Datos y desinformación para aprender de la ola de incendios
Nafarroa ha facilitado a NAIZ una cronología de los dos grandes incendios del verano precisando la ayuda que reclamó al Ministerio. Ni Galiza ni Castilla y León han presentado esta cronología. Sin información veraz, el debate queda desvirtuado y aumenta la probabilidad de que la tragedia se repita.

El monte se apaga y toca hacer auditoría. Para que una ola de incendios como la de este verano no vuelva a suceder se necesitan datos, no furia. El profesor de la Universidad Oberta de Catalunya, Alexandre López-Borrull, sostiene en un artículo en 'The Conversation' que la ola de incendios ha pasado ahora a convertirse en un «fuego digital» y recuerda que está demostrado que, tras una crisis como la que han supuesto los incendios en el Estado español, «la desinformación se propaga más rápido y llega más lejos que la información veraz», apoyándose en un estudio de Soroush Vosoughi, del MIT.
Transformada la gestión de las llamas enbatalla política, la desesperación y la rabia se convierten en la caja de resonancia de cualquier desinformación intencionada, indica este académico.
Y Nafarroa se ve directamente concernida ya que, otro verano más, ha necesitado de recursos estatales y de ayuda de comunidades vecinas para dos fuegos: el de Izarbeibar (Muruzabal, Obanos...) y el de Zarrakaztelu.
GARA ha requerido al Departamento de Interior de Nafarroa una cronología sobre qué medios y en qué momento se solicitaron para la contención de ambos fuegos. El resumen obtenido es el siguiente.
Según Interior, el incendio de Muruzabal «se comunicó a sala por una llamada de una persona en el lugar el día 5 de agosto a las 11.51 horas». Debido a las condiciones meteorológicas (el riesgo era extremo), «se movilizó inmediatamente los parques de Tafalla, Estella, Cordovilla, los dos helicópteros de despacho automático del Ministerio con base en Noain y los dos aviones de carga en tierra de despacho automático del Ministerio con base en Agoncillo».
Hora y media después, esto se vio insuficiente, así que «se activó a las 13.25h el Plan INFONA en Situación Operativa 2 lo que permite solicitar medios aéreos extraordinarios al MITECORD (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico)».
El director de Extinción de Nafarroa llamó a las 13:28 horas al Ministerio y, tras contrastar los medios disponibles, el MITECORD envió: un avión de coordinación y observación (ACO) de León, 12 brigadistas del BRIF de Daroca con dos helicópteros, un hidroavión de Zaragoza y dos aviones de carga de Agoncillo.
No se dispuso de todo al mismo tiempo, ya que hubo otras dos llamadas: a las 14.07 y las 14.32, debido a la mala evolución de las llamas.
Del incendio de Zarrakaztelu, el más complicado de los dos, se tuvo noticia gracias a una llamada al 112 a las 21.42 del 9 de agosto, cuando ya había anochecido y consecuentemente no se podían emplear medios aéreos.
La alerta se elevó al nivel 2 a las 08:00 del día siguiente y a las 8:30 horas se llamó al Ministerio que activó los siguientes medios: el avión ACO de León, la BRIF de Daroca (12 efectivos y dos helicópteros), un hidroavión venido de Pollensa, los dos helicópteros LIMA de Noain, dos aviones de carga en tierra de Ampuria Brava, un avión anfibio de Reus y un helicóptero tipo MIKE de Plasencia.
Además de todo esto, intervinieron en Zarrakaztelu medios de comunidades vecinas (que no son propios del Ministerio), como la brigada helitransportada de Ejea de los Caballeros con un helicóptero y diez efectivos y el helicóptero de extinción que tiene el Gobierno de Lakua con base en Nanclares Oka.

