
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, reconoció tácitamente el apoyo y la entrega de armamento a una banda criminal que medios palestinos vinculan al Estado Islámico (ISIS), y que se dedica a asaltar y robar la poca ayuda humanitaria que entra en el territorio.
«Israel actúa para derrotar a Hamas a través de varias vías, a recomendación de los jefes del aparato de seguridad», respondió la oficina de Netanyahu a las acusaciones del opositor y antiguo aliado Avigdor Lieberman.
«El Gobierno israelí está dando armas a un grupo de criminales y delincuentes, que se identifican con Estado Islámico, por orden del primer ministro», había afirmado en una entrevista líder del partido Yisrael Beitenu, que añadió que «esto no contó con la aprobación del Gabinete».
«El jefe del Shin Bet tiene constancia, pero no sé hasta qué punto el jefe del Estado Mayor del Ejército es consciente de ello», añadió Lieberman.
Netanyahu dijo que consultó con «funcionarios de seguridad» para tomar una decisión que defendió para «salvar la vida de los militares» «¿Qué hay de malo en eso?», preguntó el primer ministro.
La acusación se refiere a la banda de Yasser Abu Shabab, que opera entre el este de Rafah y el paso fronterizo Kerem Shalom. Allí intercepta los camiones de ayuda, ataca a los transportistas y saquea su contenido. También actúa con prácticas mafiosas como exigir dinero para ofrecer «protección» a los camioneros. Se presentan, uniformados, como una fuerza para «asegurar la entrega de la ayuda».
La agencia de noticias QNN ya había informado el pasado mayo de que Abu Shabab se coordina con el Ejército israelí y que ha establecido su base en una zona que Israel controla. También medios de EEUU e Israel han dado cuenta de las actuaciones de estas bandas. Ahora es Netanyahu quien reconoce que las apoya para debilitar la resistencia palestina.
Las bases y zonas de actuación de los asaltantes se encuentran a pocos metros de los puestos militares israelíes que controlan férreamente cualquier movimiento. El objetivo de este apoyo, además de agravar el caos y la extrema situación que padece la población de Gaza saboteando la distribución de ayuda, es promover una fuerza que rivaliza con las autoridades locales.
Abu Shabab lidera un grupo de un centenar de hombres y pertenece a la tribu beduina Tarabin, presente en el Sinaí, el sur de Gaza y el desierto del Néguev. La banda abrió hace pocos días una cuenta en la red social X en la que anunció la creación de las Fuerzas Populares de Palestina con el objetivo declarado de «resolver la crisis de hambre, refugio y dignidad» y compartió el discurso sionista, que acusa a la resistencia palestina de las muertes de gazatíes tiroteados por las fuerzas israelíes durante la entrega de ayuda en Rafah.
Igualmente, llama a la población a acudir a estos puntos de reparto promovidos por EEUU e Israel y que se han convertido en trampas mortales, con más de un centenar de muertos entre la multitud hambrienta.
La banda de Abu Shabab viste uniformes militares con la bandera palestina e insignias en las que se puede leer «unidad antiterrorista», y asegura controlar una zona «liberada» de Hamas por el Ejército israelí.
La propia familia y los líderes tribales de Abu Shabab le han repudiado por su colaboración con las tropas ocupantes. Un comunicado de los «ancianos y dignatarios de la familia» informó del unánime rechazo a «cualquier acción que pueda manchar la honorable reputación nacional de nuestra familia» y repudió a Yasser. Los líderes comunitarios se entrevistaron con él, que alegó «una función humanitaria», pero imágenes de su grupo participando como agentes encubiertos apoyando a las fuerzas de ocupación decidieron el repudio.
Uso militar de la ayuda
Israel une el pillaje que practican estos grupos con la utilización militar de la ayuda a través de la denominada Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), el grupo privado apoyado por EEUU, que ayer reabrió dos puntos de reparto de comida en el sur de la Franja y cerró uno de ellos al acabar la distribución. Otros dos centros, en Jan Yunis y Wadi Gaza, permanecieron cerrados.
Esta inseguridad amenaza a miles de gazatíes del norte de la Franja, donde viven más de un millón de personas a las que no ha llegado prácticamente nada y se encaminaban hacia el centro para intentar conseguir comida.
Desde la exclusión de la ONU y la imposición del nuevo sistema militarizado, el caos es diario en los alrededores de estos puntos donde se aglutinan miles de personas de madrugada arriesgando su vida y muchas veces sin conseguir nada.
La exclusión de la ayuda de Naciones Unidas ha ido acompañada de la muerte de sus trabajadores. Israel ha matado durante la guerra de Gaza a uno de cada cincuenta miembros de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa), según recordó ayer el secretario general, António Guterres.
Del total de 168 agentes de la ONU que murieron en 2024 en todo el planeta, 125 servían en Unrwa. Esto supone «el mayor saldo de muertes en la historia de la ONU», señaló. «A algunos los mataron cuando entregaban ayuda humanitaria; a otros, junto a sus familias; y a otros, cuando proveían refugio a los más vulnerables», resaltó.

Por su parte, Estados Unidos sigue colaborando con el bloqueo a la ayuda a Gaza y con la guerra. El miércoles vetó en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución que demandaba un alto el fuego para la entrada de ayuda humanitaria en Gaza, un texto presentado por los diez miembros no permanentes del Consejo, que fue apoyado por el resto y que ni siquiera criticaba a Israel. Es el sexto veto de EEUU a un alto el fuego o a la ayuda a Gaza.
Israel mata a cuatro periodistas más en un hospital
Con esta impunidad, el Ejército israelí siguió con las matanzas. Ayer mató al menos a 52 personas en ataques a diversos puntos de la Franja, entre ellos el Hospital Bautista Al Ahli de la ciudad de Gaza, que ya ha sufrido ocho ataques directos. La aviación israelí bombardeó el patio del centro sanitario donde se encontraban los periodistas Samir al Rifai, redactor de la agencia Shams; Suleiman Hajjaj e Ismail Badah, reportero y cámara, respectivamente, del canal de televisión Palestine Today, y Ahmed Qaljah, de la televisión Al Arabiya. Todos muertos. Imad Daloul, corresponsal de Palestine Today quedó gravemente herido. «El bombardeo iba contra los periodistas», confirmaron testigos.
Al anochecer, Israel bombardeó os suburbios meridionales de Beirut conocidos como el Dahye, después de que su Ejército emitiera órdenes de evacuación para tres barrios diferentes de la zona.
Por otra parte, el Ejército israelí recuperó en la zona de Jan Yunis los cadáveres de dos prisioneros israelíes.
Rescate
El Madleen, el barco de la Flotilla de la Libertad que se dirige a Gaza para romper el bloqueo israelí, desvió su ruta para rescatar a varias personas de una embarcación en la que viajaban entre treinta y cuarenta migrantes, tras recibir una señal de socorro. La operación fue amenazada por un buque libio «conocido por sus graves violaciones de los derechos humanos», denunció, la Flotilla.

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