Arnaitz Gorriti

La Serbia de Nikola Jokic quiere romper una sequía de 24 años sin un oro en el Eurobasket

La Alemania de Schröder y Franz Wagner, vigente campeona del mundo, la Eslovenia de Doncic, la Grecia de Giannis Antetokounmpo y una Francia carente de estrellas sin Wembanyama, Fournier ni Gobert son los principales favoritos para suceder a la selección española en el palmarés.

La Serbia de Jokic es la gran favorita al oro del Eurobasket 2025, con la principal sombra de Alemania al acecho.
La Serbia de Jokic es la gran favorita al oro del Eurobasket 2025, con la principal sombra de Alemania al acecho. (Sven HOPPE | AFP PHOTO)

La última vez que Serbia, incluyendo a montenegrinos como el exbaskonista Predrag Drobnjak, y bajo la añeja nomenclatura de Yugoslavia, ganó un oro en un Eurobasket fue en el año 2001, con Dejan Bodiroga y Pedja Stojakovic como principales estrellas. Luego vendría el oro en el Mundial de 2002, pero desde entonces, la selección ‘plavi’, aunque lejos está de los días oscuros como aquel Eurobasket de 2005 en Serbia con los jugadores NBA y los Euroliga enfrentándose a puñetazos en el vestuario, no ha vuelto a subir a lo más alto del cajón.

Hay bronces y platas en su palmarés, pero desde la irrupción de Nikola Jokic como estrella a nivel mundial, con el anillo de la NBA de la temporada 2022/23 como culmen de esa consideración, Serbia echa de menos volver enjaezarse de oro. En los pasados Juegos Olímpicos tuvieron a los Estados Unidos contra las cuerdas y Alemania le birló el oro en el Mundial de 2023 a una Serbia sin su gran estrella. En el último Eurobasket, cuando los ‘plavi’ parecían llamados a volver al oro, la Italia de Pozzeco los apartó del camino en octavos de final.

Pero en el Eurobasket que arranca este miércoles y que tendrá en Riga su epicentro –aunque la primera fase se dipute en Finlandia, Chipre y Polonia, amén de la capital letona– hasta el próximo 14 de septiembre ha de suponer el retorno del combinado serbio a lo más alto del panorama continental. Con muchos menos mimbres en su seno, la selección española se llevó el último Eurobasket en 2022, pero si es la calidad lo que prima, aquella «anomalía» ha de quedar subsanada en las próximas tres semanas.

Por falta de talento no será. Aparte de Nikola Jokic, Bogdan Bogdanovic, Vasilije Micic o Nikola Milutinov forman una columna vertebral sólida y de garantías, y Svetislav Pesic, mientras ninguno de sus famosos «ataques de entrenador» lo lleven a querer «inventar el baloncesto», parece que por fin ha encontrado la coexistencia armónica con sus estrellas. Su preparación ha ido según lo previsto y con una primera fase en el grupo A contra Portugal, Estonia, Letonia, Turquía y la República Checa parece un buen calentamiento, en especial ante Letones y otomanos, para llegar a los cruces en óptimas condiciones.

Mientras no se demuestre lo contrario, la Alemania que dirige Alex Mumbrú es la otra candidata al oro, aunque un escalón por detrás. El ex jugador y entrenador de Bilbao Basket se perderá el arranque de su selección al haber sido hospitalizado de urgencia debido a una infección aguda, pero la inercia de un conjunto que alcanzó la gloria mundial con Gordon Herbert en el banquillo no se va a detener por eso. Aun con la sensible baja de Moritz Wagner, la selección alemana solo ha aflojado en la preparación ante Serbia, con los Schröder, Franz Wagner y Daniel Theis manteniendo unas inercias creadas hace ya varios años.

Con Mumbrú, Alemania ha acelerado todavía más su propuesta de juego, llegando a correr a la contra incñuso después de recibir canasta, obligando a su rivales a jugar a muchas posesiones y a un repliegue defensivo agotadoramente veloz, sabedor de que el fondo de armario teutón es extenso y que cuenta con especialistas en el triple como Obst o el exbaskonista Voigtmann capaces de ofrecer triples o intendencia, según sus necesidades. Sus rivales del grupo B en tierras finlandesas serán la Finlandia de Markkanen, Lituania, Suecia, Montenegro y Gran Bretaña.

