Periodista / Kazetaria
Entrevista
Mahmoud Mushtaha
Periodista de Gaza

«Mis crónicas desde Gaza son testimonios del genocidio»

Mahmoud Mushtaha es uno de los periodistas palestinos que ha cubierto el genocidio desde las ruinas de Gaza. Con 23 años ha vivido siempre bajo la ocupación israelí. Comenzó a escribir crónicas al inicio de los bombardeos como una manera de dejar testimonio. En diciembre fue evacuado a Gran Bretaña.

El periodista palestino Mahmoud Mushtaha fue evacuado a Gran Bretaña en diciembre.
El periodista palestino Mahmoud Mushtaha fue evacuado a Gran Bretaña en diciembre. (Gorka CASTILLO)

Desde una Gaza reducida a escombros, el periodista Mahmoud Mushtaha ha contado durante el último año la experiencia más extrema de aniquilación humana.

Pero describir la destrucción de forma aislada, como una sucesión de fotografías del horror, no le sirvieron para evitar el desastre. Hacía falta algo más. Por ejemplo, trasladar historias sobre el terreno que insistan en la verdad usurpada por una maquinaria propagandística implacable como la israelí.

«Mis crónicas son testimonios del genocidio», afirma este joven licenciado en Filología inglesa que acaba de encontrar refugio en Gran Bretaña.

Mushtaha ha publicado el libro titulado ‘Sobrevivir al genocidio en Gaza’, con una selección de crónicas escritas bajo las bombas y el miedo que la revista CTXT fue publicando desde el comienzo de los ataques.

En su libro escribe que los horrores que ha vivido desafían toda comprensión humana. ¿Se sienten abandonados por el mundo?

Gaza no ha sido simplemente abandonada por el mundo. Ha sido traicionada y sacrificada. El genocidio no lo han cometido sólo los misiles y las bombas israelíes, sino también los gobiernos, instituciones y medios de comunicación que lo han permitido y justificado.

Muchos países occidentales no son espectadores pasivos de lo que está sucediendo. Son participantes activos. EEUU y Reino Unido, en particular, siguen armando a Israel mientras nosotros cavamos fosas comunes, arrasan nuestros hospitales y dejan morir de hambre a niños bajo su asedio deliberado.

Y esa complicidad no se limita a la cobertura militar y diplomática. Hay una propaganda deshumanizante que justifica las matanzas.

«Para los que cubrimos esas masacres, la supervivencia se convirtió en nuestro mayor acto de resistencia. Porque permanecer en silencio sería traicionar a los asesinados»

Los medios de comunicación occidentales han desempeñado un papel fundamental en todo esto cuando éramos los periodistas palestinos quienes estábamos sobre el terreno, arriesgando nuestras vidas.

Muchos han muerto tratando de documentar el horror mientras su trabajo era desestimado, distorsionado o directamente ignorado. Pero esta traición de la que hablo no se limita a Occidente.

¿Se refiere a los países árabes?

Sí. El mundo árabe también ha fallado a Gaza. Muchos regímenes emitieron declaraciones de condena, pero no tomaron ninguna decisión real.

Los acuerdos de normalización que firmaron los años anteriores con Israel –los llamados Acuerdos de Abraham– no eran simples gestos simbólicos. Fueron alianzas estratégicas que envalentonaron a Israel y le aseguraron que podía continuar con sus crímenes sin consecuencias.

«Gaza no ha sido simplemente abandonada por el mundo. Ha sido traicionada y sacrificada»

Estos gobiernos árabes tenían influencia económica, diplomática y geopolítica para presionar a Tel Aviv, pero no lo hicieron.

Algunos incluso impidieron que nos llegara la ayuda humanitaria asegurando a Israel que su asedio permanecería intacto. Su silencio no es neutralidad, es complicidad.
 
¿Y la ONU?

La ONU emitió advertencias, aprobó resoluciones y condenó la violencia, pero sus palabras carecen de peso frente a un país como Israel que cuenta con el respaldo de las naciones más poderosas del mundo en el Consejo de Seguridad para seguir operando con total impunidad.

Los tribunales y los organismos legales que deberían haber intervenido dudaron, debatieron, demoraron, mientras los cuerpos de nuestros hijos y hermanos se amontonaban en las calles.

