«Si hubiera un candidato alternativo, a día de hoy Sánchez lo aplastaría en unas primarias. La militancia está con él», explica un secretario de la Comisión Ejecutiva Federal, órgano principal del PSOE, en conversación con NAIZ.

Es uno de los alrededor de 30 participantes de ese cónclave a puerta cerrada que se prolongó por más rato del previsto en la sede de la calle Ferraz, en el barrio madrileño de Argüelles. Ayer se pensaba que Sánchez comparecería a las 12.00 pero finalmente lo hizo después de las 17.00 y anunció cinco medidas para empezar a desandar la crisis.

La misma fuente, que escuchó durante varias horas el debate en la habitación, aseguró haber visto a Sánchez con «un cambio de energía, diferente al del jueves pasado», cuando pidió en rueda de prensa perdón y anunciaba que echaba a Santos Cerdán, su hasta ese día secretario de Organización.

La estrategia acordada a puertas cerradas en Ferraz es «encapsular en la Secretaría de Organización del partido» el problema y dejar al Gobierno lo más alejado posible para «protegerlo», según comentan. «Con las medidas que prometió Sánchez, habrá un cambio de talante estos días y habrá que hacer un lavado de cara a la Ejecutiva del partido», señalan.

Entre todos los ponentes que hablaron este lunes, ninguno fue crítico ni expresó deseos de una convocatoria anticipada de elecciones generales, como sí lo ha hecho el presidente castellano-manchego, Emilio García-Page. De hecho, cuando habló la manchega Milagros Tolón, delegada del Gobierno en aquella comunidad y vocal de la Ejecutiva, no mencionó ninguna de las críticas de Page. «Ella es de la cuerda de Pedro», apuntan.

«Bueno, hemos estado mejor», responde con ironía y sarcasmo otra fuente, que también participó del cónclave encabezado por Sánchez en Ferraz. «Ha sido una reunión cordial, un apoyo cerrado a Pedro. Y no, de ninguna manera habrá adelanto electoral», responde a NAIZ.

En la cúpula del partido señalan que los medios de Madrid sobredimensionan el peso específico de los dirigentes díscolos que expresan en público las discrepancias con Sánchez para aprovechar «el morbo que generan», pero dan fe de que una contundente mayoría del organigrama y de las bases sigue apoyando al líder (que, cabe recordar, fue reelegido secretario general a fines de noviembre pasado, tan solo medio año atrás).

Desde Ferraz también trasciende que el Comité Federal que se llevará a cabo el primer sábado de julio (coincidirá con el Congreso Nacional del PP, y también ambos en Madrid) servirá de oportunidad para cambiar más de una ficha en la estructura de la centenaria formación. No son pocos quienes creen que la número 2, María Jesús Montero, sería reemplazada, para irle dejando las manos libres, además, para su campaña a presidenta de la Junta andaluza.

El cambio de tono de este lunes tiene un objetivo claro: exhibir las diferencias en la gestión de este tipo de crisis derivada de casos de presunta corrupción con la manera en que lo hace el PP y Vox. Será una constante en los próximos embates y de hecho este miércoles la sesión de control al Gobierno se espera que sea una nueva demostración de crispación y bronca en las Cortes. Algunos diputados han pedido en las últimas horas a la Mesa cambiar sus preguntas a hacer en el pleno.

También habrá otra fecha importante: el 9 de julio el presidente del Gobierno comparecerá a petición propia en un pleno monográfico (y en sesiones extraordinarias, porque las ordinarias acaban en dos semanas) ante la cámara para explicar cuestiones sobre este tema. Aunque algunos aliados, como Esquerra Republicana, están comenzando a quejarse de que no sea más pronto. Sánchez argumenta que la cumbre de la OTAN en Países Bajos y otras reuniones de política exterior le impiden comparecer antes.

Retar al PP

En el PSOE también se preparan para retar al PP reiteradamente a presentar una moción de censura y dejar de azuzar elecciones anticipadas en los medios de comunicación aliados. En Ferraz está la convicción de que, a corto y medio plazo, Junts per Catalunya no se unirá al bloque de las derechas españolas para intentar derrocar al Gobierno.

Como dicen dirigentes en el partido que conduce Puigdemont, dueños del desempate en el Congreso, en el PP hay marchas y contramarchas y les gana «la veta españolista». Ha ocurrido hace poco con su oposición a que se hable catalán, euskara y gallego en el Parlamento Europeo. También cuando se pasan de lenguaraces y tachan de «prófugo separatista» al expresident. Tampoco ayuda que no haya sido amnistiado aún. Todo ello es una baza para Sánchez, que piensa seguir utilizándola hasta el final.