«La gente en la calle todavía me recuerda un montón la jugada del gol en Sabadell»
Este sábado se cumple una década del partido de Sabadell en el que Osasuna evitó su desaparición in extremis. Necesitaba un punto para no bajar a Segunda B, pero al descuento perdía por 2-1. Un corner cabeceado por Javier Flaño impidió la catástrofe. El protagonista recuerda la histórica jugada.

El testarazo frente al Sabadell en el tiempo añadido es algo que inevitablemente siempre irá unido a su trayectoria deportiva. Javier Flaño se siente orgulloso por ello y es frecuente que los aficionados se lo recuerden por la calle. Aquel día, Osasuna tocó fondo y, desde entonces, no ha parado de crecer hasta consolidarse en Primera. «Fue toda una liberación», recuerda el lateral de Noain sobre el momento en el que vio cómo el balón entraba en la portería.
Diez años después, ¿cómo recuerda la jugada del 2-2?
Desde luego, es un momento que se me ha quedado grabado en la memoria para siempre. Recuerdo todavía ese momento de silencio, justo un segundo o dos antes de realizar el remate de cabeza. Como digo, lo tengo grabado y no se me olvida.
¿Qué sintió en el instante mismo del gol?
Pues toda una liberación. Había sido una temporada muy dura y el partido también había resultado muy difícil de gestionar mentalmente. Partíamos como favoritos, porque éramos los que realmente nos jugábamos mucho, de hecho, el Sabadell ya estaba descendido. Por circunstancias, el encuentro se puso muy cuesta arriba, con un 2-0 en contra, hacía mucho calor y también el hecho de tener a tanta afición en las gradas nos provocó todavía más ansiedad. Es verdad que llegamos mucho a la portería contraria, pero sin claridad y tampoco dábamos la sensación de que pudiéramos remontar fácilmente. Nos dio mucha esperanza el gol de David García y afortunadamente llegó el mío en los minutos finales.
No era un jugador que tuviera como tarea rematar los corners.
Es cierto, normalmente mi tarea era justo la contraria, situarme bien fuera del área para evitar contragolpes. Pero la situación era tan desesperada que fui a rematar un poco por iniciativa propia. Me mentalicé de que iba a ir con fe al balón, convencido de que lo iba a meter en las redes. Berenguer sacó un centro muy bueno desde el corner, pero cuando vi salir la pelota ya me di cuenta de que no iba a llegar hasta el segundo palo y me anticipé a uno de los rivales. Tuve la suerte de meterla para adentro.
«Éramos muy conscientes de la importancia de no bajar, los 90 minutos fueron durísimos»
¿Fue el mejor momento de su carrera deportiva?
Sí, sin ninguna duda es el recuerdo más especial de mi carrera por todo lo que supuso. Lo cierto es que la gente en la calle todavía me recuerda un montón la jugada y tiende a contarme lo que ellos mismos estaban haciendo en ese momento, algunos como aficionados en el campo, otros desde fuera, animando en sus casas o en el coche.
Tal y como fue el desarrollo del partido, ¿se era consciente a pie de campo de que perderlo condenaba prácticamente al club a su desaparición?
Totalmente. Había sido un año muy complicado y tuvimos mucho tiempo para pensar sobre las consecuencias de un posible descenso, éramos muy conscientes de la importancia de no bajar. Por ello, los 90 minutos fueron durísimos. Como dice la canción, la gente nunca va a entender, porque nunca lo vivió, salvarse en el último minuto de la desaparición. Fue un momento que, si no lo vives, es muy complicado de explicar.
La afición se trasladó en masa a Sabadell. Cuando se marchaba 2-0, ¿ invadía a los jugadores un sentimiento de culpa por no recompensarles con la salvación?
Sabíamos de la gran decepción que suponía para ellos, también para nosotros. Recuerdo que durante toda la temporada le di muchas vueltas al hecho de que, al ser un jugador de aquí y de toda la vida, era superduro poder descender, que iba a ser un momento dramático. Por suerte, al final se pudo sacar adelante y se logró lo contrario. Formamos parte de un momento que se ha recordado de manera positiva al conseguir la salvación.
Osasuna atacó sin desmayo y pudo empatar antes, pero también Asier Riesgo tuvo alguna muy buena intervención. Un 3-0 hubiera sido la puntilla.
