Imanol  Intziarte
Redactor de actualidad, con experiencia en información deportiva y especializado en rugby

Turrientes celebra un centenario con la Real que se ha tenido que trabajar a pico y pala

El centrocampista de Beasain disputó el pasado domingo frente al Espanyol su partido número 100 con el primer equipo. A finales de septiembre se cumplirán cuatro años desde su debut, frente al Elche en Anoeta.

Beñat Turrientes posa en Zubieta con una camiseta conmemorativa de su centenar de partidos.
Beñat Turrientes posa en Zubieta con una camiseta conmemorativa de su centenar de partidos. (REAL SOCIEDAD)

No lo está teniendo fácil Beñat Turrientes para afianzarse en el primer equipo de la Real, pero cuando se van a cumplir cuatro años de su debut frente al Elche acumula ya un centenar de partidos. Una cifra a la que llega con 23 años y 7 meses.

Este arranque de campaña ha sido titular en los dos partidos disputados, actuando como pivote, aunque habrá que ver si es capaz de mantener el puesto una vez recuperado Jon Gorrotxategi. No obstante, Sergio Francisco apuntó la pasada semana que Turrientes es uno de esos jugadores que puede actuar en diferentes posiciones del centro del campo y que ha dado un paso adelante en cuanto a agresividad y energía.

Aunque casi nadie pone en duda la gran calidad técnica del beasaindarra y el valor de sus conducciones para romper líneas rivales, sí que pelea contra la etiqueta de ser un poco blando en el cuerpo a cuerpo.

Coincidiendo con este efeméride, el club ha publicado este martes una breve entrevista en su canal de Youtube, en la que el centrocampista de Beasain repasa su trayectoria desde que llegó a Zubieta para jugar en categoría infantil.

«Creo que el sueño de todos los niños de Gipuzkoa es jugar en la Real. Estaba en alevines en el Beasain, y cuando mis padres me dijeron que al año siguiente iba a empezar en los infantiles de la Real fui la persona más feliz del mundo», rememora. 

«Zubieta es otro mundo»

Turrientes explica que «cogí el taxi en Beasain, llegué a Zubieta y conocí a mis nuevos compañeros. Estaba un poco nervioso, fue un día muy especial y siempre lo llevaré en mi corazón. Cuando entras en Zubieta es otro mundo, ves que te hacen las cosas fáciles, y según pasan los años te vas dando cuenta de que eres un privilegiado por estar aquí. Lo cierto es que he disfrutado mucho».

En el vídeo se ven imágenes de aquel estreno, y llama la atención que el beasaindarra destaca por su estatura. Con una sonrisa, repasa los nombres de algunos compañeros y entrenadores, entre los cuales estaba una leyenda como Agustín Gajate. «Algunos hemos tenido la oportunidad de llegar al primer equipo –como por ejemplo Karrikaburu– y otros se han quedado por el camino, pero mantengo una buena relación con todos», señala.

En la segunda parte del vídeo se hace un repaso a sus mejores recuerdos de este centenar de choques, aunque también rememora otros en los que estuvo en el banquillo pero no saltó al verde. «El más especial y en el que mejor me he sentido, aunque igual no me creen, fue el del debut. Estaba muy nervioso, pero en cuanto pisé el césped me tranquilicé y creo que hice un muy buen partido. Además ganamos en Anoeta».

La foto del Giuseppe Meazza

Posteriormente, como mejor momento se queda «con el partido que empatamos en Milán –frente al Inter– para terminar primeros en la fase de grupos de la Champions. Fue un momento histórico para el equipo, estábamos en un gran momento, jugando muy bien, y yo me sentía importante, con minutos». De ese mismo día es su foto más preciada, en la que se ve a todos los jugadores abrazados en el campo, con chancletas de ducha y abrigo, con el Giuseppe Meazza prácticamente vacío y mirando hacia la grada, donde posiblemente ya solo quedaban los aficionados blanquiazules.

Preguntado por qué imagen le gustaría tener, indica que «cuando ganamos la Copa todavía no estaba en el primer equipo, y hablando con unos y con otros, la verdad es que vivir esa sensación sería increíble. Ganar una final de Copa o un título». 

Otros momentos especiales son un partido en casa contra el Valencia y otro fuera frente al Betis en los que se sellaron sendas clasificaciones para la Europa League, y un encuentro contra el Atlético en el Metropolitano «cuando conseguimos clasificarnos para la Champions. Ese día no jugué pero fue muy especial».