Kazetaria / Periodista

Medio siglo de ‘Tiburón’, cuando el miedo llena las taquillas

El 20 de junio de 1975, con una campaña publicitaria intensa, se estrenaba el primer gran éxito de Steven Spielberg. Una historia de terror en que la música de John Williams sobre todo se ganó el inesperado rol de protagonista.

La película fue un éxito extraordinario en casi todo el mundo. En la imagen, anunciada en un cine de Sao Paulo (Brasil).
La película fue un éxito extraordinario en casi todo el mundo. En la imagen, anunciada en un cine de Sao Paulo (Brasil). (Wikimedia | Public Domain)

Un chico y una chica celebrando solos en una playa, de noche. Parece todo listo para una bonita escena de amor. Ella entra en el agua e invita a su amigo a un bañito romántico, pero el tío está demasiado borracho para seguirla. Entonces la joven se concede un chapuzón refrescante, hasta que alguien, o algo, la atrapa, la revienta, se la lleva bajo el agua y, aparentemente, la engulle.

 

 

Así empieza ‘Jaws’, así empieza ‘Tiburón’, como ha sido mundialmente traducido el título de la película que literalmente hubiera debido llamarse ‘Mandíbulas’. Es decir, el instrumento de muerte, más que el animal.

Una película conocida en casi todo el mundo, presencia constante en la programación de cadenas de televisión, hasta de los servicios de streaming. Una película que hizo famoso y rico a su jovencísimo director, Steven Spielberg, y que marcó una línea, un antes y un después, de un cierto tipo de maxiproducciones taquilleras. Y que cumple 50 años este 20 de junio.

El tiburón es... la música

‘Tiburón’ hubiera podido acabar muy mal, no como historia sino incluso como proyecto. Dos fueron las razones. La primera, el mismísimo tiburón mecánico que había sido construido se estropeó casi de inmediato. La segunda, casi una consecuencia de la primera: el presupuesto de la Universal Pictures se fue por las nubes (7 millones de dólares), a causa de estos retrasos en las grabaciones y en la producción.

El tiburón mecánico se estropeó casi de inmediato y el presupuesto se disparó a 7 millones de dólares, pero ahí Spielberg tuvo un golpe de genio...

 

Pero allí Steven Spielberg tuvo el golpe de genio que salvó la película y probablemente su carrera en la industria del cine. Si no podía enseñar el tiburón, la alternativa era hacer percibir su presencia a través una conexión de varios sentidos, con el único instrumento capaz de cumplir esta misión artística en última instancia: la música.

 

Una melodía muy fácil, dos notas, in crescendo para subir la tensión, creada por el hombre que se convertiría en su colaborador favorito: John Williams.

La banda sonora de ‘Jaws’ es probablemente la representación plástica del terror en la gran pantalla. El secreto está en el punto de vista, porque mientras escuchamos la música vemos bajo el agua algo que se acerca a una presa, o simplemente que se mueve en la oscuridad. Nosotros pensamos que es el tiburón de la peli listo para atacar y nos espantamos, aunque que en realidad se trata de una simple cámara que se pasea, encarnando lo que podría ser la perspectiva de un hipotético animal, y con la banda sonora de fondo. En una palabra: cine.

En dos horas el tiburón aparece realmente en muy pocas ocasiones, como consecuencia de los problemas técnicos de su versión mecánica. Son escenas muy fuertes, sobre todo durante el final, cuando la batalla se reduce a los tres protagonistas en el barquito llamado Orca, intentando cazar al animal y descubriéndose ellos mismos cazados.

Un desarrollo agobiante que no coincide con el del libro que había inspirado la peli, ‘Jaws’ de Peter Benchley, donde sobrevive solamente el responsable de la playa de Amity (el policia Martin Brody), mientras que fallecen tanto el oceanógrafo Matt Hooper como el cazador Quint, este último un claro homenaje a la figura literaria de capitán Achab de ‘Moby Dick’. El tiburón también muere por «causas naturales», las consecuencias de las heridas.

Blockbuster

Por otro lado, hay que destacar la capacidad de Spielberg de encarnar sentimientos universales, en este caso el puro miedo, con pocas pinceladas. Ello hace del director de Cincinnati un verdadero maestro del cine estadounidense moderno, quizás el más decisivo del último medio siglo junto con Quentin Tarantino. No por casualidad, un cine siempre extremadamente taquillero, excepto algunos raros casos.

En su tercera obra después del experimental ‘Duel’ y del relativamente soso ‘Sugarland Express’, Spielberg, con sus 28 añitos, abre de esta forma una nueva era en la gran pantalla: megaproducciones para maxiganancias, con una distribución ‘capilar’, que llegaba a todos los puntos, en Estados Unidos.

El director, a sus 28 añitos, abrió una nueva era en la gran pantalla: megaproducciones para maxiganancias

 

Fue una decisión debida también a la temporada elegida para el estreno de ‘Tiburón’: el verano. Lejos de los grandes festivales y de las fiestas de Navidad, periodo propicio para llevar la gente al cine. Junio hoy también supone una especie de «descanso» de la industria, con pocas obras realmente interesantes. Pero en 1975 la Universal decidió ir a contracorriente y acertó, aún más al estar tanto el libro de Peter Benchley como la película ambientados en verano. La historia en sí parecía un hecho de crónica local veraniega. Y no importaba que los tiburones en realidad no atacasen casi nunca a los seres humanos (lo explica hasta Peter Benchley en la presentación de su novela)...

Gracias a una publicidad incesante también por televisión, el resultado fue que ‘Tiburón’ se convirtió en la peli más taquillera de todos los tiempos hasta aquel momento: 470,7 millones de dólares, que trasladados al día de hoy serían unos 2.000 millones. La palabra que se utilizaría para este tipo de obras sería tan simple como fácil de recordar: ‘Blockbuster’.

Del primer ‘Tiburón’ saldrían otras tres pelis, ya sin Spielberg en la dirección, y una serie infinita de réplicas, empezando por la icónica aleta en la superficie del agua, símbolo de la presencia del animal. El mismo Spielberg, en uno de sus pocos tropezones como director, ‘1941’ –con Dan Aykroyd y John Belushi, parodia de los filmes de guerra tipo ‘Tora tora tora’– pondrá como primera escena un ataque de los japoneses a las costas californianas a través de un submarino que es la copia clavada de una aleta de tiburón.

 

Se había creado un mito, o un monstruo. O ambas cosas.