La Consejería de Interior navarra, en la información remitida a este medio, precisa que «hay que ser riguroso con lo que se pide, ya que los medios pueden ser necesarios para otros incendios». Este fue el motivo principal por el que no se solicitó ayuda a la Unidad Militar de Emergencias. Quien adoptó esta decisión fue el director de Extinción.
Imposibilidad de contrastar con otras CCAA
GARA ha intentado contrastar esta cronología con lo sucedido en otras comunidades autónomas para comparar los tiempos de reacción en el plano autonómico y en el ministerial, así como para sopesar la cantidad y calidad de medios que se destinaron a una y otra parte. Siempre atendiendo a que los incendios en Nafarroa se dieron al inicio de la gran ola de fuegos que golpearon Zamora, Ourense, León y Cáceres.
El día 5 de agosto, cuando se originó el incendio en Muruzabal, oficialmente había tan solo dos incendios activos en Galiza. El día 10, cuando se pidió ayuda desde Zarrakaztelu, había seis incendios activos en Castilla y León, otros seis en Galiza y otro más en Cáceres, según los datos de la cronología que publicó 'El País' y que no ha corregido las omisiones de información de la Xunta de Galiza. A partir de ese momento, la cantidad y magnitud de los incendios en la Península se incrementarán hasta superar la veintena, según esta fuente.
Hoy se sabe que la Xunta ni siquiera informó de cuántos incendios estaban activos simultáneamente en Ourense. Yuri Carrazoni, subdirector del diario galego 'Nos', remarca que el propio Colexio de Xornalistes de su comunidad ha emitido un comunicado criticando la falta de información por parte de la Xunta sobre los incendios.

Carrazoni asegura que el Gobierno gallego adoptó la política de no informar de fuegos menores a 20 hectáreas o amenazaran a casas y que, debido a un desliz de la conselleira de Medo Rural, los periodistas se enteraron de que en la comunidad no se habían registrado 49 incendios, sino 492. «Nos han ocultado prácticamente 450 incendios», denuncia el subdirector de este periódico.
Esta ocultación, señala Carrazoni, no se justifica en esa política de las 20 hectáreas. 'Nos' publicó que la Xuna omitió durante tres días el fuego que se había desatado en la la cumbre más alta de Galicia, Trevinca. Solo admitió la existencia de un incendio activo cuando ya llevaban más de 2.000 hectáreas quemadas.
Según el medio independentista gallego, el fuego en Trevinca se apagó después de calcinar entre 6.000 (datos de la Xunta) y 8.000 hectáreas (datos del satélite Copernicus).
En cuanto al tiempo que transcurrió entre la detección del incendio y la petición de ayuda, tampoco disponen de esa información. Carrazoni indica que, según el caso, se informada de que incendios ya notificados pasaban a nivel dos (que debido al riesgo, habilita la petición de ayuda al Ministerio) o directamente informaban de la existencia de un incendio de nivel 2.
Exclusiones con cariz político
En León, otro potente fuego arrasó la parte alta de la comarca minera de Laciana. Se originó en una zona de pastos de Orallo, perteneciente al municipio de Villablino. Su alcalde, Mario Rivas, no puede precisar a NAIZ la hora de inicio, sí que dio el aviso un ganadero, que vio caer al rayo que originó las llamas. Sucedió el viernes 9 al atardecer.
Rivas tampoco sabe cuándo la Junta de Castilla y León pidió ayuda al Ministerio, pero relata que vieron aviones lanzar agua el sábado y que el domingo ya les informaron de la llegada de la UME.
El alcalde de Villablino (del PSOE) critica que se le excluyera del CECOPI y apunta a eventuales motivaciones políticas. Subraya lo extraño de que el puesto de mando avanzado se ubicara en un ayuntamiento diferente y gobernado por el PP.
«Yo les llamaba constantemente, pero la información la obtenía de los técnicos sobre el terreno», prosigue. «A pesar de que fue un incendio de magnitud, han ardido más de 4.000 hectáreas, nunca logré entrar en el puesto de mando avanzado, donde sí estaban otros alcaldes, como el de Ponferrada, q ue son del PP».
Cortar la desinformación cuanto antes
Mientras los datos no afloren y quede reflejada la actuación de cada cual, el debate polarizado y estéril continuará. López-Borrull subraya que es importante reaccionar con celeridad. «La desinformación funciona de manera similar [a los incendios]: una vez encendido el fuego del rumor, resulta mucho más difícil detenerlo y revertir la ola de falsedad creada. La lección es clara: igual que cuidamos los bosques para reducir el riesgo de fuego, debemos cuidar el ecosistema digital para reducir el riesgo de mentiras».
No se puede dejar de lado la evidencia de que los medios más contundentes para la contención de fuegos forestales están en manos del Ministerio y, por tanto, una actuación negligente por parte de cualquier CCAA compromete los medios disponibles en Euskal Herria en caso de necesitarse de manera simultánea. En otras palabras, la gestión de los incendios en Galiza o en León afecta directamente aquí.

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