Mariona Borrull
Periodista, especialista en crítica de cine / Kazetaria, zinema kritikan berezitua

El Festival de Cannes arranca con denuncias y huelgas en el horizonte

El festival más importante del mundo abre este martes su 77ª edición enfrentando un posible motín de parte de sus trabajadores, mientras abraza (mal y tarde) los rumores de una segunda oleada de denuncias del #MeToo. En las pantallas podrá verse una restauración de ‘Tasio’ de Montxo Armendariz.

Despliegue de la lona con la imagen oficial de esta edición.
Despliegue de la lona con la imagen oficial de esta edición. (Valery HACHE | AFP)

Cuando la presidenta Iris Knobloch pedía a la prensa que este año «la obra» siguiera siendo «la verdadera estrella», en casa leíamos sus palabras como una súplica poco realista. En Cannes, el certamen de la moqueta roja infinita y los cuenta-minutos de aplausos, nunca la obra ha sido la protagonista y este año hay motivos de sobra para que no lo sea. Por lo menos, no del todo.

Ataquito de nervios

Solo una vez se han cancelado proyecciones en la Croisette, y fue en el histórico Mayo del 68. Desde entonces, el festival se ha acostumbrado a vivir medio de espaldas a la actualidad, reflejando las crisis políticas solo en chapitas y discursos. Así pensaba seguir haciéndolo, suponemos, incluso tras la condena de Mohammad Rasoulof, en Competición este año por ‘La semilla del higo sagrado’, a ocho años de prisión y flagelación en Irán por delitos contra la seguridad nacional.

Pero las injusticias han llegado al pie de las escaleras del Gran Teatro Lumière, literalmente. Apenas unos días atrás la asociación Sous les Écrans la Dèche de trabajadores independientes del cine (que acoge proyeccionistas, personal de taquilla y de sala, conductores y demás responsables de la logística en general) emitía un comunicado en contra de la reforma del gobierno francés en detrimento de sus condiciones laborales y su derecho al paro. No habrá pases sin trabajadores, por lo que las negociaciones serán capitales para asegurar que Cannes suceda siquiera.

Al mismo tiempo, dirección ha contratado una ‘agencia de comunicación de crisis’ para elaborar un protocolo de respuesta en caso nuevas denuncias por el #MeToo francés. Nunca es tarde para una industria como la francesa, que ha publicado manifiestos ‘a favor de la galantería’ y en apoyo a Gérard Depardieu, y que ha dejado solas a actrices como Adèle Haenel (‘Retrato de una mujer en llamas’), quien se retiró en vistas a la ‘complacencia generalizada’ de su cine hacia el abuso. La primera medida de parte de Cannes ha sido programar el cortometraje reivindicativo ‘Moi aussi’, de Judith Godrèche.

Las más esperadas

La Croisette ha conjugado este año una ráfaga de gigantes: ‘Megalópolis’, la primera gran película de Francis Ford Coppola en treinta años, que nació hace cuarenta pero es tan inasumible que solo ha podido financiarse con la venta parcial del imperio vinícola del cineasta y aún busca distribuidor. ‘Kinds of Kindness’, de Yorgos Lanthimos, que ha vuelto a contar con Emma Stone y Willem Dafoe (y con un presupuesto desorbitado) tras ganar cuatro Oscars con ‘Pobres criaturas’. ‘Furiosa: de la saga Mad Max’ de George Miller, precuela de la adrenalínica y desaforada ‘Mad Max: Furia en la carretera’, cambiando a Charlize Theron por Anya Taylor-Joy. Habrá más; les iremos contando.
El cine vasco brilla este año por su ausencia, con la excepción de ‘Tasio’, de Montxo Armendariz, que se proyectará restaurada por la Filmoteca Vasca en la sección Classics. La industria nacional vive un impás de silencio después de dos años pletóricos, y será en el Marché donde trate de recuperar pistonada a base de alianzas internacionales. Allí esperamos las nuevas películas de Iratxe Fresneda (‘Tetuán’), de Amat Vallmajor (‘Misión a Marte’) y de la productora de videoclips Irati Santiago, entre otras. Las grandes pantallas viven tiempos interesantes, ¿pero quién no?