Seguramente, un 3-0 o 3-1 hubiera sido insalvable. Lo bueno de ese día es que el equipo no se rindió, perseverando incluso sabiendo que estaba complicado, pero no nos dejamos ir y creo que ello supuso que nos metiésemos de nuevo en el partido. Las intervenciones de Asier (Riesgo) posibilitaron mantener las opciones de meter ese gol que nos dio la permanencia.
¿Hubo charla de Enrique Martín en el vestuario después de conseguir la salvación?
A decir verdad, no lo recuerdo, era tal el estado de euforia que solo nos mirábamos los unos a los otros, abrazados y todavía preguntándonos cómo habíamos superado in extremis una situación tan límite. Sí que es cierto que el míster nos habló en el descanso para restarnos presión y quitar dramatismo, diciendo que a peor ya no podíamos ir y que en la segunda parte estábamos capacitados para revertir la situación. Con lo que había en juego, el peso era enorme y nos costaba gestionarlo.
En aquel Sabadell estaban Nauzet y Clerc, con los que luego compartió vestuario. ¿Se habló muchas veces sobre aquel partido?
Alguna vez sí que charlamos con ellos al respecto, pero tampoco empleamos mucho tiempo porque no teníamos muchas ganas de recordarlo, habida cuenta del sufrimiento que supuso, a pesar de que es un partido que se va a recordar siempre.
¿Qué ocurrió aquella temporada para llegar a una situación tan agónica?
Igual que en la vida, en el fútbol las cosas no suceden solo por una cosa, son un cúmulo de situaciones. Evidentemente, la inestabilidad que rodeaba al club en aquel momento, tanto a nivel deportivo, como económico, no ayudó. Esa incertidumbre de lo que iba a suceder con el club y asuntos extradeportivos se juntaron para que hiciésemos una mala temporada. En un principio, el equipo estaba diseñado para vivir situaciones más cómodas, pero no quedó otro remedio que remar. Como nota positiva, el vestuario no se dejó ir y peleó hasta el final para firmar la salvación.
Urban, Mateo, Enrique Martín… hubo un constante baile en el banquillo, en el que no se encontraba la tecla para seguir en Segunda.
Ese baile de entrenadores generalmente tampoco suele ser del todo positivo porque, para crear unos automatismos y aplicar una idea de juego, se necesita cierto tiempo. El problema es que la necesidad era urgente y el club buscó la reacción con cambios en el banquillo. Tanto con Urban como con Mateo no conseguimos variar la dinámica negativa, aunque ambos tenían aspectos muy positivos. Con Martín sí que llegó un pequeño cambio, es un entrenador que a nivel mental sabe llegar a la cabeza del jugador. También el factor suerte estuvo de nuestro lado en una situación límite.
«Osasuna es un club muy emocional, con subidas y bajadas. En momentos críticos, somos un club muy fuerte»
Era su segunda etapa como rojillo, después de pasar por Numancia, Elche y Mirandés. Supongo que se le fichó para aportar experiencia en un bloque muy joven, pero se encontró con una situación desesperada.
Desde luego, a principios de temporada no me esperaba algo así. Regresé muy ilusionado, porque cuando estás fuera de casa, te das todavía más cuenta de lo bonito que es jugar en el equipo de tu tierra, en tu estadio y con tu gente. Pero la campaña se fue torciendo y le vas dando vueltas, hasta preguntarte ¿qué sucedería si bajamos? Como jugador de casa y con cierta experiencia, me sentía bastante responsable y presionado por la situación. En todo caso, hay que saber convivir con etapas así y fue un gran aprendizaje. La línea que separa el fracaso del éxito es muy fina y el partido de Sabadell lo demostró.
¿Se esperaba volver a jugar en El Sadar como local?
Sinceramente, no. Lo veía complicado. Cuando sales de un club, resulta difícil regresar. Por eso, aunque con sus contratiempos, esa segunda etapa la disfruté más si cabe que la primera. También quedan recuerdos bonitos, como el ascenso a Primera que logramos al año siguiente.
Eso puso de manifiesto que el fútbol es una montaña rusa de sensaciones, pasando de rozar el fracaso a disfrutar del éxito en muy poco tiempo.
Es que eso es Osasuna, un club muy emocional, con subidas y bajadas. En momentos críticos, somos un club muy fuerte. Y ese ascenso, aunque fue muy efímero, permitió sanear parte de la deuda económica que había y poder iniciar el trayecto de manera mucho más sólida, tal y como ha sucedido posteriormente.
Siguió unido al fútbol realizando labores de gestión entre los clubes y la Federación Española de Fútbol y también iniciando sus pinitos como técnico.
