NAIZ

El tribunal polaco suspende el proceso penal contra Pablo González por estar fuera del país

El tribunal polaco que lleva el proceso penal contra el periodista vasco Pablo González, acusado de espiar para Moscú, ha decidido suspenderlo porque el acusado se encuentra fuera del país y si no comparece, no se puede realizar una audiencia del caso.

Imagen de archivo del periodista vasco Pablo González.
Imagen de archivo del periodista vasco Pablo González. (EUROPA PRESS)

El proceso penal que se sigue contra Pablo González en Polonia por una acusación de espiar para Moscú ha sido suspendido por el tribunal correspondiente, porque el periodista vasco se encuentra fuera del país.

Así lo ha anunciado la portavoz de asuntos penales del Tribunal de Distrito de Varsovia, la jueza Anna Ptaszek, quien ha señalado que «el tribunal decidió suspender el proceso penal, señalando que el acusado no está en Polonia y se desconoce cuándo regresará a Polonia».

Como la acusación contra el periodista «es penal, según el reglamento, no podemos realizar una audiencia del caso si el acusado no comparece al menos una vez y responde a los cargos».

900 días encarcelado sin pruebas ni juicio

Este es el último episodio judicial de la terrible situación que vivió González en Polonia, donde permaneció casi 900 días encarcelado, sin pruebas en su contra ni juicio a la vista.

Este periodista freelance, que ha publicado en NAIZ y otros medios, fue detenido la noche del 28 de febrero de 2022 por los servicios secretos polacos en su hotel cuando informaba desde la ciudad de Przemyśl, muy cerca de la frontera con Ucrania, sobre la crisis de migrantes que el conflicto que acababa de estallar estaba provocando.

A partir de ese momento, comenzó un calvario que se prolongó por 887 días, el tiempo que estuvo encarcelado bajo la acusación difusa de espionaje para Rusia. Dos años y medio en los que no se presentaron pruebas al respecto y, según la interpretación de su defensa, la prisión solo tenía como objetivo tratar de forzarlas. No existía fecha de juicio en su contra y tampoco un plazo tope de encarcelamiento preventivo, lo que suponía una flagrante anomalía en el marco europeo.

Fueron 900 días en los que Pablo González apenas tuvo comunicación directa con sus allegados (tres visitas, casi una por año) y básicamente solo ha contado con algo de apoyo consular español.

Su excarcelación se produjo el pasado mes de agosto, dentro de un acuerdo alcanzado entre Rusia y diferentes Estados, en virtud del cual fueron liberadas varias personas presas en el marco del mayor canje de prisioneros desde la Guerra Fría, en el que EEUU y varios países aliados intercambiaron con Rusia a 24 presos.

En su primera entrevista tras quedar libre, concedida a un medio ruso, denunció las duras condiciones de reclusión que sufrió y habló incluso de tortura y de inducción al suicidio.

Dos semanas después de su liberación, la Fiscalía de la localidad polaca de Lublin presentó su acusación formal contra González por cargos por espionaje entre 2016 y 2022, que conllevarían una pena de prisión de entre tres y 15 años de cárcel. Este proceso es el que ha quedado en suspenso porque el periodista vasco se encuentra fuera de Polonia.