Pello Guerra
Redactor de actualidad / Aktualitateko erredaktorea

Centro de Documentación de IPES en Iruñea: 40 años atesorando la palabra de las mujeres

Hace 40 años se ponía en marcha en Iruñea con 400 libros el Centro de Documentación-Biblioteca de Mujeres de IPES Elkartea, que actualmente cuenta con casi 20.000 ejemplares que integran un servicio público y gratuito que atesora y divulga de diferentes maneras la voz y la palabra femeninas.

Imagen del Centro de Documentación-Biblioteca de Mujeres de IPES Elkartea en Iruñea.
Imagen del Centro de Documentación-Biblioteca de Mujeres de IPES Elkartea en Iruñea. (Iñigo URIZ | FOKU)

El 8 de marzo de 1985 se ponía en marcha el Centro de Documentación-Biblioteca de Mujeres de IPES Elkartea con 400 libros que, 40 años después, han pasado a ser casi 20.000 ejemplares registrados y que integran unos fondos relacionados con la voz y la palabra femeninas en el sentido más amplio y que divulgan de diferentes maneras.

Este servicio público y gratuito fue puesto en marcha por IPES, que se creó en 1976, «en el post-franquismo, en una Iruñea oscura todavía y con muchas cosas por hacer, con el objetivo de dinamizar social, política y feministamente la ciudad», señala Nerea Madariaga, una de las tres trabajadoras del actual centro.

En ese contexto, esta entidad se planteó crear la biblioteca siguiendo la línea del movimiento sufragista, que, a finales del siglo XIX, «se preocupó de observar, divulgar y salvaguardar las investigaciones, literatura y producción escritural de las mujeres».

El nuevo servicio, de los primeros de este tipo en el Estado español, se puso en marcha gracias «a la donación de 400 libros que hizo el Instituto de las Mujeres, entonces Instituto de la Mujer, en Madrid». Una década más tarde, desde IPES se impulsó la creación de una red de Centros de Documentación-Bibliotecas de Mujeres en el Estado, de la que se conmemora también este año su treinta aniversario.

La primera sede de la biblioteca estuvo radicada en la calle San Miguel, para posteriormente pasar a Tejería y terminar recalando en 2015 en Descalzos, en el edificio del área de Cultura del Ayuntamiento de Iruñea. Este paso es calificado por Madariaga como «muy importante, ya que el local, con todos los gastos, los pone el Consistorio».

Cinco años más tarde, en 2020, el centro fue ubicado en la calle Aoiz, en el antiguo edificio del Conservatorio y donde actualmente se encuentra, porque «la biblioteca iba creciendo y además, venía a este local la Casa de las Mujeres, que es otra asociación y que a veces se confunde con IPES. Pero somos dos cosas diferentes, aunque estamos muy vinculadas en espíritu y en la razón de ser como espacios desde el feminismo para todo el mundo, hombres y mujeres, con esa vocación de encuentro».

Uno de los rincones de la biblioteca, ubicada en la Casa de las Mujeres de Iruñea. (Iñigo URIZ/FOKU)

Convenios con Gobierno y Ayuntamiento

El mantenimiento de este servicio ha sido posible gracias a los convenios que se vienen firmando desde 2006, ya que «no se puede sustentar solo, porque tiene unos gastos de personal, de compra de libros, de programación...». Esa circunstancia no ha impedido que se hayan vivido «momentos críticos, como en 2013, 2014 y 2015, que ese convenio se suspendió y la biblioteca estuvo en un tris de desaparecer», recuerda Madariaga.

Pero en 2016, el convenio del Gobierno de Nafarroa pasó de Príncipe de Viana a depender del Instituto Navarro para la Igualdad, lo que le dio una estabilidad, ya que los fondos asignados al centro figuran «en unas partidas presupuestarias que cada año se renuevan».

A esa financiación del Ejecutivo se suma la procedente del convenio propio con el Ayuntamiento de Iruñea, que además aporta el local, como se ha indicado, lo que hace que su continuidad esté garantizada «por las dos instituciones más importantes de Navarra».

Gracias a estas aportaciones, el centro, dedicado a su fallecida promotora Silvia Fernández, sigue su devenir en la Casa de las Mujeres de Iruñea, donde ofrece el servicio propio de «una biblioteca pública de acceso universal, gratuito y a toda la ciudadanía». Y que cuenta con un fondo bibliográfico de cerca de 20.000 registros que engloba ensayo, poesía, novela, cómic, novela gráfica, literatura juvenil y cuentos infantiles, además de más de 500 películas.

