
Los cuatro buques que componen la flota cañera atunera vasca han denunciado la ausencia de soluciones por parte del ministro español de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y el comisario europeo de Océanos y Pesca, Costas Kadis, a la situación «insostenible» que les mantiene desde hace seis meses en el puerto de Dakar tras expirar el acuerdo de pesca entre la UE y Senegal en noviembre de 2024.
Desde la asociación Dakartuna, que agrupa a esta flota, exponen que la no renovación de este acuerdo ha dejado a estos buques en una situación de «limbo legislativo», sin posibilidad de faenar ni de reubicarse en otros caladeros.
La situación afecta directamente a unas 200 familias, entre tripulantes –una media de 17 por barco– y trabajadores indirectos que dependen de esta actividad.
Según Miguel Ángel Solana, presidente de Dakartuna, «a pesar de haber tenido algunas reuniones con la Secretaría General de Pesca y de haber recibido unas ayudas de Estado el año pasado para compensar los muchos años de pérdidas desde 2020, las cuales agradecemos, nos sentimos completamente frustrados, sin opciones y sin ayuda para seguir adelante o para cerrar dignamente una etapa que se ha vuelto inviable».
Solicitud de ayudas
Dada la situación actual, Dakartuna solicita ayudas urgentes que les permitan desplazarse a otros caladeros, como Costa Rica o Panamá, donde podrían acceder a la carnada viva y reactivar su pesca selectiva y tradicional basada en el arte de caña al cebo vivo.
En caso de inviabilidad de esta alternativa, la asociación reclama al Ministerio acceso a las ayudas previstas para el desguace, dado que los barcos cumplen con todos los requisitos legales exigidos por el Fondo Europeo Marítimo de Pesca y de Acuicultura (FEMPA).
La situación actual, manifiestan desde la asociación, es el último episodio de una crisis que arrancó en 2020, cuando las autoridades senegalesas comenzaron a impedir el acceso de estos buques a la bahía de Hann, lugar clave para proveerse de anchoa viva, indispensable para la pesca de caña con cebo vivo.
Esta restricción, mantenida durante años, supuso en la práctica la imposibilidad de faenar, a pesar de que los armadores seguían cumpliendo sus obligaciones administrativas y económicas bajo el acuerdo de pesca vigente con la UE. A ello se sumó, en enero de 2022, la decisión unilateral de Senegal de dejar de expedir nuevas licencias, y finalmente, la no renovación del acuerdo, «dejando a la flota en un callejón sin salida».
Dakartuna subraya que la situación actual pone en riesgo no solo una flota histórica, sino también un modelo de pesca sostenible y artesanal reconocido internacionalmente. «Necesitamos una respuesta inmediata. O nos ayudan a continuar o nos permiten cerrar con dignidad», concluye Solana.

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