Ausencias y héroes solitarios

Una vez más, las ausencias marcan un Eurobasket que, pese a todo, ha mantenido un cartel más que aceptable. Cierto es que una Francia con Evan Fournier, Wembanyama y Gobert es mucho más peligrosa, pero el paso adelante de los Sarr, Risacher o Maledon es innegable en un seleccionado que empieza una nueva era tras la marcha del sempiterno Vincent Collet, sustituido por Frédéric Fauthoux y que tiene la responsabilidad de hacer olvidar a un Collet que, pese a sus inconsistencias en la pizarra, en sus 15 años en el cargo, entre 2009 y 2024, ha dado empaque a una Francia que ha logrado sus mayores cotas, como el oro del Eurobasket de 2013 y la reciente plata olímpica.

Aparte de Wembanyama, hay otras ausencias notables como la de Domas Sabonis o Marius Grigonis en Lituania, los alemanes Nick Weiler-Babb, Mo Wagner y un Isiah Hartenstein flamante ganador de la NBA con Oklahoma, el polaco Jeremy Sochan, el bosnio Dzanan Musa, los italianos Nico Mannion o Donte DiVincenzo, los españoles Juan Núñez, Usman Garuba o Hugo González. Todos ellos trastocan los planes de sus seleccionados, y en muchos casos, las selecciones van a quedar descuadradas de sus intenciones.

En ese sentido, Serbia parte como favorita porque ha sabido hacer un equipo casi sin bajas y en el que no todo parece estar supeditado a lo que haga su gran estrella. Y ahí es donde cojean más otros equipos con opciones como puede ser Eslovenia, campeona en 2017, y la Grecia de Giannis Antetokounmpo.

Con la baja de Cancar y el tremendo lío que se ha armado en el seleccionado esloveno tras el descarte de Zoran Dragic, termina por limitar a Eslovenia a lo que proponga y disponga Doncic. «El que se hace llamar entrenador –Aleksandr Sekulic– no tachó de su lista a Zoran. Ha sido él el que se ha marchado de ese circo que hay allí montado desde hace dos años». Son palabras de Svetlana Dragic, esposa del exjugador de Bilbao Basket, en una Eslovenia que vuelve a llamar a Alen Omic para tapar sus carencias en la pintura. Islandia, Francia, Polonia, Bélgica y la «intocable» Israel tiene un poco más de trampa de lo que pudiera parecer en un grupo D muy peligroso. No hay que olvidar que fue Polonia quien apeó a los eslovenos en el último Eurobasket.

En Grecia, por su parte, Giannis Antetokounmpo seguirá lidiando con la falta de espacios por las carencias de su seleccionado en el tiro como principal inconveniente. La última medalla internacional del combinado heleno es el bronce del Eurobasket de 2009, a pesar de la presencia de la estrella de los Bucks desde 2015 de manera casi continua. Lograr reenganchar a Sloukas y a Tyler Dorsey le puede dar tiro exterior a los pupilos de Vassilis Spanoulis, y su primera fase en el grupo C ante España, Italia, Georgia, Chipre y Bosnia le puede deparar una buena posición para avanzar en los cruces evitándose a los principales cocos –Serbia, mayormente– al menos hasta semifinales.

Lo que sí parece claro es que habrá un nuevo campeón y que la era del dominio hispano ha terminado. Sergio Scariolo se despide del cargo de seleccionador español y mientras se aclara si Pablo Laso va a ser su sustituto y si la generación que fue campeona mundial u19 en 2023 –Sergio De Larrea es el único de aquel equipo que ha entrado en esta convocatoria– confirma sus promesas, bastante tiene con capear este chaparrón transitorio.

La búsqueda de un sucesor al campeón de 2022 está abierta. Serbia corre en cabeza y en su mano está agarrar esta gran oportunidad de volver a lo más alto del podio.