Así que no puedo decir que nos abandonaran. Creo que es más correcto decir que hemos sido sacrificados.

El mundo pudo detener este genocidio, pero no lo hizo.

Gracias a su trabajo y al de otros periodistas palestinos, se ha sabido lo que ocurría en Gaza. ¿Sintió la obligación de contar lo que estaba sucediendo?

Sí, porque no tuve otra alternativa. El silencio nunca fue una opción para mí ni para ningún palestino que sobrevivía al genocidio. He sido testigo de ello y las crónicas son mi testimonio.

Cuando el mundo decidió mirar hacia otro lado, cuando los medios internacionales ignoraron o distorsionaron nuestro sufrimiento, documentar la verdad se convirtió para mí en un deber humano.

«Cada vez que se enfrenta a una crisis interna, acusaciones de corrupción o decadencia política, recurre a la guerra para conseguir apoyo y silenciar a la oposición»

Israel no solo bombardeó nuestras casas y masacró a nuestras familias, sino que trató de borrar nuestras voces, enterrar nuestras historias bajo los escombros y silenciar a los últimos testigos de sus crímenes. Si no hablábamos nosotros, ¿quién lo iba a hacer?

Pero el coste ha sido alto. Israel ha matado a al menos 208 periodistas.

En Gaza han muerto más periodistas que en cualquier otra guerra de la historia moderna. Algunos de ellos eran mis colegas, mis amigos, gente que cargaba con cámaras en lugar de armas, gente que escribía en lugar de disparar. Fueron asesinados porque Israel sabía que la verdad es peligrosa.

Para los que cubrimos esas masacres, la supervivencia se convirtió en nuestro mayor acto de resistencia. Porque permanecer en silencio sería traicionar a los asesinados.

En un mundo donde los gobiernos y las instituciones poderosas se niegan a exigir cuentas a Israel, nuestros testimonios son la única prueba que va a quedar de los crímenes cometidos por Israel.

¿Cómo planteaba su trabajo diario para no morir en los bombardeos?

Sinceramente, no había forma de mantenerse a salvo. La muerte era aleatoria.

Me movía con cautela, escuchando los bombardeos, tratando de predecir dónde caería el siguiente misil, pero sin seguir ningún patrón. Llevaba mi teléfono, mi bloc de notas y mi cámara a todas partes, sabiendo que cualquier momento podía ser el último.

¿Se puede escribir sobre la aniquilación de tu propio pueblo sin arrastrar su dolor?

No. Es imposible escribir sobre la aniquilación de tu pueblo sin cargar con su dolor. Está presente en cada palabra que escribo. Esto no es solo una historia. Es nuestra realidad, nuestra pérdida, nuestro sufrimiento.

Cada nombre que menciono en los reportajes es el de alguien que tenía sueños, una familia y una vida que le fue robada.

«La idea de convertir Gaza en un destino turístico no es solo una distopía, forma parte de la fantasía sionista de borrar la existencia palestina»

Cada hogar destruido estaba lleno de risas y amor antes de convertirse en polvo. No gocé del lujo de la distancia.

Cuando escribía, lo hacía desde el interior de la devastación, como un sobreviviente que asiste a la destrucción de su propio pueblo, de su ciudad, a cómo tu historia está destinada a la extinción.

¿Qué opina del tratamiento de los medios de comunicación israelíes?

En primer lugar, no creo que haya un medio de comunicación israelí –incluido “Haaretz”– que se preocupe genuinamente por el sufrimiento palestino.

Incluso cuando algunos periodistas israelíes critican al Gobierno de Benjamin Netanyahu y sus operaciones militares, su discurso se mantiene dentro de un marco que, en última instancia, defiende la legitimidad de la ocupación.

Pueden expresar preocupación por la ‘moralidad’ de la guerra o las ‘consecuencias’, pero rara vez, o nunca, reconocen que la realidad fundamental es que Israel está cometiendo un genocidio, una limpieza étnica y una violencia colonial contra un pueblo indígena como el nuestro.

«Cada hogar destruido estaba lleno de risas y amor antes de convertirse en polvo. No gocé del lujo de la distancia»

La mayoría de los medios occidentales también tiene una enorme responsabilidad en todo esto. Han desempeñado un papel crucial, no solo a través de los prejuicios que muestran, sino mediante el esfuerzo invertido por distorsionar la verdad. Han adoptado el lenguaje de Israel, refiriéndose a sus masacres como ‘autodefensa’ y a la resistencia palestina como ‘terrorismo’.

