Isidro Esnaola
Iritzi saileko erredaktorea, ekonomian espezializatua / Redactor de Opinión, especializado en economía

La cotización de la deuda pública empieza a moverse

La deuda a 30 años de las principales economías mundiales ha alcanzado rendimientos récord durante el mes de mayo. Más que la incertidumbre general preocupa a sus tenedores los crecientes déficits. Al FMI, sin embargo, le inquieta el comportamiento de los especuladores si los altibajos se amplían.

Rendimiento de los bonos a largo plazo
Rendimiento de los bonos a largo plazo (GARA)

Tras la aprobación el 22 de mayo de la reforma fiscal «grande y hermosa» de la Administración Trump por un solo voto, la subasta de bonos del Tesoro estadounidenses a 20 y 30 años contó con una baja participación y los bonos alcanzaron el rendimiento más alto desde octubre de 2023, 5,14% y 5,13% respectivamente. Unos días antes, el bono japonés a 30 años (JGB), uno de los más estables del mercado, cotizó a 3,169%, muy cerca de su máximo histórico. Subidas similares ha experimentado los bonos de Gran Bretaña, de Alemania y de otros países a lo largo de este mes de mayo.

Moody's fue la última de las tres grandes agencias de calificación en retirar a EEUU la triple A

Los analistas barajan varias razones para explicar este repentino aumento del rendimiento. Por una parte, apuntan que Moody's rebajó una semana antes, el viernes 16, la máxima calificación de EEUU. Fue la última de las tres grandes agencias de calificación en retirar a la deuda estadounidense la triple A. Una decisión que ha reforzado la tendencia a «vender EEUU», es decir, que los especuladores se están deshaciendo de los activos estadounidenses.

La bajada en la calificación no es más que un reflejo de la incertidumbre general, pero no es la principal causa de ese aumento en el rendimiento de la deuda pública a largo plazo. La mayoría de analistas considera que la reforma fiscal de Trump ha sido el principal motivo. «La opinión general es que con este proyecto de ley, Trump está jugando con fuego con el déficit», declaró a Reuters Francesco Pesole, estratega de divisas de ING. La ley aprobada prevé añadir en los próximos diez años otros 3,8 billones de deuda a los 36 billones que ya acumula EEUU. La promesa de Trump de reducir el endeudamiento no está entre sus prioridades.

En este sentido, conviene señalar que en Europa el anterior pico en la cotización de los bonos coincidió con la cumbre extraordinaria del seis de marzo en la que la Unión Europea decidió movilizar 800.000 millones para rearmar a Europa. A los bonistas les preocupa sobre todo la perspectiva de las finanzas públicas, por eso cuando el 2 de abril Donald Trump anunció el aumento generalizado de los aranceles, la deuda pública a largo plazo apenas se movió. Las compañías y fondos que compran deuda pública a largo plazo se suelen fijar más en las decisiones sobre ingresos y gastos del Estado que en otros aspectos de la coyuntura económica.

Los bonos japoneses

Un análisis de Reuters firmado por Takaya Yamaguchi y Leika Kihara relacionaba la venta de bonos japoneses a largo plazo y la consiguiente subida del rendimiento con la campaña electoral a la Cámara Alta prevista para julio. Aseveraban que el primer ministro, Shigeru Ishiba, está recibiendo fuertes presiones para que recorte los impuestos y aumente el gasto antes de la cita electoral. Y un aumento de deuda en un país donde ya alcanza el 260% del PIB, no es una noticia tranquilizadora, especialmente cuando la coyuntura general tampoco deja señales claras sobre el futuro.