El final de mi carrera como futbolista profesional fue más sencillo de lo que puede parecer, pues ya me había mentalizado más pronto que tarde de que tenía que llegar ese momento. Por un lado lo eché en falta, pues era lo que siempre había hecho, pero por otro pude disponer de fines de semana más relajados y disfrutar un poco más de la familia. No estar constantemente pensando en el fútbol también me ayudó a estar un poco más tranquilo.
¿A qué se dedica hoy día?
Trabajo como profesor en el Colegio Internacional de Navarra y es una nueva etapa que me motiva mucho. Algunos estudiantes aún me recuerdan momentos como el de Sabadell y el gol. Estoy orgulloso de haber hecho lo que más me gustaba y protagonizar episodios para la historia de Osasuna.
Compaginó su trayectoria futbolística con la realización de los estudios de Empresariales y, tras su retirada, también hizo Magisterio.
Creo que es muy positivo buscarte un camino fuera del fútbol, no solamente por labrarte un futuro alternativo, sino porque es necesario tener la cabeza ocupada en algo que sea diferente al día a día de dicho deporte. A mí siempre me ha gustado utilizar parte de mi tiempo en formarme en materias que me gustan. Es cierto que si sé es jugador profesional no se puede llevar al mismo ritmo que el resto, pero sí que es muy recomendable, más todavía en el caso de los niños o jóvenes que están en la cantera de un equipo, aunque destaquen deportivamente.
Sus hijos ya le dan patadas a un balón. ¿Algún consejo para esos chavales que, desde muy jóvenes, deciden apostarlo todo al fútbol?
Hay que ser consciente de que llegar a profesional es muy difícil, pero siempre les he dicho que tengan el sueño de poder llegar lo más lejos posible y que, sobre todo, disfruten del proceso, de hacer equipo y conocer gente, creo que es lo más importante.
¿Desde qué prisma ve ahora mismo el mundo del fútbol profesional?
Ha evolucionado de manera importante en dos aspectos que ahora son fundamentales: el tema físico y las nuevas tecnologías. La metodología de los entrenamientos y los análisis de datos han cogido un peso fundamental. En todo caso, sigo pensando que la gestión del vestuario es algo básico, saber qué decir a cada jugador en un momento dado, el aspecto motivacional juega un papel fundamental, no hay que olvidarse que el fútbol lo juegan personas.
«Tenemos ejemplos, como Zaragoza, Oviedo, Racing, Deportivo o Logroñés, a los que les está costando regresar a Primera»
¿Sigue a Osasuna?
Sí, claro, toda la familia vamos a El Sadar, somos socios. Y, aunque no estoy muy encima, veo a Osasuna que goza ahora mismo de muy buena salud, tanto en lo deportivo como en lo económico. Se está siguiendo un camino firme y ojalá pueda seguir de esa manera, sin confiarnos, pero siempre tratando de ser ambiciosos y no conformarnos, intentando ser un poco mejores.
¿Qué le parece que el equipo haya cambiado tanto en una década, peleando ahora por objetivos mucho más elevados y consolidado en Primera?
Lo veo muy bien, con capacidad para estar cercano a esa mitad alta de la tabla, procurando estar lo más arriba posible, pese a que nunca debemos perder de vista que somos un club humilde y con más limitaciones económicas que otros equipos. Eso no quiere decir que debamos caer en el conformismo, pero se debe valorar en su justa medida que Osasuna esté ahora mismo consolidado en la máxima categoría, que es lo más importante.
Nada de ello hubiera sido posible de no ser por aquel gol suyo en el tiempo añadido de Sabadell.
Bueno, ahí tenemos los ejemplos de equipos como el Zaragoza, Oviedo, Racing, Deportivo o Logroñés, a los que les está costando regresar a Primera. Mucha gente me pregunta qué hubiera sucedido de haber descendido a Segunda B, pero sinceramente no lo sé. Sí que creo que un club con el potencial y el apoyo social que tiene Osasuna es muy difícil que desaparezca.
¿Se plantea seguir vinculado al fútbol o es un tren que ya pasó?
En este momento, no me lo planteo porque estoy bastante centrado en el tema de la educación, pero en la vida nunca hay que cerrarse puertas. Osasuna siempre va a ser algo muy especial para mí, que me hace emocionarme y en el que he vivido momentos únicos, que seguramente no se van a repetir en otros ámbitos de mi vida, y al que siempre le voy a estar muy agradecido.

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