Tal vez lo peor de todo es que han creado deliberadamente una falsa sensación de equilibrio, presentando el genocidio como un ‘conflicto’, la ocupación como una ‘disputa’ y la resistencia como una ‘agresión’.

Después de lo vivido, ¿piensa que el buen periodismo puede salvar vidas?

El buen periodismo no puede detener las bombas, pero puede salvar vidas de otra manera. Puede exponer los crímenes, movilizar la acción y obligar a rendir cuentas. Como decía antes, el periodismo en Gaza no es solo una profesión, es una forma de supervivencia.

Cuando documentamos asesinatos en masa, ataques a hospitales o la hambruna deliberada que se nos impuso, las organizaciones humanitarias se sintieron presionadas para actuar, empujó a la gente a protestar y, en algunos casos, incluso forzó ceses del fuego temporales.

Pero el periodismo solo salva vidas si el mundo está dispuesto a escuchar.

¿Qué credibilidad da al anuncio de Donald Trump de convertir la Franja en un resort de lujo?

El anuncio de Trump no es solo retórica. Es la continuación de una peligrosa agenda colonial de asentamientos que Israel ha perseguido durante décadas.

Aunque algunos la descarten por estrafalaria, se alinea perfectamente con las políticas que los palestinos venimos presenciando desde la Nakba de 1948.

«Pero el periodismo solo salva vidas si el mundo está dispuesto a escuchar»

Israel siempre ha trabajado para despoblar la tierra palestina. Lo que Trump está sugiriendo ahora es simplemente una versión más ruidosa y explícita de lo que los funcionarios israelíes venían pidiendo: limpieza étnica de Gaza y planes de reubicación en el Sinaí u otros países, mientras el Ejército lleva a cabo una destrucción metódica del entorno.

La idea de convertir Gaza en un destino turístico no es solo una distopía, forma parte de la fantasía sionista de borrar la existencia palestina y reemplazarla por un paraíso para colonos.

La pregunta que nos hacemos hoy es si el mundo permitirá que esto suceda o detendrá finalmente la campaña de limpieza étnica antes de que sea demasiado tarde.

¿Cree que Benjamin Netanyahu no se detendrá hasta expulsarles de Gaza?

Netanyahu no se va a detener porque su supervivencia política depende de la guerra, la destrucción y la continuación del proyecto colonial de asentamientos. Ha construido su carrera sobre el miedo, la división y el derramamiento de sangre.

Cada vez que se enfrenta a una crisis interna, acusaciones de corrupción o decadencia política, recurre a la guerra para conseguir apoyo y silenciar a la oposición.

Pero esto es más grande que él. No actúa solo. Netanyahu es el producto de un sistema que prospera en el conflicto perpetuo.

«El uso deliberado del antisemitismo como arma para silenciar las críticas a Israel es una de las mayores injusticias de nuestro tiempo»

Las ambiciones expansionistas de Israel siempre se han basado en la desestabilización de la región, y su doctrina militar se basa en la creencia de que la fuerza, no la diplomacia, es la clave para mantener el control.

Israel siempre ha provocado, atacado y avivado las tensiones para asegurar que Oriente Medio permanezca en un estado constante de crisis.

¿Qué siente cuando las críticas a Israel son calificadas de ‘antisemitas’?

Es indignante pero no sorprendente. El uso deliberado del antisemitismo como arma para silenciar las críticas a Israel es una de las mayores injusticias de nuestro tiempo.

Es un insulto a los innumerables palestinos que han sido masacrados, desplazados y brutalizados bajo su colonialismo.

Confunde una ideología política como el sionismo con el judaísmo, borrando deliberadamente las numerosas voces judías que se oponen a las atrocidades que están cometiendo sus dirigentes.

Ahora que vivo en Reino Unido, veo esta hipocresía todos los días. Los mismos gobiernos que arman a Israel, los mismos medios que encubren sus crímenes, son los primeros en condenar la solidaridad con Palestina. El mundo está despertando y no importa que intenten silenciarnos porque ya no dejaremos de hablar.