Las emisiones a muy largo plazo se hacen para evitar que el Tesoro de un país tenga que estar constantemente refinanciando su deuda. Y este tipo de activos son adquiridos mayoritariamente por compañías de seguros y fondos de pensiones porque casan bien con las obligaciones de pago que suelen tener, también a muy largo plazo. Pero ese aumento del rendimiento devalúa los bonos que las empresas y fondos habían comprado anteriormente. Mientras no vendan su cartera de bonos es una pérdida teórica, pero que presiona las cuentas con fuerza. Cuatro importantes aseguradoras japonesas especializadas en seguros de vida informaron de que el último trimestre tuvieron 60.000 millones de dólares en pérdidas teóricas, cuatro veces más que durante todo el año pasado. Tan solo la compañía Nippon Life registró 25.000 millones de dólares en pérdidas no realizadas.

Si Japón no puede mantener la confianza en su deuda a muy largo plazo, «esto plantea interrogantes sobre cómo otros gobiernos planean superar su propio ajuste de cuentas»

Este aumento del rendimiento de los bonos ha llevado al Tesoro japonés a tomar la decisión de reducir la emisión de deuda a muy largo plazo y sustituirla por emisiones con un periodo de amortización más corto, lo que parece haber suavizado las tensiones. Con una deuda pública enorme, Japón tiene un exceso de oferta de activos y una reducción de la demanda. Y si Japón no puede mantener la confianza en su deuda a muy largo plazo, incluso después de décadas de políticas extremadamente flexibles, «esto plantea interrogantes sobre cómo otros gobiernos piensan superar su propio ajuste de las cuentas», según señala la periodista Catherine Baab en un artículo reciente.

Impacto en las finanzas mundiales

El Banco de Japón ya posee más de la mitad de los bonos gubernamentales japoneses en circulación y, según los expertos, ha detenido las compras de deuda pública. No es el caso de la Reserva Federal de EEUU que durante el mes de mayo ha realizado compras de bonos a largo plazo por valor de 43.600 millones de dólares. A diferencia de Japón, gran parte de los bonos de EEUU está en manos extranjeras y algunos tenedores, como China, están reduciendo su participación, de manera lenta, pero constante. Los últimos datos publicados corresponden a marzo y muestran que China, por ejemplo, ese mes redujo su cartera en 18.900, lo que equivale casi a la mitad de las compras de mayo de la Reserva Federal. En general, casi todos los grandes poseedores de bonos estadounidenses han aumentado su cartera en el último año. Solamente la han reducido, además de China, India, Brasil, Arabia Saudí e Irlanda, aunque la reducción en ningún caso llega al 10%.

La subida del rendimiento de los principales bonos también preocupa al FMI que en mayo ha publicado un artículo en su blog en el que señala que la deuda mundial alcanza ya los 80 billones de dólares, alrededor del 80% del PIB mundial. Pero lo que preocupa al FMI es que en los últimos 15 años, la deuda se ha multiplicado por cuatro, pero los bonos en manos del sistema bancario solo ha aumentado 1,5 veces, lo que significa que una parte cada vez mayor de la deuda pública está en manos de otra clase de compañías.

A juicio del FMI, esta situación genera dos problemas. Por un lado, los intermediarios naturales, los bancos, tiene menos bonos y en el caso de que se produzcan importantes fluctuaciones en los precios pueden optar por reducir su actividad de compraventa de valores, lo que puede provocar problemas de liquidez en el mercado y con ello alimentar las fluctuaciones, en lugar de reducirlas.

El FMI viene a decir que está un poco preocupado por la reacción del mercado de bonos si los altibajos se generalizan

Por otro lado, los bonos que no poseen los bancos están en manos de lo que llaman instituciones financieras no bancarias (IFNB) y que incluyen fondos de inversión, fondos cotizados en bolsa, compañías de seguros y fondos de pensiones. Todas estas compañías no tiene las obligaciones de información que tiene los bancos y están menos reguladas, por lo que su papel en la negociación de los bonos es más opaca e incierta. Y en tiempos de grandes oscilaciones pueden frenar su actividad y dejar el mercado de bonos sin liquidez.

El artículo del FMI viene a decir que está un poco preocupado por la reacción del mercado de bonos si los altibajos se generalizan. Un temor que confirma que poco se ha avanzado en la regulación de las finanzas mundiales desde la crisis de 2008.