Asier Robles
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad
Entrevista
Jon Ander Egaña
Director general de Basque Food Cluster

«El sector alimentario vasco se adapta bien, pero hay que innovar y comunicar mejor»

En un contexto de continua incertidumbre, el sector alimentario vasco resiste con buena salud pero poniendo gran atención a las nuevas tendencias de consumo. El director general de Basque Food Cluster explica los retos de futuro y la importancia de la diferenciación en un mercado globalizado.

Jon Ander Egaña, director general de Basque Food Cluster.
Jon Ander Egaña, director general de Basque Food Cluster. (Oskar MATXIN EDESA | FOKU)

Basque Food Cluster cumple 15 años con el claro objetivo de mejorar la competitividad de las empresas de toda la cadena de valor del sector alimentario vasco. 150 empresas como Angulas Aguinaga, Artiach, Baqué, Campos, Eroski, Carrefour, Euskaber, Gasca, Gastronomía Baska, Kaiku, La Salve, MercaBilbao o Mirotz Cárnicas están asociadas ya. Jon Ander Egaña, director general del clúster, nos explica cuál el la situación del sector y qué retos tiene.

Hace ya 15 años que se creó Basque Food Cluster. Brevemente, ¿cómo valoraría el recorrido realizado hasta ahora?

Hace 15 años empezaba a extenderse esta cultura de clúster y estaba demostrando ser una fórmula exitosa. Sin embargo, en el sector alimentario no había ninguna estructura organizada. En ese momento se estaba haciendo, por parte del Gobierno, el Plan Estratégico de Industrias y Calidad Alimentaria, y eso hizo que muchas empresas se activasen en esta dirección. Se vio la necesidad de juntarse para cooperar y, de alguna manera, tratar de ser más competitivos en un mercado globalizado. Lo primero que había que hacer era analizar el sector en profundidad y esbozar todos los eslabones: qué empresas hay detrás, cómo están estructuradas...

15 años más tarde, vemos que hay un concepto de cadena de valor bien establecido y que de alguna manera nos posiciona como un sector relevante dentro de la economía de Euskadi. Este clúster nos da visibilidad y voz en decisiones importantes como los planes de ciencia y tecnología y los planes de industrialización. Además, ha habido una evolución en cuanto a generar ese concepto de colaboración entre las diferentes empresas. Ahora ya podemos hablar de una estructura bien consolidada.

¿Qué peso tiene el sector alimentario en la economía de la CAV?

Si cogemos toda la cadena de valor del sector alimentario, en términos económicos representa el 9,3% del PIB y genera unos 138.000 empleos. En esa cadena de valor entra el sector primario (agrícola, ganadero y pesquero), la industria alimentaria y luego lo que llamaríamos distribución. Este último sector lo dividimos en dos subsecciones: la distribución en supermercados y la hostelería. Este último es el que menos organizado está, pero es el que más peso tiene en toda la cadena.

Además de toda esa cadena de valor, hay otro tipo de empresas ligadas, de una forma u otra, a este sector, como la industria de envases y embalajes, servicios de consultoría, laboratorios, centros tecnológicos.

«Hay trasladar mejor todo lo bueno que somos y que el consumidor lo perciba, poner el foco en la diferenciación»

Volviendo al clúster, y para que la gente lo entienda, ¿qué objetivos persigue esta organización y cómo trabaja?

El clúster no deja de ser una asociación. Actualmente estamos en torno a 150 empresas de toda la cadena de valor del sector alimentario. Entre todas facturan en torno a 10.000 millones de euros y emplean en torno a 55.000 personas. El clúster está para ayudar a sus asociados en la mejora de la competitividad. Creamos espacios de encuentro y cooperación. Esto es el ADN del clúster. Buscamos la cooperación, y las empresas vienen con el espíritu de aportar algo y entre todos construir ese concepto. También el clúster hace de interlocutor entre las empresas y todo el entramado institucional.

Analizamos dónde hay que poner el foco y, en este caso, nos centramos mucho en la creación del valor añadido, porque las empresas vascas no podemos competir ni en precio ni en volumen de producción que nos haga ser competitivos en costes. Tenemos que innovar y saber vender mejor nuestros productos y nuestros servicios. Tenemos que entender muy bien las necesidades del consumidor. En definitiva, tenemos que tener una gran orientación hacia el mercado. Aquí, por lo general, se hacen muy bien las cosas, pero a veces nos falta esa parte de comercialización o marketing. El objetivo es trasladar mejor todo lo bueno que somos y que el consumidor lo perciba, poner el foco en la diferenciación. Nos centramos mucho en el consumidor, porque todo lo que le acontece al consumidor afecta de manera inmediata a la cadena de valor.

Vivimos en un mundo muy globalizado. Esto hace que la competitividad sea muy dura para las empresas locales pequeñas y medianas. ¿Cómo ve en este sentido al sector alimentario vasco?

Es un sector que hace bien las cosas y que está bien preparado. Es bastante resiliente, y cuando las cosas van bien no es un sector que explote, pero cuando las cosas van mal tampoco se hunde. Además, tenemos un ecosistema tecnológico que no hay en otras regiones y una relación bastante estrecha con la administración. Venimos de una situación de postpandemia y con guerras de por medio. El sector ha sufrido mucho el tema de la inflación, pero está sobreviviendo ajustando los costes y comiéndose los márgenes. Ahora parece que el consumo se reactiva... Creo que se están haciendo los deberes y en general el sector vasco está bien posicionado.

