
Cuando la presidenta Iris Knobloch pedía a la prensa que este año «la obra» siguiera siendo «la verdadera estrella», en casa leíamos sus palabras como una súplica poco realista. En Cannes, el certamen de la moqueta roja infinita y los cuenta-minutos de aplausos, nunca la obra ha sido la protagonista y este año hay motivos de sobra para que no lo sea. Por lo menos, no del todo.
Ataquito de nervios
Solo una vez se han cancelado proyecciones en la Croisette, y fue en el histórico Mayo del 68. Desde entonces, el festival se ha acostumbrado a vivir medio de espaldas a la actualidad, reflejando las crisis políticas solo en chapitas y discursos. Así pensaba seguir haciéndolo, suponemos, incluso tras la condena de Mohammad Rasoulof, en Competición este año por ‘La semilla del higo sagrado’, a ocho años de prisión y flagelación en Irán por delitos contra la seguridad nacional.
Pero las injusticias han llegado al pie de las escaleras del Gran Teatro Lumière, literalmente. Apenas unos días atrás la asociación Sous les Écrans la Dèche de trabajadores independientes del cine (que acoge proyeccionistas, personal de taquilla y de sala, conductores y demás responsables de la logística en general) emitía un comunicado en contra de la reforma del gobierno francés en detrimento de sus condiciones laborales y su derecho al paro. No habrá pases sin trabajadores, por lo que las negociaciones serán capitales para asegurar que Cannes suceda siquiera.
Al mismo tiempo, dirección ha contratado una ‘agencia de comunicación de crisis’ para elaborar un protocolo de respuesta en caso nuevas denuncias por el #MeToo francés. Nunca es tarde para una industria como la francesa, que ha publicado manifiestos ‘a favor de la galantería’ y en apoyo a Gérard Depardieu, y que ha dejado solas a actrices como Adèle Haenel (‘Retrato de una mujer en llamas’), quien se retiró en vistas a la ‘complacencia generalizada’ de su cine hacia el abuso. La primera medida de parte de Cannes ha sido programar el cortometraje reivindicativo ‘Moi aussi’, de Judith Godrèche.
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