Mikel CHAMIZO

Una joven orquesta comprometida con la música de su tiempo

Lugar y fecha: Teatro Victoria Eugenia, 15/07/2025. Intérpretes: Euskadiko Gazte Orkestra (EGO). Diego Martín Etxeberria, director. Programa: ‘Fanfare for a Common Man’ de Aaron Copland, ‘Luur’ de Jon Esnaola, ‘Sinfonía n.º 5’ de Dmitri Shostakovich.

Concierto de EGO en Donostia.
Concierto de EGO en Donostia. (Iñigo IBÁÑEZ | EGO)

Euskadiko Gazte Orkestra hizo una apuesta arriesgada al escoger obras del siglo XX y XXI para su encuentro estival. Es un repertorio que puede resultar muy complejo en el plano técnico y estético, más aún para músicos tan jóvenes como los que integran la EGO. Pero el resultado final fue admirable: los metales defendieron con seguridad y emoción la comprometida página que es la ‘Fanfarria para un hombre común’ de Aaron Copland, y más tarde, la orquesta al completo se entregó al director Diego Martin-Etxebarria en una intensa interpretación de la ‘Sinfonía n.º 5’ de Shostakovich, en la que brillaron más los números fugaces y circenses que los ominosos adagios, que se recibieron algo ligeros.

Los jóvenes maestros de la EGO solventaron con aparente facilidad los numerosos retos técnicos que acarrea esta sinfonía soviética de la máscara, donde lo triste y lo aparentemente alegre se entremezclan en un angustioso paralelismo con la vida pública y privada del compositor.   

La mejor interpretación de la tarde fue, no obstante, la de una partitura que apenas tiene unos meses de vida. ‘Luur’, del joven tolosarra Jon Esnaola, fue su trabajo final de la carrera de Composición en Musikene, y llegaba fresca a los atriles de la EGO tras una primera lectura y grabación a cargo de la Bilbao Orkestra Sinfonikoa.

Haciendo referencia a la tierra (lur) en su título, en la conceptualización de la obra asomar el amor de Esnaola por la naturaleza; su interés por la etnomusicología, a través de un arcaico «trombón» folclórico escandinavo llamado «lur»; y su fascinación por la escultura, presente a través de una canción popular que aparece en la banda sonora de un documental dedicado a Néstor Basterretxea. Una colección de intereses personales un tanto peregrina a ojos de un observador externo, pero su fruto sonoro, lo esencial, al fin y al cabo, en una obra musical, fue más que notable.

Especialmente destacable resultó su orquestación, que revela una imaginación desbordante y un oído excelente, así como la cuidada retórica en el discurso de la obra, que se mueve en un claroscuro constante de ideas sonoras y poéticas que se velan y se desvelan, en la mejor línea del maestro de Esnaola en Musikene, Ramon Lazkano.

Desde las nostálgicas melodías folclóricas a las técnicas extendidas y los susurros vocales, sus compañeros de la EGO firmaron, serios y concentrados, una versión sutil y hermosa de ‘Luur’ a las órdenes de un director evidentemente muy familiarizado con las nuevas músicas.