La plantilla de Athletic explota de alegría al levantar la Supercopa. (Pablo GARCÍA/AFP)
La plantilla de Athletic explota de alegría al levantar la Supercopa. (Pablo GARCÍA/AFP)
Williams choca el puño con De Marcos para celebrar el gol de este último. (Cristina QUICLER/AFP)
Williams choca el puño con De Marcos para celebrar el gol de este último. (Cristina QUICLER/AFP)
Brazo al viento de Asir Villalibre para celebrar su tanto. (Cristina QUICLER/AFP)
Brazos al viento de Asier Villalibre para celebrar su tanto. (Cristina QUICLER/AFP)
La cara de Yeray refleja toda la emoción del momento tras conquistar la Supercopa. (Cristina QUICLER/AFP)
La cara de Yeray refleja toda la emoción del momento tras conquistar la Supercopa. (Cristina QUICLER/AFP)
Uno de los muchos abrazos de gran intensidad que siguieron al triunfo. (Cristina QUICLER/AFP)
Uno de los muchos abrazos de gran intensidad que siguieron al triunfo. (Cristina QUICLER/AFP)
Abrazados para celebrar una remontada épica. (Cristina QUICLER/AFP)
Abrazados para celebrar una remontada épica. (Cristina QUICLER/AFP)
La red de la portería, un souvenir clásico tras conseguir un título. (Pablo GARCÍA/AFP)
La red de la portería, un souvenir clásico tras conseguir un título. (Pablo GARCÍA/AFP)
Además de con el balón, Asier Villalibre demostró sus habilidades con la trompeta. (Pablo GARCÍA/AFP)
Además de con el balón, Asier Villalibre demostró sus habilidades con la trompeta. (Pablo GARCÍA/AFP)
Williams besa la Supercopa, a la que puso la guinda con su espectacular tanto. (Pablo GARCÍA/AFP)
Williams besa la Supercopa, a la que puso la guinda con su espectacular tanto. (Pablo GARCÍA/AFP)
Manex Altuna

¡Ni Barça ni Madrid... Athletic!

Los rojiblancos se convierten en campeones de la Supercopa, como ya lo hicieron en 2015 ante el mismo rival, al vencer en la prórroga por 2-3 ante el Barcelona con un último gol de Williams.

Jugadores del Athletic celebran emocionados el título de la Supercopa. (Cristina QUICKLER / AFP)
Jugadores del Athletic celebran emocionados el título de la Supercopa. (Cristina QUICKLER / AFP)

El Athletic regresará de Andalucía a casa con la tercera Supercopa en el palmarés. El equipo de Marcelino con goles de Williams, Villalibre y De Marcos sella una página para la historia ante un Barcelona de Messi que se derrumba.

Cuando todo parecía perdido, apareció un providencial Villalibre para llevar el partido a la prórroga. Y ahí, fue Williams el que se erigió en la figura de la final con un auténtico golazo. Una hazaña que se recordará durante años, doblegando a dos de los mejores equipos del mundo en eliminatorias.

Como ese grito popular que se escucha en San Mamés cuando llegan las visitas ilustres: «¡Ni Barça, ni Madrid... Athletic!». El último alirón rojiblanco retumba en el planeta fútbol y marcará a las nuevas generaciones rojiblancas. Los sueños se hacen realidad y con esta particular filosofía, con jugadores nacidos o formados en Euskal Herria, se puede competir ante cualquiera. Y no solo eso, también alzar una Supercopa tras ganar primero al Madrid y luego al Barça. Se dice fácil, pero hay que creérselo.

Una alegría inmensa para un grupo de jugadores bien dirigidos por Marcelino, aunque también hay que reconocer el trabajo de los que estuvieron antes como recordaba el técnico citando a Garitano, Aduriz, San José y Beñat.

Presionar y salir ante Messi

La mayor sorpresa del arranque fue ver al Athletic con pantalón y medias blancas. Como ante el Madrid y con la única novedad de Yeray, Marcelino ordenó apretar arriba para dificultar la circulación de un Barcelona que contó con Messi desde el inicio, a pesar de las dudas sobre su estado físico hasta última hora.

El Athletic, bien plantado, consiguió mantener lejos de su portería a los blaugranas, obligando al astro argentino a bajar hasta su campo para tocar la pelota. Un disparo centrado de Capa que Ter Stegen despejaba a córner y una falta botada por Messi a la que no llegó Araujo fueron las únicas aproximaciones a la media hora.

Nadie quería arriesgarse a una pérdida comprometida. E incluso, el Barcelona sorprendía reculando y esperando en su campo al conjunto rojiblanco. Los minutos iban pasando sin nada que contar hasta que al borde del descanso aparecía Messi combinando con Alba. El despeje se quedaba suelto dentro del área y Griezmann no perdonaba. Por fortuna, la réplica llegaba al minuto y De Marcos igualaba a pase de Williams.

Un salvador Villalibre y Williams

La segunda mitad comenzaba con un Barcelona dominador y un Messi más participativo obligó a dar un paso atrás al Athletic. Los blaugranas se acercaron a las inmediaciones de Unai Simón en jugadas de a balón parado. El equipo de Marcelino tuvo la suya en una falta que Raúl García remataba a las redes, pero era anulada por el VAR. Una pena porque podía haber sido el golpe de gracia para decantar la balanza a favor.

El Athletic seguía vivo y mantenía sus posibilidades, pero el esfuerzo empezaba a notarse en una final de pico y pala. El equipo se estiraba cuando veía opciones, aunque faltaba claridad en los últimos metros. El Barcelona tampoco parecía preocupado a la espera de resolver con una genialidad.

Y así se rompía la igualdad. Dembelé se cambió de banda, generando un 2x1 con Alba en la izquierda y Griezmann, de nuevo, ponía por delante al conjunto blaugrana a falta de un cuarto de hora. Un golpe cruel ante el que Marcelino movió rápido el banquillo. El tiempo se agotaba cuando Villalibre sorprendía en una acción de estrategia y llevaba el partido a la prórroga.

Los rojiblancos se merecían poder seguir luchando. Y vaya si lo han hecho. Williams se soltaba con un zapatazo nada más empezar el tiempo extra y a partir de ahí solo quedaba defender. Con el buzo puesto, achicando agua y una labor estajanovista. Pudo ampliar la ventaja, pero tocó sufrir hasta que Messi, víctima de la impotencia, fue expulsado por agredir a Villalibre.

Un título inesperado para gozar con un orgasmo rojiblanco en estos tiempos de pandemia.