Se trata de un sector superregulado. Hay normativas europeas, estatales, autonómicas, provinciales... Esto supone más burocracia y cada vez más trabajo administrativo, y eso repercute en los gastos y en la productividad. En este sentido, pedimos a las administraciones que nos faciliten la burocracia y que ese trabajo sea más sencillo.

Por otro lado, en un mercado globalizado, lo que sí que debería haber son unas pautas para que los productos que vienen de fuera cumplan con los mismos requisitos a los que están sometidos las empresas de aquí, o que paguen unos cánones para que de alguna manera se equipare. 

«La internacionalización es un elemento que no es para todas las empresas. Hay que saber muy bien cuál es el terreno de juego»

¿Las empresas vascas son capaces de competir a nivel internacional?

Sí, pero tenemos que saber bien cuáles son nuestros mercados. La internacionalización igual es un elemento que no es para todas las empresas. Sí que hay vías para competir en mercados exteriores, pero se tiene que saber muy bien cuál es el terreno de juego, porque cuando haces eso vas a competir con los mejores. Tienes que tener claro cuál es tu mercado, quién es tu consumidor, cuáles son sus gustos, con qué ventajas vas a competir, cómo vas a adaptar tus productos a esas necesidades... hay que dedicarle muchos recursos y mucho tiempo.

Antes ha señalado que las empresas vascas no pueden competir en precios. ¿Cuál es entonces el valor añadido?

Somos conscientes de que el precio es un factor importante, pero nuestra política de competitividad no puede ser a precios bajos. Tenemos que tratar de identificar cuál es nuestro nicho de mercado y pensar cómo generar el margen comercial que nos permita mantener el empleo, mantener riqueza, cumplir con la ley de cadena alimentaria pagando lo que se debe al eslabón anterior...

Aquí se producen unos productos de gran calidad y existe un gran arraigo a nuestra tierra. Tenemos una serie de valores que hay que trasladar al consumidor, para que cuando alguien compre un producto de Euskadi sepa lo que esto supone. La gente tiene que saber lo que ofrecemos y todo el trabajo que hay detrás de lo que consume. En ese sentido, tenemos que hacer un gran trabajo de marketing y comunicación. Tenemos que entender muy bien al consumidor y ser responsables socialmente como industrias o empresas.

«Quiero reivindicar que hay un sector primario que hay que cuidar más y dignificarlo. Es el más vital y para los productores tiene que ser rentable»

A día de hoy, ¿hasta qué punto es la CAV autosuficiente?

Relativamente poco. El sector primario no es muy grande. Estamos hablando de explotaciones pequeñas, en muchos casos familiares, que no tienen una capacidad productiva muy grande. En este sentido, quiero reivindicar que hay un sector primario que hay que cuidar más y dignificarlo. Es el sector más vital y para los productores tiene que ser rentable.

¿Se invierte lo suficiente en investigación y tecnología?

Yo creo que sí. También creo que deberíamos ser más eficientes a la hora de gestionar las líneas de ayuda de las administraciones para que se puedan ajustar mejor a las necesidades de las empresas. Ahí, creo que el clúster puede jugar un rol importante a la hora de ser capaces de trasladar las necesidades que tienen las empresas. Eso es un poco lo que estamos trabajando ahora.

«Hay que hace que el sector alimentario sea atractivo para que la gente joven quiera venir a trabajar. Tenemos que entender cuáles son sus necesidades»

¿Cómo ve el futuro del sector?

Vivimos en una incertidumbre continua y esta situación parece que ha venido para quedarse por bastante tiempo. No sabemos lo que va a pasar de aquí a unos meses. Tenemos que estar muy atentos a las tendencias de consumo. Aun así, es un sector que se adapta rápido a las necesidades de los consumidores. Yo creo que las empresas seguirán innovando y adaptándose a esas necesidades de los consumidores. Futuro hay.

Pero tenemos un problema importante con el tema del talento. Hay que conseguir que el sector alimentario sea atractivo para que la gente joven quiera venir a trabajar. Para ello, tenemos que entender cuáles son las necesidades de la gente joven. Los valores y las necesidades han cambiado y nos tenemos que adecuar a ello. También hay que incorporar la digitalización y ganar en productividad.

¿Cómo pueden afectar las nuevas tecnologías al sector? Por ejemplo, la Inteligencia Artificial.

Estamos viviendo una transición muy importante. La IA va a tener mucha fuerza y tenemos que saber adaptar esas nuevas tecnologías a cada eslabón de la cadena de valor. Cada una tendrá sus necesidades, sus retos y su forma de adaptarse. Tenemos que identificar cómo esas nuevas tecnologías nos pueden ayudar en ser más eficientes. Va a suponer un cambio importante y tenemos que estar atentos, anticipándonos a esa necesidad. Que va a tener un impacto importante está claro.

¿Qué retos u objetivos se marca el clúster para los próximos años?

Un nuevo objetivo que hemos añadido con el nuevo plan estratégico para 2024-2027 es la interconexión de las empresas. Creemos que la esencia del clúster es esa conexión y ese conocimiento entre los socios. Cuando éramos pocos al principio era muy fácil, pero ahora somos más de 150 socios y es más complicado. Tenemos que reinventar ese concepto de conexión. Ahí vamos a poner bastante esfuerzo. No es fácil, es complejo, pero es ahí donde está la riqueza y el valor. Buscamos la cooperación entre los socios. Queremos que la gente que venga al clúster venga a aportar y compartir.