En esos fondos recopilados a lo largo de cuatro décadas se aprecia la evolución que ha experimentado la sociedad y el ámbito creativo durante ese tiempo, en especial a partir de los años 2015-2017. Según señala la trabajadora del centro, «hacia esos años, empezamos a ver que aparecían muchísimas voces de mujeres y que ha habido, en el buen sentido de la palabra, una colonización de las narrativas. A día de hoy es innegable que hay un despliegue de voces a nivel global, es decir, autoras estatales, latinoamericanas, de otras latitudes...».

A pesar de que «sabemos que queda mucho por hacer, resulta innegable que hay una incontestable corriente artística, narrativa, literaria... liderada por las mujeres. Y que no es una cosa de nicho, de escritura hecha por mujeres para mujeres, sino que quien quiera leer buena narrativa, a día de hoy tiene que mirar a las mujeres».

Variada programación

Para acceder a esos fondos, como el centro no figura en la Red de Bibliotecas, aunque funciona como una más, hay que registrarse y a partir de ese momento, se pueden consultar las obras que atesora y disfrutar del resto de servicios que ofrece esta instalación, de la que se ocupan, además de Madariaga, Begoña Arrondo y Lara Molina.

Así, desde la biblioteca se genera una programación muy variada a través de presentaciones de libros, encuentros con autoras, clubs de lectura, cursos, visitas guiadas a sus instalaciones y monográficos como el dedicado recientemente al centenario del nacimiento de Carmen Martín Gaite.

Además se ofrece asesoramiento bibliográfico, colabora con investigadoras y mensualmente se envía un boletín de novedades a las usuarias y usuarios del centro con una selección de las novedades adquiridas trimestralmente para enriquecer sus fondos. También tiene cuenta en Instagram, que ha pasado de 300 seguidoras a 2.400.

Todo ello con el objetivo de hacer del centro «un espacio vivo, flexible y cálido» al que se acercan  principalmente «mujeres de entre 50 y 65 años que son usuarias de la cultura, que están en los teatros, en los cines, en los actos culturales», apunta Madariaga.

Las responsables del centro son conscientes de la importancia de «cuidar y valorar» a estas usuarias, pero consideran fundamental «mirar hacia las nuevas generaciones, no necesariamente a la Z, sino a personas de 30, 40 años...».

Este es uno de los retos que afronta el Centro de Documentación-Biblioteca de Mujeres de Iruñea de cara a los próximos años, «acercarse a la juventud, que al final no deja de ser el futuro. Tenemos que ir hacia ellas y ellos, no esperar a que vengan a nosotras». Una labor fundamental para que «conozcan la historia, de dónde venimos, de contar el presente y de ir hacia el futuro con ellos y ellas».

Y al mismo tiempo, hacerlo también «con los hombres, que es otro de los retos. Como gestor cultural feminista, veo que los hombres no se sienten apelados a nivel cultural general o solo de manera minoritaria. Y esto ocurre no porque en estos espacios les excluyamos, porque, en realidad, es todo lo contrario».

El centro cuenta con casi 20.000 ejemplares registrados. (Iñigo URIZ/FOKU)

Afrontar «el caldo de cultivo reaccionario»

Trabajar en estas dos direcciones es muy importante, ya que, desde el centro, son «muy conscientes de que hay un caldo de cultivo reaccionario y antifeminista» que se fija especialmente en los adolescentes y que «es peligroso».

«La ultraderecha está aprovechando todas sus vulnerabilidades laborales, de no futuro, de incertidumbre, para dotarles de un falso empoderamiento masculino, de clase, de patria, etcétera, al que se están agarrando muchos porque creen que les hablan a ellos y se están equivocando. Porque al final, el movimiento feminista, el movimiento comunitario tiende manos, nunca las cierra», añade Madariaga.

Por ello, «tenemos que seguir contándoles que el feminismo es abrazar a las otras y los otros, genera igualdad, encuentro, amor, amabilidad, empatía... sin excluir a nadie. Porque si lo sienten ajeno y hostil, aparecen las violencias, lo que da votos a los partidos que están detrás de esos discursos».

Y buscan acercarse a esas personas «a través de la creación, de la literatura, para encontrarnos a través de la palabra, que, para mí, como gran lectora que soy, siempre va a ser donde yo he encontrado mi espacio con el mundo y con las demás. Leer no deja de ser un acto solitario, pero es un acto de apertura íntima hacia el mundo», concluye Madariaga.

Un mundo, especialmente el femenino, al que nos acerca desde hace 40 años y a través de la palabra el Centro de Documentación-Biblioteca de Mujeres de IPES Elkartea en Iruñea, que hasta octubre está celebrando su aniversario con diversos actos que invitan a acercarse y conocer este espacio de encuentro.