
El carnaval en Venecia ya se acabó, pero otro tipo de desfile fastuoso ya inunda ‘la laguna’ y sus alrededores durante esta semana. Es la caravana de los invitados a la boda del año, del siglo... o del milenio, ¿por qué no? Se casan Jeff Bezos y Lauren Sanchez, que va a convertirse en la segunda mujer de uno de los hombres más ricos del planeta.
La ciudad del León de San Marco ha sido ‘secuestrada’ para permitir la maxi-fiesta del fundador de Amazon y de sus amigos, unos 200 personas de todo tipo: de Ivanka Trump a Bill Gates, de Oprah Winfrey a Lady Gaga, liberals y ‘magas’, famosos y famosísimos; todos multimillonarios listos para disfrutar la atmósfera de una de las ciudades más icónicas del mundo.
Venecia como un mero escenario, Venecia como el set de cine de una peli de lujo, a pesar de ser teóricamente una ciudad «normal» y no un parque de atracción. O quizás ya se ha convertido en algo ajeno a la normalidad, en un sitio casi de plástico, donde las polémicas se suman, condicionan las tertulias durante unos días y luego se van, se deshacen como un helado bajo el sol.
‘Gran Gatsby’
Se habla mucho de la contaminación que hay que combatir, pero 93 aviones privados van a llegar al aeropuerto Marco Polo, o como alternativa a los cercanos de Treviso y Verona. Todo esto para mayor tranquilidad y comodidad de los amigos de Bezos. Algunos, de hecho, ya se han acercado a Venecia, con sus maxibarcos aparcados en una laguna duramente tocada en el pasado por los cruceros que arrastraban el delicado fondo del mar.
93 aviones privados van a llegar al aeropuerto Marco Polo o los cercanos de Treviso y Verona, para mayor comodidad de los amigos de Bezos
Todo eso pasa a segundo plano, en este caso. Las bodas serán este viernes, con party sucesivo en el Teatro del Bosco y en la isla de San Giorgio Maggiore, aunque las fiestas realmente van a empezar mucho antes.
Fiestas privadas, por cierto. La mayor, la última del 28 de junio, ha sido desplazada por «razones de seguridad» desde la Scuola Grande de la Misericordia al Palazzo dell'Arsenale, la zona que se encuentra en Venecia a mitad de camino entre la centralísima Piazza San Marco y el Lido, donde cada año se celebra el Festival de Cine. Una fiesta efectivamente «de cine», puesto que el tema de la noche del sábado 28 será ‘El Gran Gatsby’, libro que cumple un siglo y que tuvo a Leonardo Di Caprio (invitado) como intérprete en la gran pantalla.
Razones de seguridad debido a las protestas anunciadas por varios grupos que han colgado pancartas enormes y muy llamativas en la misma Piazza San Marco, con el rostro de Bezos sonriente y la frase: «Si quieres alquilar Venecia para tus bodas, puedes también pagar los impuestos». Greenpeace, los ‘No Bezos’, los ‘Everyone hates Elon’... Elon Musk, por cierto, se han posicionado contra «un modelo económico y social que nos está llevando hasta el colapso». Curioso y muy italiano que el portavoz de todo esto sea Tommaso Cacciari, sobrino de Massimo Cacciari, exalcalde (de izquierdas) de Venecia.
«Minimizar el impacto»
«Venecia es para siempre, Bezos pasa y se va», han sido por contra las palabras de Arrigo Cipriani, histórico propietario del Harry's Bar, el local más exclusivo de la ciudad. Son las opiniones de los que esperan, de alguna manera, recibir propinas de este evento gigante, las migajas que caerán de la mesa. El Harry's Bar, con sus clientes très chic, sueña con tener una semana inolvidable gracias a esta boda, así como los hoteles de lujo (Gritti, Aman, Cipriani y Danieli) de la ciudad, reservados en bloque para acoger tal avalancha de vips.
La agencia de «wedding planning» Lanza & Baucina, que lo está organizando todo, ha tenido que sacar un comunicado oficial para rechazar las acusaciones: «Según las instrucciones de nuestros clientes, los principios han sido claros: minimizar el impacto para la ciudad, respetando a sus residentes y utilizando trabajadores locales».
Sin embargo, es una pena saber que Venecia se está despoblando de autóctonos, que han sido obligados a marcharse por culpa de los grandes inversores que compran pisos para convertirlos en habitaciones privadas para el uso exclusivo de los turistas, sobre todo de lujo.
La organización de la boda ha sido para Jeff Bezos un gasto «modesto» de unos 15 millones de euros. Los taxis, esto se murmura, han subido las tarifas horarias para esta semana, de 250 a 400 euros.
Es parte de un nuevo juego donde al final vuelve la verdadera alma de Venecia, la de una ciudad profundamente conectada con el dinero, con i schei, como se dice en el dialecto local. Una ciudad de comercio y extremadamente rica, ostentosa y opulenta. Y que deja las protestas como guarnición de un negocio mucho más grande: sobrevivir.

Aizarotz, demostración palpable de que hay fórmulas para contrarrestar el despoblamiento rural

«Que Iruñea apueste por la dignidad colectiva ante el genocidio israelí es algo grandioso»

La renovación de Nico Williams, una operación «a lo bajini»

«Matxirulo, zure parranda bukatu da», autodefentsa feministarako deia Iruñean
