao River, fueron titulares en la final disputada en Mestalla en 2009. Caparrós alineó a Iraizoz en la portería, una defensa compuesta por Iraola, Aitor Ocio, Amorebieta y Koikili con Javi Martínez y Orbaiz en la medular. Las bandas fueron para David López y Yeste con Toquero y Llorente en punta.
Ese equipo también contaba con futbolistas de gran calidad como Fran Yeste. De la zurda del de Basauri surgió el gol de córner que hizo soñar con la épica a la afición del Athletic. Puso el balón en el segundo palo y el «lehendakari» Toquero voló por encima de los defensores blaugranas. Extasís total en las gradas hasta que el Barcelona de Guardiola empezó a carburar. Sí, después de 24 años de espera, al Athletic le tocó medirse con uno de los mejores equipos de la historia, que ese año terminó ganando todos los títulos que disputó.
El equipo blaugrana era una apisonadora que no dejaba respirar a su rival. Los rojiblancos, encerrados en su campo, no pararon por detrás de la pelota, pero no hubo manera. Yayá Touré empataría el choque antes del descanso. Guardiola lo ubicó de central para iniciar el juego y el marfileño se zafó de todos los que le salieron al paso para soltar un zapatazo que se coló en la portería de Iraizoz. Messi ya había sido designado como sucesor de Maradona y rompió el partido con un gol en la segunda mitad. Bojan y Xavi anotaron otros dos y sentenciaron el partido (1-4). No hubo ninguna posibilidad de remontar el resultado, pese a implementar el ataque en la segunda mitad con Etxeberria, Susaeta y Vélez.
Athletic y Barcelona llegaron a esa final empatados a 24 títulos de Copa. El equipo rojiblanco se ha clasificado para disputar cinco finales en los últimos quince años, mientras los catalanes han alzado siete trofeos. En el vestuario rojiblanco ya no queda ningún jugador de aquella plantilla en el equipo. El último en marcharse fue Mikel Balenziaga la temporada pasada.
Con Bielsa tampoco se pudo ante Guardiola
El equipo bilbaino no tardó en volver a jugar finales. Caparrós quitó el tapón y Bielsa desparramó toda la botella por el continente europeo. Con el argentino a los mandos, el Athletic completó un curso maravilloso e inolvidable. El repaso al Manchester United en Old Trafford fue el momento más glorioso y el equipo se metió en las finales de Copa y Europa League en 2012. Sin embargo, como ocurrió en 1977, acabó perdiendo las dos de manera consecutiva.
Primero cayó en Bucarest y, el varapalo sufrido ante el Atlético (3-0), le impidió levantar la cabeza. La final se disputó en el Vicente Calderón -al negarse el Madrid a ceder el Bernabéu-, y volvió a verse las caras con el Barcelona de Messi en el partido de despedida de Guardiola. A pesar de ser un reconocido admirador de Bielsa, el técnico catalán no tuvo ninguna piedad y finalizó su etapa por la puerta grande.
Un Athletic lastrado por la dolorosa derrota de la Europa League no fue capaz de hacer frente al Barcelona en ningún momento. Bielsa afrontó la mayoría de la campaña con un once definido y una alineación que se repetía de carrerilla entre la afición: Iraizoz; Iraola, Javi Martínez, Amorebieta, Aurtenetxe; Iturraspe, Herrera, De Marcos; Susaeta, Llorente y Muniain. Así, el equipo llegó agotado al final de curso y tuvo que recomponer el equipo en la final de Copa. Ekiza ocupó el eje de la defensa, Javi Martínez pasó al medio campo e Ibai entró en ataque.
El Barcelona salió arrollando y las variaciones no funcionaron. Pedro abrió el marcador para el segundo minuto y el partido quedó decidido antes de cumplirse la media hora con un gol de Messi y el segundo de Pedro. El Athletic se vio superado y cerró el curso sumido en una enorme tristeza.
