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Yamandú Orsi se compromete a gobernar Uruguay siguiendo «el principio de humanidad»

Yamandú Orsi ha sido investido como presidente de Uruguay y ha prometido gobernar siguiendo «el principio de humanidad». Se ha comprometido con la búsqueda de los detenidos desaparecidos durante la dictadura, el mismo día en el que se cumplen 40 años del restablecimiento de la democracia en el país.

Orsi, junto a su compañera de fórmula y próxima vicepresidenta Carolina Cosse.
Orsi, junto a su compañera de fórmula y próxima vicepresidenta Carolina Cosse. (Dante FERNÁNDEZ | AFP)

El progresista Yamandú Orsi ha sido investido este sábado como nuevo presidente de Uruguay hasta 2030, en una ceremonia celebrada en el Palacio Legislativo, frente a los integrantes de la Asamblea General y los representantes de los diferentes países invitados. Orsi se ha comprometido a encabezar un Gobierno «que se caracterice por el principio de humanidad».

Orsi, candidato del Frente Amplio, fue elegido en segunda vuelta en las elecciones del pasado 25 de noviembre tras imponerse al oficialista Álvaro Delgado. Es profesor de Historia y fue alcalde de la ciudad de Canelones, segunda del país. Ahora, deberá gobernar el país en una situación inédita, ya que el Frente Amplio no tiene mayoría en el Parlamento, por lo que tendrá que negociar acuerdos con la oposición para aprobar las leyes clave.

Consciente de ello, ha tendido la mano a la oposición y ha asegurado no tener intención alguna de imponer: «Personalmente me rebelo contra ese supuesto país de las dos mitades, donde la mitad que gana recurre al orden y mando, y la otra mitad debe estar poco menos que condenada a obedecer bajo protesta. Sepan que nunca supe llevarme muy bien con los muros, tampoco con los ideológicos».

«El sentido humano será el espíritu con el que se aborden las soluciones a los distintos problemas del país, pero también el modo de ejercer el servicio público, de poner oído ante cada problema o angustia de nuestro pueblo. De entender al que piensa distinto», ha asegurado Orsi en su discurso. En ese sentido, el nuevo presidente ha expresado que la única ambición del Gobierno «está íntimamente ligada a la búsqueda de la pública felicidad».

Ha afirmado que la democracia también «goza de buena salud cuando sus instituciones son sólidas, cuando la justicia es igual para todos y cuando se defiende a ultranza el mandato republicano de la independencia entre poderes».

Por otro lado, el recién investido presidente ha querido tener presente que precisamente hoy hacen 40 años desde que se restableció la democracia en la república, tras la dictadura cívico-militar que el país sudamericano sufrió entre 1973 y 1985. «Asistimos desde entonces al periodo más largo de vida democrática de la historia de nuestro país», ha expresado. Así, ha asegurado que es «un enorme orgullo» poder celebrarlo no solo ante las y los uruguayos, sino ante mandatarios de distintos lugares del mundo.

Secuelas de la dictadura

En la misma línea, ha apuntado que en Uruguay aún «hay secuelas» de la dictadura y que, por ello, es «imprescindible mantener intacto el compromiso con la libertad, la verdad y la justicia». Para ello, se ha comprometido con la búsqueda de los detenidos desaparecidos durante la dictadura, al asegurar que «la democracia gozará de una mejor salud el día que todas las familias uruguayas sepan dónde están sus familiares desaparecidos».

Asimismo, ha celebrado que durante las cuatro décadas de democracia la ciudadanía haya escogido a sus gobernantes en «una fiesta cívica». Se ha mostrado, además, agradecido con la pluralidad del país.

Orsi, que es docente de profesión, ha remarcado que asume la Presidencia «con la misma convicción y vocación de servicio de siempre». Además, ha aprovechado para saludar a los expresidentes Pepe Mújica, Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle Herrera, que han asistido a la ceremonia, y ha recordado a los fallecidos Tabaré Vázquez y Jorge Batlle.

El nuevo presidente de Uruguay se ha dirigido a los representantes de países extranjeros que estaban presentes, a los que les ha expresado su intención de «sumar esfuerzos para contribuir con la estabilidad y la paz en un mundo cada vez más complejo y cambiante».

Ha ennumerado propósitos como «el avance de las acciones y acuerdos del Mercosur, el reforzamiento de la Celac, la participación cada vez más activa en la OEA, la profundización de la cooperación sur-sur, la multiplicación de acuerdos con los grandes países de referencia de nuestro mundo en forma bilateral o multilateral serán algunas de las banderas que desplegaremos en estos cinco años».

Ha agregado que una de sus principales responsabilidades es que la región siga siendo «un continente de paz, con mayor estabilidad, equilibrio social y económico» y que sea capaz de «un mejor proceso de integración». Así, se ha comprometido a construir «un mejor Uruguay».