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Final inglesa de dos conjuntos en horas muy bajas que ven en San Mamés su salvavidas del año

Manchester United y Tottenham Hotspur tienen en la final de la Europa League de San Mamés –miércoles, 21.00, Movistar– su salvavidas de la temporada, no solo por incorporar a sus vitrinas un nuevo título europeo, sino también por el premio añadido que supondrá disputar el próximo curso la Champions.

El Tottenham le ha ganado los dos encuentros de Premier de esta temporada al Manchester United.
El Tottenham le ha ganado los dos encuentros de Premier de esta temporada al Manchester United. (Glyn KIRK | AFP PHOTO)

Está claro que Manchester United y Tottenham Hotspur no viven sus mejores momentos deportivos. A falta de solo una jornada para que concluya la Premier, los presupuestos multimillonarios de ambos conjuntos no han justificado para nada su tradicional posicionamiento dentro del exclusivo grupo de “The big six”.

Tanto “red devils” como “spurs” han protagonizado un paupérrimo rendimiento en su torneo doméstico, que les ha llevado a ocupar ahora mismo los puestos inmediatamente siguientes al descenso, adjudicado desde hace ya bastante tiempo a Leicester, Ipswich y Southampton. Los primeros han sumado nueve puntos desde diciembre y los segundos han perdido 21 partidos de los 37 que han disputado.

Tan deplorable bagaje no ha sido obstáculo para que ambos se hayan plantado en la final de la Europa League, que se ha convertido ahora en su auténtica tabla de salvación del presente ejercicio. San Mamés no solo otorgará un nuevo título europeo –séptimo en el caso del United y cuarto para el Tottenham–, sino que premiará al ganador con la clasificación directa para la próxima Champions, una recompensa que incluso se ha discutido desde la propia Inglaterra a la vista del presente nivel de los contendientes.

Dicha participación resulta de vital importancia, especialmente en el caso de los mancunianos, no solo desde el punto de vista deportivo, sino también económico. La entidad presidida por los hermanos Glazer encadena pérdidas en los últimos cinco cursos, lo que ha traído consigo importantes recortes y cientos de despidos para evitar la bancarrota a finales de 2025. Competir en la máxima competición continental le puede reportar unos 120 millones de euros, cifra que ayudaría a reparar las maltrechas arcas del club, no incurrir en violaciones del fair play financiero y recomponer el equipo al gusto de su técnico, Rúben Amorim.

Ausencias importantes

Porque si algún problema se ha encontrado, el preparador luso es el de no poder contar con piezas adecuadas para implantar sobre el césped su estilo de juego. La ausencia de laterales con profundidad para su 5-3-2, las innumerables bajas en defensa y la falta de acierto de los delanteros Joshua Zirkzee y Rasmus Hojlund han lastrado las prestaciones de un once que se ha mantenido con las pinceladas de Bruno Fernandes, Casemiro y Amad Diallo.

Tampoco le ha ido mucho mejor a su homólogo en el otro banquillo, un Ange Postecoglou que se juega el puesto de trabajo en el encuentro de La Catedral. «Siempre gano títulos en mi segunda temporada», aseguró el preparador australiano hace meses, coincidiendo con el peor momento de su equipo. Fanfarronada o no, debe enfrentarse a una sequía de 17 años del Tottenham –el último título (Copa de la Liga) lo ganó Juande Ramos en 2008–, bloque al que no le fue nada bien en la última final europea que jugó ante otra escuadra inglesa, en aquel caso en 2019 frente al Liverpool.

Además, Postecoglou cuenta con tres bajas muy importantes para la medular –James Maddison, Dejan Kulusevski y Lucas Bergvall– que hacen todavía más complicada la tarea de volver a levantar el trofeo del segundo torneo europeo, algo que ya ha hecho en dos oportunidades: en 1972 contra el Wolverhampton Wanderers y en 1984 ante el Anderlecht. Por el lado del United, la principal ausencia es la del central neerlandés Matthijs de Ligt, que no ha conseguido recuperarse a tiempo para el duelo.