En el Camp Nou, imposible
De la mano de la directiva presidida por Josu Urrutia, Ernesto Valverde regresaría al Athletic en 2013 y consiguió clasificar al equipo para Europa durante cuatro temporadas consecutivas. Además, en una de ellas se metió en Champions y en 2015 alcanzó la final de Copa. En esta ocasión la cita fue en el Camp Nou. Desde el club rojiblanco se priorizó poder contar con el apoyo de su afición a pesar de tener que jugar en casa de su rival. Y es que, de nuevo, tocó medirse con el Barcelona de Messi. Una decisión que se puede catalogar de bilbainada viendo el resultado.
Con Luis Enrique el banquillo, Messi se erigió en el jugador clave al romper la defensa del Athletic en una jugada personal. Encimado por Balenziaga en banda, se escapó del lateral zurdo y de Beñat. Después, de Mikel Rico, que intentó tirarle al suelo, y tampoco pudo detenerle Laporte. Echó por tierra el plan diseñado por Valverde que apostó por un once con Herrerín en la portería; Bustinza, Etxeita, Laporte y Balenziaga en defensa; centro del campo para Iraola, Beñat, San José y Mikel Rico; con Aduriz y Williams en la punta de ataque.
El argentino encarriló el choque para los blaugranas. Luego, marcaría Neymar antes del descanso, e hizo el tercero en la segunda mitad. Iñaki Williams anotó el gol de la honra en los últimos minutos. Tercera final ante Messi y tercera derrota, con cuatro goles para el argentino. Un balance de diez goles en contra por dos a favor de los rojiblancos.
La venganza por infringir tanto dolor llegaría en la Supercopa. El Athletic de Valverde conquistó el título en la edición 2015 tras golear a los blaugranas en el partido de ida en San Mamés (4-0) y empatar la vuelta en el Camp Nou (1-1). Se acabó con más de treinta años de sequía.
Asimismo, en 2021 se alzaría con el título de manera sorprendente. El torneo cambio de formato y se disputó una final a cuatro en plena pandemia. Sin público en las gradas, el Athletic eliminó al Real Madrid en semifinales y batió al Barcelona de Messi en La Cartuja (3-2). Marcelino acababa de ser nombrado entrenador tras la destitución de Garitano y su llegada sirivió para recuperar a un equipo que estaba alicaído.
Otras dos finales perdidas en quince días
El coronavirus paralizó el mundo en 2020 y la final vasca de Copa se tuvo que posponer hasta el año siguiente. Jugadores como Aduriz, San José y Beñat se quedaron sin poder jugar y tampoco se pudo sentar en el banquillo Garitano. Con Marcelino al frente, la victoria en la Supercopa catapultó al equipo para lograr la clasificación para una segunda final de forma consecutiva.
El Athletic había conseguido remontar el vuelo tras un inicio de temporada dubitativo. Los jugadores y cuerpo técnico se mostraban convencidos de que el equipo estaba capacitado para dar la talla. Sin embargo, el derbi ante la Real estuvo condicionado por la ausencia de aficionados en las gradas y el miedo a perder. Ninguno de los equipos pudo ofrecer su mejor versión y se jugó a no fallar. Una mala entrega de Yeray derivó en un pase en profundidad de Merino y el derribo de Iñigo Martínez a Portu. El central de Ondarroa quedó señalado por esa acción que a la postre otorgó la victoria a su antiguo equipo. Oyarzabal anotó el penalti que supuso una derrota de la que el equipo no pudo levantarse.
Al igual que ocurrió en 2012, el Athletic afrontó cabizbajo la segunda final quince días después. Jugadores como Muniain llegaron lastrados por las lesiones y tuvo que pedir el cambio en el descanso. El conjunto rojiblanco aguantó con apuros hasta el descanso, pero se derrumbó en un cuarto de hora fatídico. Griezmann abrió la lata y cayeron otros tres goles seguidos por medio de De Jong y Messi, por partida doble. El enésimo varapalo para un equipo que no consigue desquitarse de la presión en las grandes citas.
Jugadores como De Marcos y Muniain acumulan una larga experiencia en finales durante su trayectoria deportiva. Llevan en el equipo desde el verano de 2009 y ejercen de capitanes en el vestuario. Williams también tiene un bagaje considerable, al igual que Raúl García. Esta vez tendrán enfrente un Mallorca que tratará de pasar la presión a los rojiblancos.

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